Ya tenemos una canción de Luis Fonsi para lo de no eres tú soy yo. Ahora nos falta otro temazo para ilustrar la insoportable levedad del no quiero nada serio, pero no quiero perderte. 

Si estás viviendo esta situación, probablemente estés haciendo un Máster Avanzando en Pajas Mentales Absolutamente Inútiles. 

Tendrás a todos tus amigos movilizados elucubrando teorías a cada cual más peregrina y por supuesto, aconsejando. Que es que nos gusta mucho aconsejar. Si no hay amigos, pues los foros de internet, que todavía tienen más peligro.

Desde el consabido deja que fluya (a día de hoy, nadie ha averiguado exactamente que significa eso), hasta el consejo estilo psicoterapeuta: dale tiempo, necesita superar sus traumas, sus miedos, su ex le hizo mucho daño, quizás sea un chico tímido y le cueste, etcétera…

Vamos, que en lugar de ser tu amigo, parece el suyo…

Pero al final, hablarás del tema por activa y por pasiva y te quedarás como estás.

Y no me extraña.

Porque el no quiero nada serio pero no quiero perderte es una de esas propuestas rocambolescas e incoherentes que nos ponen a la razón y al corazón en plan tertulianos del Sálvame Deluxe.

¡Si quiere estar conmigo es que me quiere!

¡Si no quiere nada serio es que no me quiere!

¡Pero me mira con ojitos de carnero degollado y me dice cosas bonitas!

¡Pero va a su bola y pasa de mí tres kilos de lomo de cerdo adobado!

¡Corazón, eres subnormal!

¡Cerebro, te voy a dar una guantada que te voy a dejar más tieso que una momia egipcia !

En fin, que si te han soltado esta perlita y el miedo a perder a esa persona está por encima de tu dignidad, ya habrás probado de todo. Las excusas que normalmente irás manejando para persistir, empezarán por el consabido y temible voy a dejar que fluya (ya me contaréis como fluye algo que ha decidido una persona y con la que la otra no está nada de acuerdo) o bien, voy a darle su espacio, o voy a esperar a que me coja cariño o a que me necesite tanto que no pueda vivir sin mí, o a que de repente se le cambie el cerebro por otro y entonces me quiera lo suficiente como para comprometerse conmigo. La opción del cambio de cerebro, sin duda, es la más curiosa. Una se imagina una escena como la del doctor Finkelstein de Pesadilla antes de Navidad, intercambiando los cerebros de sus muñecos para hacerlos a su gusto.

Esto por lo general no sucede. Ni fluye, ni se le cambia el cerebro, ni nada de nada. Si te está diciendo que no quiere nada serio (obviemos por un rato lo de no querer perderte), esto ocurre principalmente porque no siente lo que espera sentir como para darte un verdadero lugar en su vida. Entonces, ¿por qué no quiere perderte?.

Piensa en las cosas que tú le estás proporcionando. A lo mejor, estás sexualmente disponible cuando esta persona tiene ganas de darse un buen achuchón. O estás emocionalmente disponible para cuando necesita una dosis de cariño. O le haces un papelón estupendo como terapeuta gratuito cuando quiere desahogarse. En fin, ten por seguro que si te están diciendo esto, es porque hay un beneficio para la otra persona del que depende o del que no le apetece prescindir. Normalmente, el beneficio se traduce en que le mantienes entretenido. Y aunque no seas el entretenimiento que más le interese, no hay otros mejores disponibles y lo de estar consigo mismo/a, no le hace ilusión alguna.

Pero observa lo que sucede y su comportamiento en cuanto obtiene la dosis de sexo, cariño, terapia, compañía (o lo que sea) y su actitud posterior. Puede que esta persona desaparezca durante días o semanas, se enfríe o simplemente se dedique a sus cosas y no esté pendiente de ti hasta que vuelva a necesitar de eso que le estás dando. O puede que ocurra la situación de desconcierto máximo cuando esa persona realmente actúa como una pareja pero sigue persistiendo en no tener nada serio contigo.

Todo ello adornado por diálogos de besugos en los se dicen cosas que parecen todo y resulta que no son nada. Tengo sentimientos por ti (bien), pero tengo miedo a sufrir (mal), pero eres muy valioso/a para mí (bien), pero no sé que me pasa (mal), pero no quiero que salgas de mi vida (bien), pero no quiero una relación (mal). 

Amigos lectores que estéis pasando por esto, os diré lo que puede pasar. Quizás, con el transcurso del tiempo, a costa de estar ahí, disponibles, insistiendo, esperando…es posible que esta persona quiera una relación de pareja con vosotros. Puede pasar, sí. De hecho, ha pasado.

No obstante, no sucederá porque fueseis la primera opción o porque necesitaron 3 años para enamorarse de vosotros. Si persistís en insistir y esa persona no conoce a nadie más que sí le mueva el piso y cada vez va generando un mayor apego hacia lo que tenga con vosotros y ya sabemos que las personas somos animales de costumbres…a lo mejor todo esto logra reemplazar la falta de enamoramiento y amor y se instaure una cómoda, si bien algo desustanciada, relación de pareja. Relación en la que siempre faltará algo y en la que vosotros siempre os quejaréis de que es frío, de que es distante, de que no hay conexión emocional, de que la hay un día sí y una semana, no…y es lo que habréis elegido vosotros vivir.

La primera cuestión, por tanto, es todo el precio que haya que pagar en cuestión de espera por una decisión incierta que ni siquiera nos pertenece.  ¿Y de verdad la remota posibilidad de una relación así merece tu tiempo, tus expectativas, tu ansiedad y vuestras angustias y dolores de cabeza? 

Si aún con esto, decidís seguir adelante en vuestra campaña, intentad no perder en enfoque en vosotros mismos. Ser conscientes de que puede que estéis idealizando la posibilidad de una relación que quizás nunca sea como soñáis. Seguid construyendo vuestra vida personal en el sentido de búsqueda de satisfacción que no dependa de las acciones de otra persona. No os cerréis a seguir conociendo a nadie más, dejad que los acontecimientos lleguen a vosotros y os sorprendan.

Y si habéis llegado al límite, hablad con vuestro chico o chica reacio a una relación y planteadle con claridad que no queréis una historia ambigua en la que no conocéis cuál es vuestro lugar. Que mientras se mantengan en un estado de no decisión, no podéis ser partícipes ni víctimas de sus indecisiones o sus dudas. Si esta persona os quiere de verdad y no quiere perderos, os lo dirá con todas las letras y acciones posibles y demostrables.

Cuando una relación se desequilibra por una de las dos partes y la otra se ve esforzándose al máximo para que todo funcione, significa que algo va mal. Si esto persiste, os meteréis o estaréis metidos en el típico bucle:

  • Te dejas fluir y sigues quedando con él o con ella, haciendo las mismas cosas.
  • Vuelves a frustrarte porque la relación sigue exactamente igual.
  • Te distancias esperando que la otra persona reaccione.
  • Te busca o le buscas, te dice algo bonito, te llenas de esperanza y volveis.
  • Todo sigue igual.
  • Te distancias.
  • Y así, indefinidamente…

¿Te suena de algo…?

Lo seguía adondequiera que fuese, lo ayudaba en todo lo que hacía. Era como si me hubiese convertido en una parte de él. Y cuando vives mucho tiempo de esta forma, acabas por no saber siquiera qué es lo que tú deseas en realidad (Haruki Murakami)