pasar pagina

¿Se puede iniciar una relación sin haber terminado un duelo? ¿Es posible enamorarse de nuevo cuando aún recuerdas a tu ex pareja? ¿En qué punto sé que estoy emocionamente disponible?

Hombre, por poder, puedes intentarlo. No va a venir la Policía del Duelo a ponerte un multazo si infliges las leyes de la recuperación sentimental: eres libre.

Hay un trecho de este largo camino del duelo en el que sabes perfectamente que no estás preparado. Puede que intentes iniciar algo, o que caigas en la consabida relación rebote y a estas alturas ya hayas averiguado que en contra de la sabiduría (o ignorancia) popular, un clavo no saca a otro clavo.

En esta etapa, puedes verte haciendo algunas de estas cosas:

– Comparando constantemente a todos los aspirantes que conozcas con tu finiquitada ex pareja.

– Sacando a relucir el daño que te hizo la ruptura y la super coraza que te has puesto para no sufrir, en casi cada una de tus citas.

– Teniendo intentos de relación abortados por repentinos agobios y ataques de pánico.

– Haber encontrado a una persona muy buena, que te trata muy bien, pero que no te llena (la consabida relación hospital).

Pero ¿y si ya ha pasado el tiempo y no estás seguro de haberte recuperado?

Puede que te preguntes esto porque sigues acordándote de vez en cuando de esta persona y aún sientes ecos de rencor, momentos de tristeza y algún que otro arrebato de nostalgia. Por otra parte, ya duermes y comes con normalidad, estás disfrutando de la vida y has constatado, para tu asombro, que tu libido no estaba muerta, estaba de parranda. Esta dicotomía te confunde: ¿debo esperara hasta no sentir absolutamente nada por mi ex pareja?

No sé hasta qué punto es posible el olvido total sin pasar por una lobotomía, por un Alzheimer, o en el mejor de loscasos, por un proceso catártico integral a todos los niveles. Puedes superar un duelo con éxito y sin embargo, tener momentos puntuales en los que eches de menos a esta persona o te sientas triste por la reminiscencia de esa pérdida. ¿Cuál es el problema? Que la tristeza, el echar de menos, la culpa, o el dolor son emociones non gratas, emociones que no debieran estar ahí, emociones que amenazan constantemente ese imperativo cansino y frustrante que nos dice constantemente que hay que estar siempre bien.

A tal extremo lleva esta nociva filosofía, que en la más reciente versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales que publica la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, se convierte en patología prácticamente todo comportamiento humano que se desvíe de la más absoluta planicie. Quizás deberían resumirlo en que el hecho nacer persona ya de por sí constituye una seria patología.

Es improbable que seas absolutamente indiferente a las personas que fueron importantes en tu vida o por lo menos, que lo seas ante su recuerdo. O en última instancia, ante el recuerdo del sufrimiento. Tanto si pierdo a mi pareja como si fallece alguien a quien quiero, no dejan de haber existido porque yo impepinablemente tenga que seguir con mi vida. Si dejásemos de considerar esto un problema, simplemente dejaría de serlo.

Estar recuperado para iniciar nuevas relaciones significa aceptar que las cicatrices son cicatrices: existen, no se volatilizan y en algún momento podemos sentir el tirón que nos dejó un dolor o una ausencia. Quien no sienta nada de esto, o es muy joven, o poco ha vivido.

Asimismo, uno está preparado cuando recupera la vulnerabilidad. No estás preparado porque te pones una coraza y nadie volverá a hacerte daño. Estás preparado porque de antemano, asumes la posibililidad del daño. Porque ya transitaste ese camino y encontraste tantos milagros en el amor, como los encontraste en el dolor. Porque, como diría Sinuhé el Egipcio, durante tu vida has sufrido tantas pruebas y pérdidas que el vano temor no puede atormentarte. En definitiva, estás preparado cuando tu deseo de amar es muy superior a tu miedo, a tus traumas, a tus desconfianzas, hasta el punto que todo obstáculo se antoja pequeño ante el más completo y contundente sentido de ese amor.

¿Y si empiezas una relación a destiempo? Técnicamente, es la manera más rápida y efectiva de saber si estás realmente preparado. Un amor sin base pronto se revelará endeble, lleno de dudas, vaivenes y carencias. Amarás con tacañería, a incómodos plazos o te entregarás a trompicones y sin criterio alguno. Y sin embargo, ante la duda, cualquiera de estas experiencias fallidas será mucho más relevadora para ti que lo que puedas leer o lo que puedan contarte. Mi consejo, decidas lo que decidas, nunca dejes el trabajo de seguir conociéndote y aprendiendo. De eso se trata.