Aparecen con una larga retahíla de penas, ex parejas chungas y traumas emocionales, dispuestos irresistiblemente a echarse en nuestros brazos para convertirnos en los héroes que nunca fuimos. ¿Cómo resistirse?
Las pobres víctimas en desgracia son aquellos hombres o mujeres que seducen a través de la lástima. Nos encontramos ante una criatura desvalida, una auténtica víctima de la vida y del amor, una bellísima y pobrecita persona que sólo necesita a alguien digno, noble y especial que la escoja y la rescate.
¿Y quién es es ese ser especial, único y poderoso que puede salvarle?
Lo adivinaste: eres tú.
Tentador. Tras tantos años de ser un humano corriente y moliente que vive inmerso en sus rutinas y en la consciencia de lo poco extraordinaria que es la vida, de repente llega, cual Gandalf, esa persona atractiva que te dice que eres El Elegido y que nadie salvo tú puedes llevar el anillo al monte del Destino. O algo por el estilo.
Y además el premio no es salvar a la humanidad de la ignominia y el apocalipsis, que tampoco es para tanto. El premio es mucho mejor: si consigues curar a tan dulce y desdichada criatura, te entregará un amor más grande e incondicional que cualquier saga épica.
Hay un enorme narcisismo en las relaciones con las pobres víctimas en desgracia. Su currículum amoroso, siempre terrible, nos empuja inconscientemente hacia la competición. Seré mejor que sus ex, susurra nuestro ego. Haré lo que nunca hicieron por él/ella, apuntala con otra vocecita insidiosa. Autoestima on fire.
Y además, la pobre víctima en desgracia, lo da todo (en un principio). ¿Cómo no va a entronizar, idolatrar y entregarse a tan amable Salvador? Porque la pobre víctima en desgracia no suele mentir. Aunque la seducción por pena también puede ser una estratagema hábilmente prediseñada, hay más posibilidades estadísticas de encontrarnos con un dependiente emocional que con un psicópata.
En verdad, la pobre víctima en desgracia se siente desvalida, sin capacidad de tomar las riendas de su vida o asumir la responsabilidad de sus acciones y elecciones. Es una víctima. Depende por completo de la buena fe de su salvador y durante el tiempo en que crea poder salvarse, serás la persona más sinceramente amada de este mundo.
No es que todos se sientan seducidos por tal discurso. ¿Por qué tú? Otras personas se distanciarían al instante, agobiados por esa actitud pasiva y autocomplaciente, pero tú no. Y quizás tampoco otros muchos. Hasta que nuestro mundo sufra una verdadera revolución emocional, social y sentimental, siempre nos sentiremos más seguros con alguien que nos necesite. La libertad, la propia y la ajena, asustan.
Puede que te plantees como es posible que una persona tan buena y encantadora puede haber tenido tantos desarreglos a lo largo de su vida, puede que te dé algo de reparo, pero no te alejas.
Tu ego permanece atado al mástil del barco de Ulises, paralizado por el canto de una sirena tan atractiva como lastimera.
Porque entre pena y pena, nuestra pobre víctima en desgracia nos desliza esas píldoras de adoración que nos catapultan al séptimo cielo.
Nunca he conocido a alguien como tú…
Nadie me había tratado como tú…
Eres la única persona con la que me he planteado un futuro (léase boda/hijos/casita con porche y dos perros o cualquier otro proyecto romántico al gusto).
Si la pobre víctima en desgracia diera con alguien que no necesitase salvar ni ser salvado, seguramente éste o ésta, pensarían: uff, que chico/a más complicado y cuántos follones tiene, pereza máxima.
Tú ves: este chico/a es un diamante en bruto, con mi amor y las actitudes adecuadas conseguiré que resurja como la persona maravillosa que en realidad es.
A partir de este punto pueden pasar muchas cosas, pero ninguna muy buena.
Resulta que la pobre víctima en desgracia arrastra problemas internos que tú, en calidad de pareja y no de terapeuta o similares, no vas a poder solucionar.
El error principal es que ambos creéis que así va a ser.
Y mientras pasa el tiempo y tú te entregas al máximo, los viejos problemas de nuestra pobre víctima en desgracia vuelven a resurgir.
Puede ser un ex tóxico que reaparece una y otra vez…una autoestima por los suelos…la incapacidad de ser feliz y relajarse fuera del estado de enamoramiento enloquecido…
Todo ello dirige nuevamente la pobre víctima en desgracia a un estado de desasosiego y tristeza. Lo peor es que ahora no tiene una pareja chunga a la que responsabilizar de ello y recordemos a la pobre víctima en desgracia le cuesta bastante esfuerzo responsabilizarse ella misma de sus estados emocionales o existenciales. Además, la PVD es un ser humano y como todo ser humano, tiende al camino más cómodo, que es buscar soluciones rápidas a un problema inmediato.
Ahora que tiene lo que tanto había buscado (alguien amoroso, atento, que se compromete y lo da todo) resulta que tampoco es feliz. Entonces, la pobre víctima en desgracia se convierte en verdugo y será él mismo/ella misma quien proceda a destruir la relación que tanto deseaba.
En la mayoría de las ocasiones, esta persona no tiene la menor idea de lo que hace, ni porqué lo hace. Y aunque la tenga, está atrapada en un dolor emocional tan inmenso que no podría parar ya. La pobre víctima en desgracia sólo quiere dejar de sufrir. Está en el nivel más básico de la Pirámide de Maslow en versión emocional.
Llega el momento en que eres El Elegido (o La Elegida). Te han quitado el anillo y te han dejado sin rumbo, en una misión fallida en la que ya no tienes lugar. No sabes ni qué has hecho mal, pero la sombra de la decepción te persigue como un hit de Rosalía.
Y lo que antes era tu pareja maravillosa que sólo necesitaba amor y cuidados, como el tierno Gizmo, se ha transformado en un gremlin despeinado y cabreado después de una ducha fría.
Y ahora no sabes si estás con un ser adorable (porque a veces, todavía lo es), o con alguien totalmente desconocido que de repente ha dejado de creer en que podías salvarle.
Es posible entender a la pobre víctima en desgracia e incluso empatizar con su dolor y sus fluctuaciones. A fin de cuentas, todos vez hemos sido un poco pobres víctimas en desgracia. No obstante y aunque entender y empatizar está muy bien y tiene una enorme utilidad en determinados momentos, lo que siempre nos es más práctico es poner en foco en nosotros.
Cuando entramos en relaciones desequilibradas, con cambios bruscos y repentinos y personas que pasan de idolatrarnos a mirarnos como a un pez disecado, podemos convertirnos en nuevas pobres víctimas en desgracia o de lo contrario, tratar de capitalizar nuestra experiencia para entendernos más y mejor a nosotros mismos.
La primera es una opción mucho más fácil (¿os acordáis de lo comodones que éramos los seres humanos?), en la segunda opción toca currárselo más, aunque el premio es el de sentirnos libres de rencores, depresiones y eternos bucles de culpa que al final llevan al llanto, al crujir de dientes y a dar pena en las citas del Tinder.
¿Hemos amado realmente a la pobre víctima en desgracia? ¿O nos hemos enamorado de una proyección heroica de nosotros mismos?
En estas preguntas reside la clave de todo lo que hemos vivido.
Si es lo primero, apoya y conforta a ese ser herido sin esperar nada a cambio, sólo por el bien de hacer ver lo que es un amor sano a una persona que quizás nunca lo haya tenido. Y con el deseo de poner una piedra en ese edificio de su autoestima para que algún día esté preparado y dispuesto a construir por sí mismo ese sano amor, ya sea contigo o con otros. No me negarás que es una labor digna de la madre Teresa de Calcuta.
Si es lo segundo, entonces comprobemos el estado de nuestra autoestima. ¿Tan mal está que necesitamos que llegue alguien a vendernos algo que no somos para enamorarnos al instante?
No todas las relaciones entre Elegidos y pobres víctimas en desgracia tienen pronóstico reservado. Siempre hay posibilidad de evolución, siempre que ambos no se utilicen mutuamente para permanecer estancados en estos roles y estén abiertos a aprender y a crecer juntos.
El victimismo es una estrategia de supervivencia emocional que uno adopta a falta de mejores herramientas para afrontar la vida. No siempre nos vamos a encontrar con personas asertivas, directas, valientes o con autoestima, ni nosotros mismos en ocasiones seremos esas personas.
En el largo y quizás eterno camino a la madurez, todavía habrá ocasión de ser mil veces niños asustados ante la complejidad de la existencia. Como decía la escritora Ursula K. LeGuin, la madurez no es una superación, sino un crecimiento: un adulto no es un niño muerto, sino un niño que sobrevivió.
Ufffff, vaya pedazo de artículo, Cristina. Es la primera vez que dejo un comentario pero descubrir tu blog fue para mí el inicio de la salida de una historia que parece que hubieras conocido, porque la has descrito perfectamente aquí. Muchísimas gracias por lo que haces, es muuuuy necesario en nuestra sociedad tan «evolucionada» que haya gente como tú educando en temas tan importantes. Tu blog es para mí como una guía en este difícil mundo de las relaciones.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Laura,
Me he quedado con muy buen feeling después de escribir, me alegro de que te haya gustado 🙂
Nos queda mucho por trabajar para cambiar un montón de mitos y roles que no nos benefician en nada, pero creo que cada vez hay mayor libertad y mayor consciencia, lo cual es muy buena noticia.
Abrazos
Me gustaMe gusta
Te secundo de corazón, tocaya: consigues explicar mejor que ningún otro blog en castellano cositas que deberíamos tener todos en cuenta ❤
Me gustaMe gusta
Ufffff, vaya pedazo de artículo, Cristina. Es la primera vez que dejo un comentario pero descubrir tu blog fue para mí el inicio de la salida de una historia que parece que hubieras conocido, porque la has descrito perfectamente aquí. Muchísimas gracias por lo que haces, es muuuuy necesario en nuestra sociedad tan “evolucionada” que haya gente como tú educando en temas tan importantes. Tu blog es para mí como una guía en este difícil mundo de las relaciones.
Me gustaMe gusta
Me ha gustado mucho.
Te sigo desde hace 5 años. Al principio entraba para tratar de encontrar explicación para lo que me pasaba. Tuve una etapa desacertada en mi vida de búsqueda de pareja. Y fue dolorosa.
Ahora han pasado los años y me encuentro bien en mi propia piel, creo que me conozco mejor, no diría que del todo, pues creo que incluso para nosotros mismos, siempre tenemos algo que descubrir.
Ahora me encuentro en paz, y es cierto que esa paz ha llegado también a partir de que he logrado satisfacer mi necesidad de tener mi propio espacio en el sentido más literal. Y me permite hacer más la vida que yo quiero.
Estoy afrontando la pérdida de seres queridos, y también una enfermedad propia, pero siento que estoy en mi lugar, y con sus límites y carencias, sin ser perfecta, pero me gusta mi vida. La vida que tengo tal y como es. Ojalá hubiera tenido ocasión de llegar a este punto hace unos años. Hubiera sufrido menos y hubiera hecho menos daño a algunas personas.
Intento mirar al futuro con cierta confianza a pesar de la incertidumbre que me ha traído mi enfermedad, aunque, quizás, lo que realmente me ha traído no es la incertidumbre, incierta es la vida, sino más bien, la consciencia de ella.
En este tiempo, más allá de cumplir con mis obligaciones laborales, y compromisos, necesarios para poder mantenerme, me he centrado en cuidarme, para estar lo mejor posible. Podría decir que vivo para mí y me siento plena.
Un abrazo
Me gustaMe gusta
Suscribo punto por punto. Pasé de un «me rescataste de mi soledad» y planes varios a «no estoy seguro de esta relación». De un día para otro.
En fin. Menos mal que de todo se aprende. No volveré a caer en nada semejante 😉
Me gustaMe gusta
Hola Cris! Excelente artículo, sin más. Describes perfectamente la ausencia de libertad emocional, ni de ningún tipo. La falta de amor a nosotros que buscamos fuera, una vez más… Creo que siempre hay un poco de lo que explicas en cualquier relación, por muy evolucionados que nos creamos casi todos. Al leerlo con toda la atención que se poner, me hago una reflexión, creo que solo se puede estar en pareja y sentirse a gusto con ella, pleno, en paz, “feliz”…solo si te sientes tan libre y tan poco necesitado como si estás SOLO. Esto no significa hacer lo que te da la gana en todo momento, porque no lo veo sano, me refiero a estar tan en paz como si te encuentras solo en un monte perdido. Imprescindible me parece sentir presente el compromiso de crecer entre los dos, si no es así, tampoco es sano. Gracias por tu talento, tu empatía y por compartirlo. Gracias por ayudar a despertar de zombilandia, como lo llama Enric. Un abrazo gigante Cris!!!. Cuidaos mucho y bien!!.
Me gustaMe gusta
Espectacular ésta entrada.
No tengo palabras para definir las tuyas, Cristina.
Estoy viviendo exactamente lo que has descrito, yo soy el salvador ( y a la misma vez, también el salvado)
Pero cada día soy más consciente de ello.
Se que mi relación, que es como la describes y a la misma vez a distancia, tiene fecha de caducidad, pero no me causa malestar por ello, o si lo hace, cada vez menos, porque cada día me conozco y me quiero más.
No sabes cuánto me has ayudado y me estás ayudando con tu blog.
Para mí tu blog es como salir de la Matrix del amor.
No sé si te lo han dicho alguna vez jajajaja.
Un abrazo muy fuerte, Cris
Me gustaMe gusta
Hola Cristina, enhorabuena por este artículo , cómo haces para que algo tan complicado resulte con tus palabras tan sencillo? Jejeje
Me viene como anillo al dedo, ahora ya en la etapa de crecimiento con mi niña escondida
Gracias por tus palabras, siempre un placer leerte
Me gustaMe gusta
Como siempre, excelente, Cristina . Con tus artículos siempre identificamos situaciones que nos afectan directamente o a personas que conocemos, a una o a varias. Yo conozco a una persona como la que describes, en el papel de víctima que busca salvador. Siempre digo (lo pienso, no se lo digo porque es muy soberbia), que cuándo se dará cuenta de que lo que busca no está fuera sino en ella misma. Tiene una media de dos o tres novios al año que busca en las redes con los que luego corta por Whatsapp fríamente. A veces he pensado que hay algo de psicopatía en estos comportamientos, en cualquier caso, esas relaciones-tapadera encubren un problema importante pues, si bien es cierto que todos hemos tenido y tenemos nuestras neuras, hay casos para salir pitando! .Gracias Cristina. Un saludo a todos
Me gustaMe gusta
Hola María,
Muchas veces la huida constante y compulsiva del sufrimiento, como ocurre con las adicciones, nos «psicopatiza».
Abrazos
Me gustaMe gusta
El artículo me parece muy bueno; aunque yo quisiera matizar algo. Podemos pasar por una etapa de la vida en que una ruptura traumática nos haya marcado (quizás más de lo que pensábamos) y necesitemos comunicar lo vivido a la nueva pareja, porque sincerarnos y mostrar nuestro recorrido vital (con tropezones incluidos) es parte del proceso de conocimiento mutuo. Ya sé que aquí se analiza un comportamiento recurrente basado en la victimización; pero es que parece que la debilidad, la carencia, la baja autoestima, etc, son los grandes males para entablar relaciones… y curiosamente TODOS estamos hechos de retazos de carencias, defectos, imperfecciones y tambien una buena parte de virtudes y valores. Reivindico el derecho a ser imperfecta; a haber escogido mal, a haberme sentido víctima (porque sí; hay relaciones de las que pierdes hasta la dignidad), a haber explicado mi vida a quien no merecía mi confianza y a haber aprendido, a golpes, que YO soy mi mejor compañía…»jodida pero contenta», como canta Buika.
Me gustaMe gusta
Hola Lia,
Sí, así es. En realidad la diferencia entre una vida amorosa bien aprovechada no es tener o no tener carencias, sino ser consciente y responsable de ellas. La vida no es un solo examen, es una evaluación continua.
La pobre víctima en desgracia en realidad no suele tener mejor o peor pasado que la mayoría, simplemente es una persona que aún no ha tomado las riendas, no ha despertado.
Abrazos y muy buena tu reflexión!
Me gustaMe gusta
Espere por muchos años este articulo, porque sabia que solo alguien como tu podía expresar en palabras lo que sentía. Aunque tarde muchos años en entender esto que describes en tu maravilloso articulo, siento mucho alivio saber que llegue a la misma conclusión de lo que me había pasado con mi ex- pareja. Mil gracias por tu sabiduría, es una delicia leer estos artículos en una tarde lluviosa con la compañía de un aromático café, bendiciones.
P.D. ¿Te has planteado la posibilidad de algún día publicar un libro con tus mejores artículos? Desde Colombia ya tienes un comprador seguro.
Me gustaMe gusta
Chapó!!! Me encanta!!
Me gustaMe gusta
En determinadas ocasiones la vida no te permite plasmar en palabras lo que te ha ocurrido debido a un trauma emocional muy fuerte por el que has pasado. Eso no significa que no sientas que esas palabras están allí, esperando ser dichas o ser escritas, permitiendo liberar un poco más esa pesada carga que has ido llevando durante mucho, quizás demasiado tiempo.
Mi experiencia es un calco de lo que reflejas en este excelente artículo. Yo creo que era un hombre normal, casi despreocupado por estos temas del amor, pero la entrada de una mujer en mi vida, que yo pensé un regalo del cielo, fue un auténtico terremoto. La verdad es que al final ni siquiera me enteré qué pasaba, sólo supe después que me encontraba en una relación insana y que, ingenuamente, no me encontraba salvando a alguien a quien amaba profundamente sino que yo era la víctima de una persona que estaba en una delicada situación emocional.
Tardé mucho tiempo y necesité mucha ayuda profesional (cosa que agradezco) para darme cuenta del daño que me había hecho, ya que destruyó mi vida – y de rebote la de mi entorno- con una frialdad que me espantó. A veces pienso lo mal que se encontraba esa muchacha que yo, estúpidamente, adoraba y por la que habría dado todo.
Ahora me encuentro bastante mejor ya que el tiempo me ha permitido tomar perspectiva y asegurar el timón, porque realmente el barco estuvo muy cerca de zozobrar y hundirse hace dos años.
Aunque todavía lucho cada día por mantenerme en pie y aferrarme a lo que espiritualmente me vale la pena en esta vida, no guardo rencor; incluso comprendo la situación por la que debió pasar una persona tan peculiar y si me apuras tengo cariño por esa persona y por la etapa que vivimos juntos porque para mí fue muy importante.
Yo la he perdonado, considero que incluso las pérdidas y el sufrimiento me han hecho mejor persona, así que en cierta forma ha sido un regalo. Sinceramente también espero que encuentre su camino y sea feliz. Yo, por mi parte, lucho cada minuto para lograrlo. He emprendido muchos proyectos nuevos y de algunos de ellos estoy sacando grandes compensaciones.
Sin embargo como decía Enrique Mariscal había que decidirse y yo tomé la determinación de continuar mi camino.
… “Hay circunstancias ineludibles. Conforman los momentos de las grandes decisiones, de las renuncias solemnes. Son los espacios de soledad, no hay posibilidad de más consultas a asesores o amigos. Tampoco excusas” (sic)
Yo sigo avanzando, no me he rendido nunca y quiero volver a disfrutar del parque de atracciones como antes lo hacía.
Gracias otra vez por tu excelente blog y tus sabias palabras.
Voyager 2
Me gustaMe gusta
he leido bastante por internet; y las mejores palabras para mi ha sido la ayuda de Cristina, escribe sin ofender y desde el carinyo, te hace ver la realidad de forma asertiva y poco a poco vas cambiando, muchas gracias cristina por tu Blog y ayudar a tantas personas.. Tonix280
Me gustaMe gusta
Vaya! Sin querer he dado con este artículo y página que desconocía.
Cuanta razón de pies a cabeza. Vivi una relación, sin omitir puntos ni comas mucho menos acentos, tal cual la describes arriba, 10 años juntos y apenas este enero separados….podrás decir: que aguante! Porque lo mismo pienso.
Enganchada hasta el alma al inicio, mi adonis perfecto, quien se “preocupaba por mi”, quien “me valoraba”, me amaba”……y todo esto mientras le llenara sus vacíos, obtuviera lo que venía buscando, pero una vez que me canse y deje de hacer, dar y decir tantas cosas….salió el “verdadero”….a quien yo tenia cansado con mis actitudes, con mis reclamos, con mis caras, etc., muchas veces me lo dijo: me convertí en la misma persona de la que venía huyendo….de la madre de sus hijos…
Las infidelidades surgieron a los meses de vivir juntos, los reclamos por doquier, faltas de respeto…..hasta llegar a los golpes, gritos y amenazas de muerte…así vivo los últimos 2 años, me amenazo que se iría cuando él quisiera no cuando yo lo decidiera…infidelidades a más no poder…hasta el punto de ya no llegar s a la casa primero un día, después dos y hasta 5 seguidos….yo ya no decía nada por miedo a que me golpeara, rogaba embarazara a alguien o se enamorara para que se fuera….y así paso! Llego el día que tomo sus cosas y se fue.
Los días siguientes Para mí fue la muerte, estaba entre el coraje, la decepción, (a pesar de todo) extrañarlo, insomnios al 1000%, asomarme a la ventana cada 5 min durante la madrugada si regresaría….fueron crisis muy fuertes para mi….me entero que vive solo pero sale con alguien, su relación actual acaba de cumplir hace unos días 2 años, cuando tenemos medio de habernos separado…
Ahora está en el mismo papel del meme que dice:
Hombre: las mujeres lloran por la ruptura de la pareja mientras se arreglan para ir a ver a otro
Mujer: si, pero vamos tristes
Así esta él, ahora me llora, me extraña, le hago falta, me necesita…..pero acaba de llevarle flores s su conquista por los dos años de relación (2 de agosto) y ella le regaló un peluche que él presume a los cuatro vientos…jajaja
Hoy si me da risa, porque me considero curada de él, de sus mentiras, de lo que me “enamoro”cuando lo conocí…específicamente hoy, hace unos minutos, me llamo que se estába muriendo de “cancer”, con vomitos, diarreas, sangrados, las 7 plagas de Egipto juntas, etc., y que se despedía…..esa “enfermedad” fue uno de los puntos de inicio, descubrí la mentira poco después y es increíble que aún la quiera utilizar conmigo, después de descubrir la verdad.
Me cayo este artículo, como anillo al dedo, ni siquiera me dio flojera a leerlo por ser tan largo…me identifiqué desde el título.
Muchas gracias por tan sabias palabras …saludos!
Me gustaMe gusta