pagafantas-cama1

Dar amistad a quien quiere amor es como dar pan al que se muere de sed, decía el gran Gabriel García Márquez. ¿Sigues sintiendo algo más que amistad por tu ex pareja y  tienes la esperanza de ir retomando lo vuestro poco a poco? Ten cuidado: puede ser muy contraproducente.

¿Cómo vamos a dejar de hablarnos con todo lo que hemos compartido? ¿Cortar el contacto es inmaduro y rencoroso? ¿Y si la otra persona se molesta?

Son preguntas habituales con las que disfrazamos nuestra resistencia a no asumir la pérdida. En realidad, lo que menos nos importa es la cordialidad o la madurez; lo que nos mantiene ahí es lo mismo que mantiene a un yonki en contacto con su camello de confianza. Necesitamos saber que esa persona sigue existiendo, que hay una remota (remotísima) posibilidad de que algún día, si se alinean los planetas y el Valencia gana la liga, a lo mejor quiera volver a tener una relación con nosotros.

Pasa el tiempo y permanecemos ahí, estancados en la espera, como petrificados; sólo revivimos un poquito cuando la otra persona se digna a llamar, a escribir, a quedar para ir al cine o a mantener unas relaciones sexuales que nos reencuentran con el vacío del que querríamos huir cada vez que nos aferramos a alguien que en realidad, ya se ha ido.

El caso es que resulta tan improbable como difícil pasar de los mimos, de los besos, de las caricias y los proyectos de futuro al ahora somos amigos. Puede que después de mucho tiempo, cuando las heridas estén cerradas y ambos os seáis indiferentes en el terreno sentimental, sea posible retomar una verdadera amistad. Por el momento, mientras en tu cabeza esté el monotema recuperar a tu ex, olvídate de ser su colega del alma. 

¿Estás en esta situación y no sabes cómo salir?

Empieza por pensar cuáles son tus prioridades. Si tu prioridad es tu salud emocional, tu felicidad futura, tu recuperación y tu bienestar personal, has de defenderlos por encima de otras consideraciones. Si tu prioridad es que la otra persona no se moleste y no se sienta mal, sigue ejerciendo como su soporte afectivo/sexual sin compromiso alguno de su parte.

Cuando una persona deja a otra, ha tomado una decisión que acarrea unas consecuencias. Debe asumir que nada volverá a ser lo mismo y que puede que ni siquiera sobreviva una relación de simples conocidos después de superar la ruptura. Si continúas ahí manteniendo una amistad que es falsa (porque tú no quieres realmente una amistad) con la idea de una reconciliación o reconquista, lo que sucederá es que tú te estarás haciendo daño de forma gratuita y el otro te percibirá como alguien sin dignidad a quien puede utilizar a conveniencia.

Técnicamente, te has convertido en el/la pagafantas de tu ex.

Olvídate de reconquistar así. A día de hoy, nadie se enamora de una persona que se deja pisar.

Puede que quieras terminar con todo este tinglado, pero te sientas bloqueado/a y no sepas cómo actuar. En este caso, prueba lo siguiente: empieza por poner los ojos en tu vida más allá de tu ex pareja. Haz planes con otras personas, practica algún deporte, apúntate a un curso, planéate un viaje…empieza a desapegarte poco a poco hasta que tus energías estén repartidas y no concentradas en estar pendiente de las llamadas, mensajes o propuestas para quedar de tu ex.

Si nos han dejado (contra nuestra voluntad) y seguimos conservando sentimientos hacia la otra persona, la amistad, en esos momentos, es prácticamente inviable. Necesitamos tiempo para desenamorarnos, desengancharnos y poder procesar la pérdida de una relación significativa que ya ha dejado de existir.

Si no te permites pasar por este periodo de reajuste y duelo, te quedarás en esa tierra de nadie en la que ni eres amigo, ni eres pareja, ni todo lo contrario. Esta actitud tiene varios peligros: retrasar tu recuperación, dañarte emocionalmente, caer en un estado de depresión y apatía resultado de vivir en el pasado y no en el presente y por último, probablemente acabar acumulando una buena provisión de rabia y frustración por aceptar algo que no quieres, para no perder algo que ya no está.

Cuán importante es saber despedirse en su momento, con dignidad, y darse el tiempo y espacio necesario para aceptar las pérdidas ¡y como nos resistimos a ello! Si estáis determinados a tener una verdadera amistad, no hace falta forzar las cosas en los momentos en los que uno no se siente preparado, porque cuando esto se hace, no surge una bella relación de amigos, lo que surge es una situación desequilibrada donde una persona se mantiene con esperanzas y la otra, se aprovecha de ello en una posición claramente superior.

Tuviste una relación con esa persona, de acuerdo: y esa relación fue importante y signicó muchas cosas íntimas y verdaderas. Entonce, respeta lo que sentiste y lo que compartiste y  en lugar de andar arrastrando el cadáver, concedele un entierro digno en honor de lo vivido.

Si decides que estás dispuesto a cerrar ese ciclo, te servirá para empezar a reconstruir tu autoestima y ganar fuerza para poner fin a una pseudorelación en la que tú tienes sed y te están dando pan para hoy y hambre para mañana.