¿Qué quieres hacer de mayor? Si hubiéramos sabido lo que nos esperaba cuando éramos tan jóvenes como para escuchar esta pregunta, la respuesta sería: no ser mayor.
Cuando yo tenía 18 años, mi vida estaba muy bien programada. Iba a estudiar filología, me casaría con mi novio de entonces, tendría uno o dos hijos, una hipoteca no demasiado onerosa y un contrato fijo en una buena y sólida empresa. En realidad, no eran mis planes, sino lo que suponía que todos íbamos a hacer. De hecho, muchas de las personas que conocía por entonces, a día de hoy pueden presumir de haber cumplido con todo el farragoso asunto de los planes. Yo no fui una de esas personas.
Todo intento de perseguir estos ordenados objetivos, me hizo infeliz. En muchos momentos de mi vida me pregunté qué pasaba conmigo, qué me faltaba, cuál era mi error de programación que hacía que no funcionase como el resto de la gente que tenía a mi alrededor. Y chocaba una y otra vez con los mismos muros: las cosas se hacen así y no asao; ya lo entenderás cuando seas mayor; así es la vida… No señores, soy mayor y sigo sin comprenderlo.
¿Tan erróneas eran mis preguntas y pensamientos, tan desincronizada me encontraba con la naturaleza misma de la vida?
Tardé 15 años de mi vida en dejar de luchar para conseguir algo que en realidad, nunca quise conseguir. Y me encontré a las puertas de la mediana edad, con un montón de cosas que me habían costado un esfuerzo considerable tener y que francamente, no me importaban un pimiento.
Con una percepción distinta ahora, veo a mi alrededor personas de 20, 30, 40 y más allá aún, que desmienten todos los tópicos asociados a sus respectivas edades. Chavales que quieren vivir como sus padres y padres que quieren vivir como sus chavales. Adolescentes llenos de miedo a vivir, y adultos hartos de vivir con miedos. Chicos y chicas que no se atreven ni a salir de su ciudad y hombres y mujeres que lo dejan todo y empiezan de cero. Y me emociono. Porque todo cuanto desafíe al imperativo cronológico, es un alegato para abolir la esclavitud del tiempo.
¿Qué orden debieran tener las etapas? ¿Hay una edad para cada cosa? ¿Qué significa la madurez? ¿Qué tendría que estar haciendo a mis años?
Cada persona debería aprender a encontrar sus propias respuestas a estas preguntas. Sin embargo, en este desordenado mundo personal y emocional en el que rara vez se cumplen los planes, empieza a dibujarse un hecho claro y conciso: si tener una determinada edad te obliga a adoptar una filosofía de vida contraria a lo que tú eres, acabarás teniendo que fingir una edad diferente para poder ser tú mismo. Aquí es donde nos vemos, con 40 años, necesitando volver a tener 15. Algo que no habría ocurrido si con 15 años no hubiésemos querido vivir como si tuviésemos 40.
Sea cual sea la etapa de tu vida, que sea tuya y no propiedad en usufructo de los prejuicios ajenos. Descubrirás que en realidad, la única decisión sana, lógica y coherente que existe, es la de no tener edad. Pero quizás hasta que empecemos a no ser felices haciendo lo que se supone que tendríamos que hacer, no nos demos cuenta.
No tengo ni la menor idea de lo que debería estar haciendo ahora, a mis 35 años. Sé, no obstante, lo que quiero estar haciendo ahora mismo y me despierto cada día con enorme curiosidad.
Dentro de unos meses, se casará una conocida de la familia, en segundas nupcias, con 84 años. Mi amigo Martín, que andará por los 40, presentará en enero, su primera revista de cine. Mi amiga Abi se enganchó al deporte después de toda una vida renegando de ello, a sus treintaitantos. Y hace una semana, conocí a un ex ejecutivo que dejó su multinacional para dedicarse a la terapia transpersonal. Con 50 años.
Ninguno de ellos son genios, locos, extravagantes o visionarios. Simplemente personas normales que tuvieron que hacer y deshacer muchos planes.
Un abrazo a todos y nunca olvidéis que la juventud no nace, la juventud se hace.
(Película recomendada: After)
Ojalá sea como dices, solo puedo darte las gracias de corazón Cristina, de veras creo que tienes razón, pero si no la tuvieras para mi seria intranscendente me quedo con las puertas que abres donde todo y todos las cierran, a pesar de que la vida no se me da bien, ni me va bien, tenerte de amiga y compañera en quien confiar es una suerte, eso sí se que se lo debo a la vida.
Un beso enorme, y gracias de nuevo por tu dedicación a todos los que conoces, gracias!!!
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Muy buena tu entrada, dejémonos de tópicos y vivamos lo que nos apetezca vivir y no lo que toca.
No nos agobiemos por la edad. Una vez escuché la frase «Que edad tendrías si no supieras que edad tienes», y la encuentro fantástica.
Sigue con tu trabajo, lo haces fantásticamente bien!!!
Un abrazo gigante
Me gustaMe gusta
Tremendo post, Cristina,
Secundo totalmente cada una de tus afirmaciones.
En mi caso, han tenido que pasar casi 34 años para darme cuenta de que quiero vivir a mi manera (ojo, que no tiene nada de especial, pero es la mía). Me deshice de todo aquello que se suponía que ‘tenía que hacer’ y me lancé al ruedo. No ha sido fácil, pero vale la pena.
Despertarte cada día sabiendo que ‘ahora sí, ahora sí que soy yo y no lo que se supone que debo ser’ es un gustazo.
Aprovecho para decirte que leo y releo cada una de tus entradas; son fantásticas 😉
Un abrazote
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Que alivio leer esto, de verdad, de todo lo que escribes en el blog, esta es la vez que mas identificada me sentí ( Y mira que es complicado), creo que nunca me identifique con nada escrito como con esto, ¡y yo que pensaba que era un bicho raro! . Gracias ! me encanta ver que no soy una especie de desencajada social.
Desde muy pequeña, creo que con 5 años, ya me di cuenta que no me gustaba la rueda de la vida ( que es como yo llamo a seguir lo que se «debe» hacer). Recuerdo que todo empezó cuando presencie como una prima mía se quedo embarazada sin buscarlo con 17 años y por aquel entonces la obligaron a casarse, tuvo después varios hijos más y vi como perdió su juventud envuelta por el que dirán en una vida que le sepultó la juventud y las ganas de vivir, y lo que es peor a pesar de los años ella siempre mantenía una especie de pose social de que estaba muy contenta con su vida a pesar de las circunstancias y como había algo en sus ojos que me decía que no era así. Y el tiempo a cabo demostrándolo.
Siempre me ha llamado la atención como la gente que sigue el patrón, no tiene aparentemente la sensación de estar tan perdida como yo. Tiene como esa especie de tranquilidad de , ¡ Yo ya he cumplido! y en el fondo a veces pienso, oye como eso es lo que quieren, serán felices, han conseguido lo que quieren, también tengo muy claro que en muchos casos , se niega la realidad, pero no se suele reconocer. Hay de todo. Pero también me percato de como te miran raro, por no hacer lo que ellos, y parece que les damos pena, los pobrecitos que no hemos conseguido todos sus logros, la verdad es que me repatea un poco esa prepotencia sobre los que no somos como ellos. Y oye no pierden la ocasión de decirte que a que esperas para esto o lo otro y que si se te pasa el arroz, … en fin. Yo les digo que tengo «arroz brillante», que no se pasa ! Pero a veces pienso, a ver si me estoy perdiendo algo, y me arrepiento mañana.
No es que esto que acabo de contar sea un ejemplo de lo que quieres decir, pero esto me traumatizo, y empece a observar a toda la gente que hacia lo que se «debe» y me dio miedo , el matrimonio, hipoteca , hijos, creo que lo veo un poco como condenas que no van conmigo, y no se porque yo eso no lo quería para mi, pero lo que es peor tampoco sabia lo que quería, pero eso no. Si puedes darme alguna pista de que te llevo a conseguir encontrar un camino que te llevo a esa paz a pesar de no hacer lo que se «debe», te lo agradecería, tengo algunos años mas que tu y sé lo que no quiero, pero todavía no sé lo que quiero.
Otras de las cosas importantes que me gustaría comentarte respecto a esto, es que con el tiempo he tenido la sensación de que si luchas por tus sueños es complicado mantener una vida «normal» en mi caso ha sido así, hace un año y medio mi pareja de dejo y tengo clarísimo que uno de los motivos principales que alegó fue que después de muchos años de una relación a distancia en la que se suponía al principio el vendría , termino por no hacerlo y escuchaba como todo mi entorno , su familia y él , me decían tienes que irte con él, (Salvo excasísimas excepciones), si no vais a terminar, y me fastidia reconocerlo, me sentí culpable por no haberlo hecho, la cuestión es que me dejo por una persona que conoció en su actual lugar de trabajo y que si parece estar dispuesta a seguirle por el mundo, no como yo..
Después tras mucho darle vueltas y abrirme la mente, me di cuenta de que no me dejo por no ir tras el, y hacer lo que se supone que «debía» hacer, me dejo porque no me quería, era dependencia, , porque si cambias a una persona después de tanto tiempo por otra, y encajas tan pronto y tan bien , esta claro que lo que quieres es compañía y no sentirte solo, cosa que se cubre con mas facilidad que el amor. No se si me equivoco, pero ya no se cuando tomo decisiones, si es por miedo, si es por que tengo claro lo que no quiero , o si es porque algo dentro de mí me dice que no, y suelo hacerle caso.
En fin gracias otra vez y yo aquí sigo , esperando a encontrar mi norte o para que vine yo a este mundo, pero al menos ya no me siento tan rara.
Me gustaMe gusta
¡Hola Gadam!
Me encanta una viñeta que me pasaron, en la que se representaba un grupo de animales muy diferentes (un elefante, un perro, un pingüino, un pez…) frente a un examinador que les decía: «Para una selección equitativa, vamos a hacer el mismo examen a todos: por favor, trepen a un árbol».
Todos somos diferentes y lo que no es ni medio normal es que se haya llegado al punto en que se pretenda que tantas personas con aspiraciones, deseos, experiencias, características y anhelos tan distintos, ejecuten exactamente el mismo tipo de vida.
El resultado de este despropósito es que tenemos a un montón de gente traumada por sentirse erróneos, luchando por encajar a la fuerzas en un molde que ni siquiera es natural y deshaciendo lo que ya hacían cuando eran niños: ser ellos mismos.
No sé si te puede servir como pista, pero en mi caso esta especie de rebelión se fraguó a través de determinadas vivencias claves en mi vida, pero el catalizador fue una ruptura de pareja muy dura que me llevó a replantearme todo el sentido de lo que estaba haciendo y que de hecho fue el germen, años después, de Locos de Amor.
Yo tenía la vaga idea de que el propósito de mi existencia llegaría así sin más, pero lo cierto es que durante esa etapa aprendí que las ideas no vienen cuando estás parado esperando, sino cuando haces cosas, aunque no sean las cosas que creas que tienes que hacer: y así empezó todo. Saliendo de mis rutinas, probando cosas nuevas, experimentando, charlando, explorando…intentando conocerme mejor y ver de qué podía ser capaz.
Toda vivencia que se experimenta a partir de la consciencia y el aprendizaje, te va encaminando. Sin este proceso previo, creo que es difícil llegar a un momento de revelación instantáneo donde todo lo ves claro. Incluso en los casos de aquellos que «vieron la luz» a raíz de una tragedia, enfermedad o suceso extremo, hubo un largo proceso posterior de redescubrimiento y reestructuración personal.
Es un viaje muy hermoso, pero un viaje para el que hay que darse permiso, y sobre todo, perder el miedo al no seguir el plan. A fin de cuentas, vivimos en un mundo lleno de personas que se reinventan cada día y…no pasa nada.
Abrazotes!
Me gustaMe gusta
Creo que a todos nos han educado más o menos para seguir «El Plan»: «Estudia, trabaja en una multinacional, hipotécate, cásate, ten niños y muere». Conozco a muchos que están siguiendo escrupulosamente el «master plan» pero no por ello les veo especialmente felices. Es más, les auguro tumultuosas crisis de los 40 porque a los treintaypocos no han conocido más que al novio/a de toda la vida, viven para pagar hipotecas imposibles, tienen horarios asfixiantes en trabajos que no les llenan… En fin, creo que nos educan para un mundo que ya no existe porque ya no hay trabajos ni parejas para toda la vida (afortunadamente, si no sería aburridísimo). El problema es que muchos aún no han aceptado que la vida es cambio y que hay muchas formas de vivir, sólo hay que atreverse 😉
Me gustaMe gusta
Acabo de terminar de leer El guardián entre en centeno y, además de parecerme buenísimo «y todo eso» ( que diría su protagonista, Holden Caulfield 🙂 lo cierto es que me ha deprimido un poco. Porque creo que irremediablemente todos perdemos esa parte de sagrada inmadurez que creo que nos haría valorar la vida de otra manera, sin tanta rigidez, sin necesidad de gustar a los demás… Estoy de acuerdo contigo Cristina en que cada uno debe considerarse lo mayor o joven que quiera para vivir su vida como quiera. Pero este mundo (al menos el occidental que nos ha tocado vivir) está haciendo lo imposible para conseguir que todos sigamos ese camino que quieren que sigamos.
Cuando yo era adolescente apenas me daba cuenta de cuán grande es la rueda, y lo mucho que absorbe. No es que yo sea una infeliz pesimista que crea que ya es muy tarde para todo, pero si creo que no sólo es necesario que nosotros queramos vivir de una determinada manera, sin importarnos los estándares sociales y el qué dirán, para que seamos felices…Crep que en gran parte no será del todo posible para la mayoría de la gente vivir cómo quieran porque la sociedad no nos ayuda en absoluto a ello (consumismo sin sentido, educaciones rígidas, padres que a penas ven a sus hijos, o que les educan malamente…)
Vaya, me está quedando esto más negativo de lo que pensaba…
A lo que voy es que yo, que también estoy en ese proceso de cambio (también motivado por una ruptura, aunque de ahí han salido, gracias a dios, muchas más cosas, no dejó de aprender cada día), no puedo evitar pensar a veces que da igual lo mucho que me proponga ser cómo yo quiera ser, porque al final vivimos en este mundo con gente que sí está en la rueda, gobernado por gente que cree en la rueda y que no prepara a la juventud para pensar por si misma ni a plantearse si quiera que puedas vivir al margen del Gran Plan.
Dicho esto, me encanta tu blog y espero que cada vez lo lea más gente y les anime, como lo hace conmigo, a vivir siendo coherente consigo mismos. Felicidades y gracias.
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Yo tengo 38 años, he estado saliendo un año con un chico divorciado con un hijo de 3 años. Cuando empezó todo era disposición a hacer una vida juntos, tener hijos, planes futuros comunes, pero hace 5 meses él decidió dejar la relación porque decía que no estaba convencido, que él ya arrastraba un hijo y que mi situación era diferente, etc. (vamos, que todo eso ya lo sabía cuando me conoció y podía haberlo dicho antes).
Yo estoy superando mi duelo, me he apuntado a actividades, intento conocer a gente nueva aunque vivo en un sitio pequeño, e intento centrarme en mí. Pero dentro de mis ilusiones está formar una familia y tener hijos, y a mi edad, entre que vuelvo a conocer a alguien, conectamos, vemos que tenemos las mismas prioridades, y demás, veo que es difícil que se cumpla. ¿Cómo puedo dejar de sentir ansiedad en ese sentido? Mi presente intento llenarlo día a día, y al final del día tengo la sensación de ser feliz, pero no puedo evitar que en el aspecto de la maternidad en concreto, es algo que puede verse frustrado.
Gracias
Me gustaMe gusta
Hola Sara,
Realmente estos planes de vida -tener hijos, planes futuros, etcétera…-se van forjando a lo largo de la relación en cuando ésta gana en solidez y consistencia, lo que no tiene mucho sentido es ponerse a plantear todo esto al principio de la misma, que aún estás conociendo a la otra persona como pareja. Por decirlo de otra manera, que una persona quiere tener hijos y estabilidad, no significa que vaya a quererlos contigo y viceversa.
Creo por lo que cuentas que tu propio anhelo te hace empezar la casa por el tejado y la prisa en estos casos está resultando ser la peor de las consejeras.
Si tu deseo es ser madre y resulta que no encuentras a la persona adecuada, tienes otros medios a los que recurrir y aunque al final no vayas a utilizarlos, lo cierto es que saber que existe esa posibilidad, suele resultar bastante tranquilizadora.
Por demás, se trata de ir afrontando esos miedos poco a poco, con sentido común y con calma. Hay muy pocos caminos en esta vida que estén realmente cerrados.
Abrazos
Me gustaMe gusta
Querida Cristina,
Preciosa entrada. Yo siempre he hecho todo lo que debo y, en mi caso, el escape al atrapamiento que suposo para mí el meterme en una hipoteca, desencadeno una infidelidad.
Yo siempre quise marcharme al extranjero, vivir unos años allí y, en concreto, desarrollar en europa una faceta de mi trabajo que aquí sé que terminaré por tener que abandonar pero que me llena especialmente.
Hacerse mayor, que la situación fuera la adecuada para meterse a comprar un piso, tener suficientes ahorros, una pareja estable… en fin, haber conseguido todo lo debido en resumidas cuentas me hizo darme cuenta de un hondo pesar dentro de mí. Pensé que algo debía andar mal conmigo porque todos a mi alrededor me indicaban lo afortunada que debía sentirme por tener todo lo que tenía pero yo me sentía y me siento atrapada.
Ese ahogo, me hizo acercarme a alguien con la misma pasión profesional que yo. Lamentablemente, a un hombre al que su mujer había dejado por haberla sido infiel. Para mí, compartiendo experiencias hermosas a nivel laboral, él se fue ganando un hueco en mi vida y, aunque yo siempre había guardado las distancias, no fuí capaz de ver sus intenciones y le deje acercarse en exceso. Demasiado cerca, hasta llegar a estar dentro de mi vida. Él sólo quería sexo de mi y enseguido empezó a negociar con la alegría que me daba a nivel laboral para conseguirlo. Se lo dí, me parecía que darle sexo a cambio de lo feliz que me hacía en otras facetas de mi vida no era tan malo y me autoconvencí de que sólo era sexo y de que eso no cambiaba lo que teníamos y que se había gestado hacía años tras más de 10 años trabajando en campos similares.
Ahora miro atrás y sé que fue una idiota y que acudí al matadero feliz, como un corderito.
Por su parte, lo que inicialmente eran buenas palabras, buenos actos y diversión, se convirtieron en una presión continúa, en una sucesión de insultos hacia mi integridad y ética por ser una puta que se acostaba con dos hombres, su pareja y su antiguo compañero de trabajo.
Este nuevo hombre en mi vida, fue realizando diversos actos, escribiéndome diversos mails y mensajes hasta conseguir que mi pareja anterior lo supiera. Quería romper mi vida para dejarme atada a la suya sin capacidad de huir. Quiso aumentar la dependencia que yo sentía de él convirtiéndose en mi jefe para que yo dependiera económicamente de él. A esas alturas, sus flirteos, mentiras y su manera de hablarme para minarme como ser independiente, hizo que mi miedo a estar con él superara a mi miedo anterior a estar encajonándome y a estar dejando de lado mis sueños por llevar una vida ordenada y acorde a lo convencional.
Ahora estoy rota por dentro. Luchando por encontrarme, por poder saber quién soy, qué quiero, adónde puedo ir así… Supongo que el tiempo todo lo cura y que podré volver a sonreir por las mañanas como siempre hice hasta el fatídico septiembre de 2014, cuando creí que él sólo quería sexo y que con tener cubiertas sus necesidades de sexo, el resto sería tener a alquien más a mi lado, que me hacía feliz porque era para mí una herramienta que me permitía desarrollar la parte de mi profesión que adoraba, la razón por la que la elegí, aunque ahora no pueda dedicarme a esa parte de mi profesión. El dolor no es fácil que se vaya y no ha pasado tanto tiempo. Mis intentos de dejarle sin afectar a la relación profesional que teníamos, difíciles, porque no pierde ocasión para atacarme y hacerme ver que a sus ojos soy una persona sucia, indigna, que los demás dejarían de lado si pudieran conocer como él me conoce. Y duele. El contacto cero aún es difícil, pero estoy en ruta hacia él, buscando nuevos grupos de trabajo y, tal vez incluso cambiándome si puedo de ciudad para no tener que coincidir con él nada más que en grandes reuniones en las que no es difícil evitar cualquier acercamiento juntándome rápidamente con cualquier otro grupo de compañeros.
Agradecería cualquier comentario que me ayudará a entender qué me pasó y como pude cometer un error tan grande, que me costará perdonarme, que me dolerá mucho tiempo, que me hará daño a nivel profesional y que ha destrozado la vida que tenía.
Me gustaMe gusta
Hola amiga,
Creo que lo que te pasó y te pasa en el fondo lo sabes y tienes miedo de afrontarlo.
Has cumplido con todo lo que se suponía que debías de cumplir, como bien dices, pero ha tenido que venir una relación tóxica a tu vida para descubrir que ni sabes quién eres, ni sabes aún lo que quieres. Ni siquiera sabes que vida vivirías si fueras libre para escogerla.
Estamos entrelazados en los sutiles engranajes de un sistema que se alimenta de nuestros miedos y que a su vez, es producto de ellos. Sólo saliendo de esos esos engranajes, atreviéndonos a escoger de verdad, a apostar por un camino en particular y no por todos y ninguno en general, averiguamos que tenemos ahí dentro y hasta dónde nos lleva, cual es la verdad última a la que debemos acceder una vez nos quitemos todo lo que nos tapa esa puerta.
El problema, en un 99% de los casos, siempre es el miedo. Por quedarte en un lugar para evitar una pérdida, al final, acabas perdiendo todo lo demás y llorando esas carencias, esos vacíos, esas cosas que no se hicieron, con la pobre compensación de la seguridad, que rara vez va de la mano con la felicidad.
Las respuestas no las vas a encontrar intentado volver a lo que antes tenías que es precisamente lo que te llevó a una relación tóxica. Las respuestas las vas a encontrar en un replanteamiento integral de tu vida. ¿Y sabes qué? Que cogerte un buen tiempo para ti, aprender a estar sola, viajar, enfrentarte a tus demonios, a tus miedos, a tus carencias, sin el sempiterno refugio de otra persona u otra relación, te ayudaría mucho, mucho más que intentar recomponer lo que dentro de ti, ya sabes que está más que roto.
Abrazos!
Me gustaMe gusta
Hola,escribo pues ya tengo 40 y me identificó con lo que aquí escriben. Tengo ganas de ir al campo como cuando era chica y estar sin preocupaciones,y etc etc….más no puedo. Son muchas las cosas que me lo impiden y por ende me frustró,no he tomado buenas decisiones con respecto a mi aspecto laboral y mi economía es el principal impedimento. Quisiera ser otra persona que no tuviera esas ganas de volar y dejar la rutina, más no puedo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Vane,
¿Y por qué no puedes?
Me gustaMe gusta
Cristina:
simplemente maravilloso tu artículo. Muchas gracias de corazón.
Me gustaMe gusta
Me encanta como escribes. De verdad me destapo ante ti.
Me gustaMe gusta
Hola Cris!!
Antes de empezar a contar un poco de mi historia, quiero felicitarte por este espacio que has creado donde perdidos como yo, encontramos que no estamos solos, y que somos muchos en el mismo camino de incertidumbre y miedos.
Tengo 31 años, actualmente trabajo y estudio. Pero, y aquí va el pero, ni mi trabajo ni lo que estudio es de mi total agrado. Desde muy pequeño quise ser médico, incluso al terminar el colegio me inscribí en un par de universidades, pero no fui admitido. Esto me frustró, y me dejé convencer por mis padres y algunos familiares que debería estudiar para ser ingeniero, que eso era lo que me daría un futuro excelente y muy buenos ingresos, y cometí el primer gran error, nunca me han gustado las matemáticas, de hecho no soy muy bueno para ellas, y sin embargo me metí a esa carrera. Fracasé, como es de esperar, perdí casi todas las asignaturas, no sentía pasión ni gusto por esa carrera. En el segundo semestre decidí cambiarme de carrera, como no pude hacerlo a medicina, lo hice a psicología (la cual si me gustaba, pero no era mi elección como futura profesión), cuando empecé me gustó, me llené de entusiasmo, pero tampoco estaba enamorado de la carrera. Estudiaba por estudiar, no por pasión. Luego me tocó abandonarla por razones económicas, pasaron 4 años hasta que pude retomar mis estudios. Cuando volví a la universidad (con 27 años), aparte de mis líos personales (siempre en la búsqueda de pareja fallida), vacíos, miedos, y nuevamente por mala economía, lo dejé. A mis 29 se me ocurrió la brillante (pésima) idea de inscribirme en una universidad pública, y al ver que en su oferta académica no estaba ninguna que me gustara, elegí la que mas se acercara a mi perfil (si es que sé cual es), ser maestro de español y literatura… Y ahora lo he dejado de nuevo, no me gusta, quiero volver a la psicología o cumplir mi sueño de ser médico… Mi vida como ves es un 8, tenía muchas ganas de compartir un poco contigo mi loca vida jejeje…¿algún consejo?. Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Hola Jff VC,
¿Un consejo? Que hagas Medicina.
En el peor de los casos (que no sea lo que realmente quieres) mejor darte cuenta ahora que convertirlo en una obsesión eterna. Y en el mejor de los casos, lograrás cerrar esa etapa de tu vida.
Abrazos!
Me gustaMe gusta