Cuando enamorarse es sencillo y amarse es complicado.
Cuando yo era más jovencita y me estrenaba en mis primeros asuntos amorosos, daba un valor desmedido al hecho de compartir gustos literarios, cantantes favoritos, películas adoradas en la infancia y todo este tipo de chorradas encantadoras que te hacen soñar con almas gemelas que se encuentran a través de los océanos de tiempo, como diría el Drácula de Coppola. Además mis gustos eran un poco particulares, con lo cual la coincidencia se pintaba aún más milagrosa, si cabe.
No se me ocurría considerar que fuera importante compartir valores, ideales, actitudes ante la vida, proyectos de ninguna clase. Con 18 años una se enfoca en el presente y del futuro interesaba sobre todo saber cuándo había que conseguir entradas para el Primavera Sound, cuándo se estrenaba la próxima película de Tim Burton o jugar la siguiente partida de Rolemaster con tus amigos. No es que sólo mirara los gustos (no era tan superficial, hombre), también eran esenciales las mariposas en el estómago, cuanto más puestas hasta arriba de dopamina, mejor que mejor.
El tiempo me ha demostrado una realidad. Compartir gustos concretos no tiene demasiada importancia. Y la naturaleza no es nada sabia. A veces se te vuelven locas las hormonas por personas con las que no pegarías ni con Loctite, al igual que otras con las que pareces separado/a al nacer, no te despiertan el más mínimo aleteo lepidóptero.
¿Qué determina si una pareja no es compatible?
Terreno gris por excelencia, el de la compatibilidad. Hay incompatibilidades muy claras (yo muero por tener hijos, tú te mueres sólo de pensarlo/tú quieres una vida tranquila cerca de tu familia y amigos/yo quiero viajar por el mundo y echarme a la aventura, yo soy polígamo y tú eres monógamo, etcétera) y otras más difusas, negociables y mejorables.
Una de las incompatibilidades más habituales es cuando una persona de la pareja es sociable, activa y entusiasta y la otra es más bien solitaria, sedentaria e introvertida. Nada hay de erróneo en ninguna de las dos personalidades. Posiblemente lo que atrajo a la persona sociable fue precisamente la tranquilidad y seguridad que le daba el sedentario y lo que atrajo al introvertido, fue la chispa y la simpatía del activo y entusiasta. En muchas ocasiones lo que nos engancha del otro es lo que creemos que nos hace falta y que no podríamos conseguir por nosotros mismos.
La evolución de una pareja de este tipo es problemática si al cabo del tiempo, alguna de las dos personas deja de respetar o admirar la manera de ser del otro y trata de cambiarlo. Esto pasa casi siempre. La novedad de estar con alguien distinto finalmente acaba desapareciendo. Nos encontramos ante una persona que no tiene nada en común con nosotros. Podemos hacer una vida aparte, pero entonces, viene la frustración de sentir qué para qué estamos en pareja, si no compartimos casi nada.
Otra incompatibilidad frecuente, es la emocional. Una de las dos personas es muy fría, no se abre, no se comunica y la otra persona es expansiva, pasional, dialogante. Están moviéndose en lenguajes emocionales tan dispares, que el punto común es casi imposible. Se trata de otro tipo de pareja construida a partir de cierta carencia.
La persona fría encuentra en la persona cálida un remanso de cariño que por su propia forma de ser, no es capaz de encontrar en su entorno, ya que no conecta con sus amigos o familiares. La persona cálida encuentra a una criatura perdida a la que arropar y consolar como le gustaría que hicieran con ella. Este tipo de pareja como el rhythm and blues: pura fusión.
Pasan los primeros tiempos de su relación embriagados por creer que han encontrado la pieza que faltaba en su puzzle emocional. Pero su evolución también es complicada. El que lleva el rhythm se acaba encontrando cada vez más de cabeza contra un muro y el del blues se resiste a fusionarse, con lo que el primero se siente abandonado y el segundo vuelve al aislamiento que creía haber evitado con la relación amorosa.
En las parejas incompatibles, los polos opuestos, llega un momento en que ambos vuelven a su forma de ser originaria. Con los años, las personas no nos volvemos más adaptables. Al contrario, recuperamos nuestras yoidades en todo nuestro esplendor.
Nos apegamos a nuestras manías y nuestras rutinas. Nos volvemos más individualistas, pensamos que para el tiempo que nos queda por vivir, ya no vamos a renunciar a disfrutar de ciertas cosas. El viaje que empezamos desde nuestra infancia y que se alarga durante la vida adulta, a menudo regresa a la infancia en la vejez. Recuperamos hábitos infantiles, llenamos de nostalgia los vacíos de nuestra memoria. Muchos de vosotros, los que tendréis más o menos mi edad, lo estaréis viendo en vuestros propios padres.
Imaginad lo que significa todo esto en parejas que de base nunca se han acabado de entender en lo emocional, en lo vital, en lo sexual, o en cualquier otro ámbito importante.
Cada persona debe ser quien determine si realmente hay o no incompatibilidad en su relación y si las diferencias que ahora le chirrían, puede soportarlas a futuro cuando sean más acentuadas o cuando el periodo de enamoramiento llegue a su fin. Ojalá tuviéramos el discernimiento y la capacidad de verlo claramente, pero no siempre es posible saberlo en un principio con tanta certeza.
Muchas parejas, una vez pasadas las famosas mariposas, se han dado cuenta de que no funcionaban, pero entonces, por pura dependencia, miedo a romper, el deseo de cumplir un plan de vida a toda costa…se ha seguido adelante. Son las relaciones que luego nos sorprenden porque aparecen terceras personas (¡ pero si todo iba tan bien, sólo teníamos 30 crisis al año!) o que nos agotan en constantes e infructuosas discusiones (hasta que aparece la tercera persona o te entran ganas de meterte a monje).
Son las relaciones en los que uno se encuentra de pronto pensando en cómo es posible que su pareja haya cambiado tanto, sin darse cuenta que lo único que han cambiado son sus propias percepciones.
Una pareja incompatible tiene la oportunidad de reinventarse y aprender a aceptarse, aprender a quererse bajo otros parámetros…pero a veces, ese es un camino tan largo, complejo y desgastante que conviene ser consciente si uno tiene las fuerzas y las energías suficientes para emprender tal tarea y si la otra persona a su vez, está dispuesta a poner de su parte.
El factor más importante que debemos plantearnos es si el adaptarnos a la otra persona y viceversa conlleva un coste que podamos asumir. Si esto implicar renunciar a todo cuanto somos para adoptar una vida en contra de nuestra forma de ser, sentir y soñar, el precio será muy alto en salud emocional y psicológica. Amar a otro nunca debe implicar autodestruirse.
Si no hay manera de acercar posturas, una sana separación a tiempo es una victoria. No siendo una solución maravillosa y conllevando sus propias penas y dificultades, es tanto mejor que vivir y hacer vivir a la fuerza comulgando con ruedas de molino.
Hace tiempo que dejó de ser importante para mí compartir todas mis aficiones o gustos. No dejo de disfrutarlos porque mis parejas no los compartan. Pero sí me parece esencial , tener parecidas inquietudes por hacer y disfrutar, compartir la disposición a desfacer entuertos de la vida común y poder crear un mundo emocional común en el que los dos podamos entendernos sin desgañitarnos porque vengamos de planetas diametralmente distintos.
Y también compartir algunas chorradas encantadoras.
Y un poco de mariposas, también.
Las relaciones basadas en la obligación, carecen de dignidad (Wayne Dyer)
Hola Cris!! Genial artículo a mi parecer, como casi siempre, jejejejejje. Wayne Diyer me encanta y resuena en mi cada cosa que decía.
Para mi se trata de sentirse pleno en compañía de la otra persona, compartiendo. Y de alguna manera, “jugar” a lo mismo. Y sobretodo, sentirse tan a gusto con la otra persona como si estás solo, esta es la clave. No veo imprescindible para que ocurra esta magia continuada que se tengan exáctamente los mismos gustos en actividades pero si una buena resonancia en la percepción de lo que es la Vida. Y por supuesto, compartir(palabra que siempre aparece, será por algo…) alguna actividad en la que nos haga olvidar o recordar que no somos iguales, ni falta que hace. A ver si te llamo algún día, me gustaban mucho nuestras charlas y la gran conclusión que sacábamos siempre, que no sabemos nada de nada, jajajajajaja. Un abrazo grande!! De corazón a corazón. 😉
Me gustaMe gusta
Lo más interesante de este tema es que según el momento sentimental de cada uno, apuesto a que habrá visiones muy distintas de lo que es la «compatibilidad».
En años de trabajo, sólo he podido decirle a tres personas, con ningún género de duda, que tenían este problema. Imagínate cómo sería la cuestión. Hay conjunciones imposibles por más que uno sea el Dalai Lama personificado.
Un beso y escríbeme un día de estos!!
Me gustaMe gusta
Hola Cristina, te comento mi historia. Premito que he sido una dependiente emocional de las de verdad, a tal punto de llegar a anularme totalmente como ya has descrito en otros artículos. Después de terapia y trabajo duro veo los resultados. He sido capaz de alejar a alguien con el que yo sí quería algo más pero por el otro lado ese alguien sólo quería sexo y es lo único que me dio por unos meses. Es un chico que casi ni conozco pero que he idealizado hasta antes de conocerle y que tiene una manera de relacionarse bastante tóxica (además de tener ya pareja e hijos). Vamos, una maravilla. Cuando he entendido que me estaba metiendo otra vez en algo que me habría causado y me estaba ya causando sufrimiento innecesario, he decidido cortar. Le he rechazado repetidamente y estado mal cada vez que lo he hecho, pero siempre he sabido que estaba haciendo lo correcto.
Mientras tanto ha llegado alguien más a mi vida que yo no me esperaba. Un amigo que siempre he considerado guapísimo y muy majo lo deja con la pareja y se me propone. Al comienzo me resistí por varias razones:
– grupo de amigos en común (que me ha costado muchísimo tener debido a mi dependencia emocional);
– tenemos un grupo de música juntos y no quería que en caso de ir más allá y no funcionar, esto hubiese salpicado al grupo.
Al final cedí y admito que fue exclusivamente para intentar olvidarme del otro. Hemos estado quedando 3 meses y no sé si no siento las mariposas que se deberían sentir porque efectivamente no estoy enamorada o si he empezado a sanar de mi enfermedad de dependiente emocional y voy poco a poco descubriéndole (cómo debería ser?). Estoy muy a gusto con él, el sexo es maravilloso, nos reímos mucho, tenemos mucho en común. Pero no me siento en el paraíso. Me debería sentir ahí? Hay veces que me apetece estar sola en mi casa, cenar sola o que prefiero ver a unos amigos antes que a él. Sé que es sano mantener estas cosas en una pareja pero a veces me pregunto si no es síntoma de que no me gusta de verdad. Hay cosas de este chico que de hecho no me gustan. En esta fase debería gustarme todo de él?
A esto se añade que si por un lado estamos súper a gusto, por el otro chocamos bastante y hay discusiones por tonterías. Como él dice, puede que esté pagando yo ahora los platos rotos con la ex y que también por mi parte se activen muelles del pasado con los que exploto.
Teniendo en cuenta que en todo el resto estamos a gusto, lo que acabo de comentar es señal de que no deberíamos seguir? Después de la última discusión hemos llegado a esta conclusión, más él que yo porque obviamente me ha entrado una ansiedad que te cagas.
En el otro chico sigo pensando aunque hayan pasado meses, pero también empiezo a pensar que es gilipollas y que con él no estaba tan a gusto como con el actual. De hecho está tanteando a ver qué hay y no tengo mucho interés en eso.
En fin, las cosas son que:
– no sé reconocer si tengo enfrente la persona adecuada para mí;
– si no lo es, ahora me temo que voy a estar enganchada solo porque no tengo a otro que me proporcione algo que necesito;
– no sé distinguir enamoramiento de enganche y dependencia.
Estoy muy triste. Pero más fuerte, eso si lo sé.
Como ves tengo un buen cacao. Qué hago???
Me gustaMe gusta
Hola Cacao,
Una pregunta ¿Si ahora mismo te apareciese el primer chico ofreciéndote intentarlo con un compromiso serio e ir a por todas, qué harías?
Abrazos
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Yo también me hice esta pregunta y me contesté que sí, que iría a por todas con él. Pero también pensé que eso no pasará nunca y si ocurriese, sería una locura porque por lo poco que he visto no me fiaría nada de él. Debería cambiar toda su manera de relacionarse conmigo que hasta ahora ha sido buscarme para tener sexo, mensajes monosilábicos que eran suficientes para convencerme y luego desaparecer por dos semanas. Me he enganchado a lo que me gustaría que fuese y eso no existe. Y ya cuando me escribe no me quedo a fantasear, no tengo ninguna esperanza de que haya algún cambio o posibilidad. Es más, me huelo que si ocurriese, igual empezaría a buscarle defectos y a sabotear la relación. Sin embargo sí, sigo sintiendo atracción aunque no tan fuerte como hace unos meses…
Me gustaMe gusta
Hola Cacao,
Te hice esta pregunta para que puedas reflexionar detenidamente sobre qué papel tiene tu pareja actual en tu vida, si realmente estás comprometida con esa relación.
Tu respuesta es la respuesta que responde a todas las dudas que me planteaste arriba.
– No estás enamorada.
– Este clavo no está sirviendo para sacarte al otro clavo
– Y si al principio hay cosas que te molestan mucho cuando todo es novedad y sexo estupendo, imagínate lo que te van a molestar más adelante.
Sólo piensa si tiene sentido para ti tu relación actual, pero independientemente de si sigues o no adelante, lo mejor que te puedo aconsejarte es que seas honesta contigo misma. Es mucho más liberador.
Abrazos
Me gustaMe gusta
Y a veces sucede que enamorarse es complicado y en ese caso amarse es imposible. He conocido a alguien y me gusta, pero no siento el mariposeo que mencionas. Todo es conocerse poco a poco. Me he vuelto bastante independiente, he ido creciendo estos meses. Mis lazos de amistad se han fortalecido mucho, Cristina. He pasado mucho tiempo sola en casa, leyendo y oye, estoy a gusto así. Viendo documentales, quedando un rato con una amiga o amigo de siempre. Incluso yendo sola a tomar un refresco o un vino. Lo nunca visto en mí.
No siento que vaya a sentir el mariposeo ese del que hablas nunca más y no quiero ese estado de agitación. Tuve un atisbo en primavera -te hablé de ello en una sesión-, pero esa persona no me convenía. No pasó nada y mejor. Con este chico es todo calmado.
Creo que por h o por b todo se va siempre al garete. Menos mis espacios, mis libros, mis ratos, mis amistades. Mis peques. Eso es y está en mi vida y es un descubrimiento brutal. No solo lo de estar con un hombre al lado.
No quiero colgarme de alguien bajo ningún concepto. No quiero necesitar nunca más a un hombre. En mi caso los cuelgues han sido por dependencia casi siempre y las rupturas son muy duras, la última fue dolorosísima y eso que yo no le amaba, ni sentía enamoramiento. Lo sabes bien. Cuando se es dependiente se sufre más que si fuera por desamor la ruptura.
No sé si ahora tengo la piel como las tortugas, si es un bloqueo… Pero me gusto más que antaño, Cristina. Y quiero tiempo para mí y mis cosas, me gusta estar sola -seré rara-.
No sé si algo de esto está mal pero me gusto más así. Feliz año, Cristina. Un beso y miles de gracias.
Me gustaMe gusta
Muy buen artículo y preciso en cuanto a tiempo. Mi esposo y yo llevamos más de 20 años juntos y tres hijos juntos. A él le interesa la política, historia y temas de negocios pues quiere cuando se retire, dedicarse a la consultoría, también le encanta salir, el bullicio de la gente y estar con sus amigos. A mí me gustan los animales, la familia, el aire libre y empecé a involucrarme en todo lo que a conducta animal se refiere (aprendía a montar a caballo y a entrenar perros), lo cual me ha ayudado mucho con mis ansiedades y cuando me retire quiero continuar con ello. Sin embargo, a él le disgusta todo lo que a mi me gusta, no comparte ninguna de mis actividades y yo sí trato de compartir las de él, yo puedo hablar de política, economía, negocios, ética y cuanto tema desee. Si no sé leo y averiguo. A él le valne madre mis temas, le entra por una oreja y le sale por la otra.
Para empeorar las cosas mis planes de retiro no le hacen ninguna gracia porque la única forma que los valide es si cobro por ellos, lo cual no quiero hacer pues es un tema de desarrollo personal. Ha llegado a chantajearme con la separación sólo por esto y ningunear mis ideas diciendo que no cobro por que tengo miedo, no se le ocurre que alguien haga algo sólo por satisfacción.
Claro ahora ya pasando los 50 y con mis hijos más crecidos, ya no me inquietan sus rabietas. Es más, hace ya dos años, durante una crisis, fui a terapia pues era una de sus condiciones para continuar. A mí me sirvió muchísimo, estuve por dos años casi y crecí como persona (dejé de sentirme culpable por sus reacciones y trabajé en lo que sí necesitaba mejorar) . Lo llevé a terapia de pareja, fue pero a despotricar contra mí (casi nulo reconocimiento de errores) y no quiso continuar él por su lado a pesar de que se lo propusieron ya que no reconoce que tiene un problema de ansiedad, ira y frustración (fue un niño maltratado por sus padres).
Hoy de nuevo estamos en problemas, sigue sintiéndose «fastidiado» y que yo lo «controlo» , y yo ya no sé qué más tiempo libre necesita, sale con sus amigos cuantas veces quiere (inclusive fds) , sólo le pido que me avise (pero ahora eso también le molesta), ya no le pido que me acompañe en mis actividades, trato d compartir las suyas (las cuales no me disgustan, en serio) pero siempre tiene algo que reclamar.. darle más tiempo significa ya separarnos porque ya no sé que menos podemos vernos.
Por lo menos hoy, ya sé que el problema no soy yo, si no él. Y que si no se hace ver, pues no hay futuro, y me apena sobre todo por él pues sin querer aleja a las personas que lo quieren de verdad (sus hijos y yo) y se rodea de quienes le ofrecen algo más de frivolidad y despreocupación.
Me gustaMe gusta
Hola Cris, hace rato no me paseaba por tu blog y siempre es un placer leerte 🙂
Llevo un poco más de un año con mi pareja, realmente ha sido una relación en la que me he sentido muy tranquila y feliz, sin embargo últimamente estamos discutiendo por cosas absurdas, normalmente logramos superar el impase, pero cada vez estamos discutiendo más seguido y de forma más intensa. Él tiene un temperamento bastante explosivo e impaciente y no se da cuenta que cuando discute es muy ofensivo y terco, cuando esto sucede saca lo peor de mí y yo termino explotando a pesar de que en general me considero bastante tranquila. Me ha sido muy difícil hacerle entender que lo que me molesta es su forma de hablarme, él siente que está «controlado», que me habla «normal» y piensa que soy demasiado sensible y no se me puede decir nada. Al principio encontramos una ventaja en que yo fuera más calmada y controlada de lo que él es, pero me está costando mantenerme así cuando tiene sus reacciones de ira y me estoy dando cuenta que nuestra personalidad es muy diferente..
Cris, él realmente es una buena persona, a pesar de estas discusiones en los últimos tiempos hay una bonita relación, respeto, amor, confianza, valores compartidos, etc y no me gustaría echar todo a la borda por falta de control de parte de los dos, sin embargo, ayer en nuestra última discusión ambos concluimos que el problema es muy grave, que puede que esa falla en la comunicación nos impida seguir como pareja. Y yo la verdad me siento preocupada por nuestro futuro. Sé qué él también está pensativo pero no quiere que terminemos aún.
Gracias por leerme 🙂 Un abrazo gigante.
Me gustaMe gusta
Hola Laura,
Creo que ambos os podríais beneficiar mucho de un cambio en la forma de gestionar las discusiones.
Intenta probar con lo siguiente: cuando tengáis una discusión y él empiece a ponerse brusco o desagradable, date un «tiempo muerto». Es decir, dile que está subiendo el tono y que ahora no es el momento de seguir hablando, que cuando estéis más tranquilos, retomareis la conversación. Y te vas a otra habitación, a la calle a dar una vuelta, a pegarte una ducha etc…
Esta táctica suele ser muy útil en problemas como el vuestro. Lo que pasa con ambos es que estáis frustrados porque el otro no hace lo que vosotros demandáis y en el caso de tu pareja, descarga esa frustración contigo. Tras pegar dos gritos o dos cortes, seguramente se sienta aliviado hasta la próxima frustración. Debes quitarte de enmedio en esos momentos para dar el mensaje de que no puede usarte de saco de boxeo para descargarse. Que busque otros recursos (ejercicio, darse un paseo, etc) . No llegaréis a acuerdos si no podéis hablar ya calmados.
En otro lado, está el sentaros tranquilos para analizar porqué tantos desentendimientos, de dónde parte este malestar de parte de ambos que os hace chocar con tanta frecuencia.
Abrazos
Me gustaMe gusta
Muchas gracias por tu respuesta Cris… aplicaré tu consejo y te contaré como nos va. Un abrazo enorme.
Me gustaMe gusta
Hola!
Té escribí hace tiempo a propósito de una relación con una persona que se agobia muy rápido, y ahí seguimos, en una batalla campaña sin fin de ni contigo ni sin ti.
El problema sigue siendo el mismo, se enfada de manera exorbitada porque no he colocado la balleta y a mí se me calientan los cascos de tener que discutir por semejante tontería (decir que intento enmendar mis descuidos con la susodicha balleta pero si tengo más cosas en la cabeza tengo menos memoria que dori). La balleta, decidir qué serie vemos y si he quedado con mi madre para tomar un café son nuestros temas preferidos, para que te hagas una idea.
La cosa es que cuento hasta diez, aguanto los caballos e intento explicarle que cualquier cosa que le haya molestado no ha sido más que un desliz sin intención, y ahí es donde empieza el silencio hosco de él y mis intentos de hablar y de paso psicoanalizarle por mi parte.
Y ahí viene el fin del mundo.
Que si no te aguanto (él), qué cómo puede ser tan insensible (yo), que si te lo he dicho mil veces (él), que vamos a hablarlo que yo creo que estás pagando conmigo otras cosas (yo), claro, ahora lárgate sin hablarme (yo), qué cojones hago hablando sola, le llamaré al móvil (yo), mierda me ha colgado (yo), ¡ah! Ahora vuelves y encima no me hablas… (yo)
Normalmente acaba con mis maletas hechas y dispuesta a irme, y luego nos entra la pena, lloramos (más bien yo), nos abrazamos y hablamos como seres humanos, con la mano en el corazón, y nos juramos amor eterno, con ciertas reservas. Porque cuando la escena se repite hasta el infinito, ya no te fías del amor eterno.
Qué hago? Eso es ser incompatible o somos gilipollas?
Caemos una y otra vez en lo mismo. Estamos cansados los dos, pero si me marcho me llama, y yo vuelvo. Y otra vez a empezar
Me gustaMe gusta
Hola Ana,
Si te marchas, no lo hagas en un momento de calentón. Le explicas tus razones cuando estéis tranquilos y le dices que necesitas irte unos días, desconectar de tantos follones y que ya hablareis más adelante. Y tomarte estos días de verdad, sin atender llamadas ni mensajes, dando tiempo y calma a tu interior para decidir qué quieres. Yo creo que ya sabes que está relación no va a ninguna parte, no hay respeto, no hay intimidad, ni confianza, sólo hay un enganche emocional que tendríais que romper para ver si más allá de eso queda algo por lo que luchar. Y sospecho que no es así.
Abrazos
Me gustaMe gusta
Hola,
Me ha encantado esta lectura…. me encuentro en una encrucijada porque he llegado a un punto en el que no se si es esta incompatibilidad la puedo seguir asumiendo y «luchando». Hace años que convivo con mi pareja, éramos una pareja que disfrutaba de planes juntos en pareja y con amigos hasta que un día se encerró en si mismo. Peticiones como «te gustaría ir al cumpleaños de mi amigo?» Empazaron a recibir como respuesta un NO, bodas de gente de mi entorno a las que he tenido que asistir sola etc… llega un momento que lo normaliza y para tus adentros piensas «pero cuando estoy con el estoy muy bien y además me cuida mucho» y no es un auto engaño, realmente es así. De ahí que yo no dejara de hacer nada, sigo saliendo con mis amigos, asisto a eventos incluso me he ido de viaje, pero siempre sola….
Al expresar el deseo de querer compartir su respuesta es «ya sabes como soy» y cuando digo (quizás es donde me equivoco porque no lo respeto…) «se como eres pero me gustaría que 1 de cada 10 hicieras esto que pido porque me haría inmensamente feliz» se siente atacado porque dice que no valoro nada y que intento cambiarlo.
No quiero que cambie, pero me encantaría que se esforzara en alguna ocasión por algo que realmente deseo…. eso es pedir un cambio real en la personalidad o es una demanda puntual? Yo no creo que haya cambiado pero si que me ajustado a cosas que el prefiere: encuentro normal no recibir regalos porque no los hace, encuentro normal no pasar fechas señaladas juntos con la familia del otro porque a el no le gusta estar con mucha gente y un sin fin de cosas…
Pero ha llegado un punto en que ya no se si la egoísta soy yo por pedirlo o el por negarse… se ha muerto un familiar al que quería mucho, se ha muerto después de pasar unos días en la UCI… le pedí que me acompañara al hospital y me dijo que no, le he pedido que me acompañe al tanatorio y me ha dicho que para que que ya estaré con mucha gente, vamos hacer una pequeña comida para recordar a este familiar y le he pedido que venga y me ha dicho que no y que parara de hacerlo cambiar…
Porque no logra entender que me da igual cuanta gente haya a mi alrededor que en ese momento le necesito a el… en serio es egoísta pedir esta compañía? Enserio justifica su respuesta de «siempre lo mismo te he dicho que no»…
Hasta que punto el amor y el peso de las cosas buenas que te aporta no es suficiente si tu dejas de tener tu esencia por justificar su forma de ser?
A veces pienso que las relaciones en las que te preocupabas por el primavera sound era mejores….
Me gustaMe gusta
Si no hay apoyo ni compañía en un mal momento con tu familiar, ni interés en compartir nada fuera de casa, el problema no es de incompatibilidad. Es algo distinto.
¿Has hablado con él, le has dicho cómo te sientes? No se supone que debamos cambiar nuestra manera de ser en pareja, pero al estar con alguien no sólo estamos para el sexo y los cariñitos, estamos para otras cosas.
No se puede justificar a una persona que prácticamente está ausente en casi todos los aspectos de tu vida.
Habla con él, muy en serio. Que no son compañeros de piso ni follamigos, son compañeros de vida y en la vida hay que estar a las buenas y a las malas. Pregúntale si él siente y desea ese compromiso contigo, y si está dispuesto a invertir tiempo y atención en vuestra relación, porque para estar como estás, es mejor estar sola. Por lo menos estás sola porque tú lo eliges, no porque la otra persona no quiere estar.
No lo dudes, no es en absoluto normal ni aceptable una persona que ni se molesta en acompañarte al hospital a ver a un ser querido enfermo de gravedad. Es que estamos hablando de no cubrir ni los mínimos imprescindibles.
Mucho diálogo y pégale un buen toque, que vea claro que hay un problema GRAVE y si con eso no se atiene a razones y sale a la defensiva, sinceramente, no merece la pena seguir adelante. Eso no es amor, ni nada que se le parezca, es egocentrismo y conveniencia, es la ley del mínimo esfuerzo.
Si no lo ves claro, piensa en si tuvierais un hijo y se comporta de así con él. Muy cariñoso en casa pero totalmente desentendido del resto. ¿Sería admisible? No ¿verdad? Pues tú tampoco lo admitas.
Abrazos
Me gustaMe gusta
Hola Cristina, soy Laura, me place decirte que he leído muchísimos post, y cada vez quiero leer más,es enfermizo jejeje sobre todo leer las historias de tus lectores y tus respuesta, me he sentido identificada con algunos y me ha servido muchísimo leer lo que tiene para ellos, aunque te descubrí ayer, no me despego de este aparato por seguir leyéndote, de hecho hoy amanecí mas renovada.
Mi historia es bien difícil, aunque creo que todos desde nuestra posición de dolientes lo vemos así, el que está del otro lado de la barrera lo ve fácil, pero uno generalmente cuando se considera la víctima agranda todo o lo lleva a los extremos.
Tengo una pareja hace dos años, lo amo, pero he perdido la seguridad en mi misma desde que estoy con él, al principio todo era color de rosa, todo encajaba perfecto, ya sabes… el enamoramiento. Luego vinieron fallas y mentiras por parte de él y me destrozaron, me fuí me buscó, me fuí me buscó y así ha pasado muchas veces en medio de más fallas suyas, jamás lo he engañado. Hubo un momento en que la desconfianza y la inseguridad de parte mía llegaron al punto de celar por todo, casi siempre las fallas venían desde su teléfono, por whatssap, por messenger, y borrraba evidencias, llamadas clandestinas y cosas que suelen pasar gracias al mal uso del móvil, me hacía creer que ya no usaba su facebook y messenger para que estuviera mas tranquila,cosa que no veía bien de mi parte, por que no debes eliminar nada si no estás haciendo nada malo, pero resulta que era mentiras cuando salía a otro lado iba y activaba nuevamente sus redes, agregaba muchas chicas y yo estaba inocente, lo descubrí y me enojó mucho pues me dió a pensar que realmente al ver sus cosas a escondidas sigue con sus mentiras. Ahora cada vez que tiene su móvil en la mano me da de todo,siento que todo el tiempo me engaña, que borra cosas, el no lo suelta para nada, se molesta si llego a revisarlo o a preguntarle sobre algo, pero mi celular está siempre libre para el y revisa hasta las llamadas, pera no significa preocupación por que realmente no escondo nada. Hacía viajes de la nada por motivo de trabajo y se desaparecía por 4 y hasta 8 días, y escasamente sabía de él, los viajes casi siempre fueron en la ciudad donde dejó amigos y amores, incluso en una ruptura viajó por motivos de trabajo e intentó algo con alguien, me dijo que no hubo mas que besos, y eso me ha destrozado, si vuelve a viajar sentiré que habrá alguien más pues es lo que me ha demostrado siempre, que se vale de mentiras para ir a darse la vida que quiere. He hablado con él, desde la última vez que terminamos y de hecho el tomó esa decisión pero se arrepintió y volvió a buscarme, a decirme que soy su amor, que le hago falta para todo, que me ama y que no quiere a nadie mas en su vida que no sea yo,siento que ha cambiado mucho, se esfuerza por que las cosas marchen bien, está pendiente de mi, aunque aveces no le gusta acompañarme a mis partidos de fútbol, antes si lo hacia, se han acabado muchas cosas que quizás son parte de la convivencia pues todo el tiempo no es color de rosa la relación, pero debo confesar que aunque lo amo me quiero alejar, por que la que sufre soy yo, me dice que no me detendrá esta vez, he pensado una y otra vez en esta decisión, pues lo amo mucho, en muchos aspectos somos realmente felices pero siento que el mismo acabó mi tranquilidad, mi confianza y me volvió esa mujer insegura y hasta controladora, se que sufriré sin él. y me frena alejarme pensar que pronto saldrá con alguien, hablará con alguien, y pienso en lo mucho de su cambio y querer hacer las cosas bien, pero vuelve ese pensamiento de que me vuelva a mentir, de que vaya a viajar con una mentira vana y rebuscada, en fin… no soy yo. soy una bola de inseguridad que quiere salir de todo ésto pero no estar sin él. Temo dejarlo sabiendo que está haciendo las cosas bien aunque yo no esté tranquila.
Se que soy una gran mujer, pero se que estoy sumergida en estos momentos en una encrucijada donde soy hasta infantil con mis berrinches.
Me doy la oportunidad de luchar junto a él y vencer mis miedos del pasado, o sencillamente no vale la pena seguir en donde me fallaron y ya no es bueno remediar con un cambio para el bienestar de él y el mío.
Me gustaMe gusta
Hola Laura,
Es muy complicado aceptar y perdonar engaños recurrentes. No es lo mismo que una persona que falla una vez en un momento determinado, que alguien que busca fuera de la relación cada x tiempo. Sinceramente, yo te aconsejaría tomarte unos días o semanas de reflexión e incluso tantear alguna terapia que te ayude a trabajar la autoestima y la seguridad en ti misma. No me corresponde a mí decirte que te marches o te quedes, sólo puedo decirte que tanto tiempo de engaños deja una profunda huella en la confianza que no siempre se puede reparar y que te lo pienses bien, pues dices que sufrirías sin él, pero parece que también sufres con él y al menos lo primero es temporal.
Abrazos
Me gustaMe gusta
Gracias Cristina por leerme, te aseguro que he tratado de tomarme tiempo para reflexionar, sin caer en tentaciones de buscarlo, de revisar sus redes, ni de buscar en otros amores refugio y lo he conseguido, nunca he buscado terapia, cabe resaltar que soy estudiante de sexto semestre de psicología, pero una cosa es estudiar y adquirir conocimiento otra poner en práctica sobre tí mismo por aquello de la ética, pues los psicólogos también van al psicólogo jejejeje.
nuevamente gracias por tus palabras y trataré de contarte como me fué.
Un abrazo
Me gustaMe gusta
Suerte! Un abrazote
Me gustaMe gusta
Muy buen artículo… Lo has clavado. Aunque por mi experiencia es mucho más fácil romper con alguien compatible que con alguien que llenó de mariposas nuestro estómago a pesar de no tener nada en común emocionalmente.
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Ya me has indicado en la dirección correcta en alguna ocasión, ahora necesito de nuevo tu ayuda y opinión.
Creo que este artículo es el que mejor expresa mi situación, es algo compleja y larga, pero intentaré resumir.
Llevo 1 año con un chico, este chico nunca ha salido de casa y no ha convivido con sus anteriores parejas, pero desde que le conocí lleva buscando piso para independizarse.
Yo ya era independiente,en un piso de alquiler, el cual no podía mantener económicamente, y mi pareja cada vez estaba más cerca de comprar un piso en una localidad diferente a la mía, cerca de su trabajo y de su familia. Al final lo de su piso no salió bien, y yo comencé a buscar piso de compra en mi zona ya que no podía más con el alquiler. Lo compré, y después del confinamiento, mi pareja trajo todas sus cosas a mi piso para empezar una convivencia, ya que quería un cambio de vida ( no estaba bien en el trabajo y quería salir de su pueblo).
A las 2 semanas, vi que empezó a buscar piso otra vez, cada día, empezó a poner pegas de vivir en mi localidad, miedo al coche, tenía que madrugar más para ir al trabajo, miles de pegas.
Se lo dije y me contestó que yo ya le conocí buscando piso, que él quería uno para él y que estaba cómodo conmigo pero no en la zona donde estábamos viviendo.
Al final ha decidido volver a irse a vivir con su madre, y pretende que cuando él tenga su piso me vaya allí, como yo no tengo miedo al coche, que no debería de importarme.
Llevo 2 meses en el piso de compra, la verdad que no tengo intención de dejarlo ahora mismo, no sé si es egoísta.
Dime algo, no paramos de discutir por esta razón, creo que no ha examinado otras soluciones antes de volverse a ir.
Gracias de nuevo
Me gustaMe gusta
Hola AI,
Hablas de una persona que nunca ha salido de casa de su madre: una persona estancada en una niñez eterna que en cuanto ha tenido oportunidad de salir a vivir una vida adulta, ha reculado para atrás con mil excusas y vueltas de tuerca sin sentido.
No ganas nada discutiendo, esto es un tema en el que tú tienes que ver claro lo que quieres de esta pareja (vida adulta, compromiso, etcétera…) ponerlo sobre la mesa y que esta persona resuelva (consigo mismo) lo que quiere hacer con su vida y si realmente escoge ser autonómo, enfrentándose a los problemas de una persona adulta, o en cambio, escoge quedarse al lado de su madre, con una vida muy cómoda donde no se le presenta reto alguno.
En realidad no es una elección entre tu zona y la mía, sino entre crecer y no crecer, y aquí no puedes hacer nada más, e intentar convencerle a fuerza de discusiones como mucho logrará un sí forzado y una resistencia pasivo-agresiva que os amargará la convivencia.
Abrazos y suerte
Me gustaMe gusta
Gracias Cristina por tu respuesta.
Ayer mismo le expuse, que no quería ser su pareja de fin de semana, ya que su solución de volverse a ir con su madre era esa, vernos como al principio de la relación, que había sido una cagada venir a vivir conmigo.
Le dije que yo no era su prioridad, que su prioridad es estar cómodo sin salir de su zona de confort y no me lo negó, poniendo final a todo.
Ahora tengo dudas, porque le dejo queriéndole mucho, y no sé si es que soy muy exigente, o que quiero que él haga algo a la fuerza, como él me decía.
Muchas gracias de nuevo por leerme
Me gustaMe gusta
Hola AI,
No eres exigente. Eres normal y quieres una relación normal.
No es exigencia ser adulto y pedir a la vida algo más que un pseudorelacion con las ganas a medio gas.
Abrazos
Me gustaMe gusta
Gracias Cristina por tu respuesta.
Ayer mismo le expuse, que no quería ser su pareja de fin de semana, ya que su solución de volverse a ir con su madre era esa, vernos como al principio de la relación, que había sido una cagada venir a vivir conmigo.
Le dije que yo no era su prioridad, que su prioridad es estar cómodo sin salir de su zona de confort y no me lo negó, poniendo final a todo.
Ahora tengo dudas, porque le dejo queriéndole mucho, y no sé si es que soy muy exigente, o que quiero que él haga algo a la fuerza, como él me decía.
Muchas gracias de nuevo por leerme
Me gustaMe gusta
Hablamos de incompatibilidad pero dos personas que son incompatibles pueden amarse aun yendo para lados opuestos? Entonces que me hace querer a alguien tan distinto a mi, o será que queremos lo que en realidad somos con ellos? Me confunde. Estoy en pareja ya hace 3 años con un hijo en común. Como dices tu al principio el tenía lo que a mi me hacía falta, ahora solo encuentro diferencias muy notorias. Me parece una persona básica que no me aporta intelectualmente en nada, pero aún así lo quiero. Se me hace muy difícil terminar la relación, como tener futuro con una persona con ideales y metas diferentes a las tuyas? Y lo peor es que de tanto querer encajar me he olvidado de cómo era yo…
Me gustaMe gusta