Querido diario,
Ayer descubrieron unos científicos británicos que nuestra Vía Láctea era mucho más grande de lo que jamás imaginamos. En concreto, su diámetro mide la friolera de 1,9 millones de años-luz.
En el planeta Tierra, mientras tanto, llevamos 18 días de confinamiento y después de un fin de semana soleado cual playa de Cancún, tenemos el frío y la lluvia de regreso. En realidad, hace un tiempo de primavera casi canónico, pero un tanto deprimente para los encerrados. Como hoy no tengo ganas de contemplar la ventana, miro al cielo e imagino las fronteras inmensas de esa Vía Láctea plagada de objetos misteriosos y luminiscentes que flotan en un mar de materia oscura, un poco como nosotros con los smartphones.
Llevo unos días con mucho insomnio. Me duermo muy bien, pero luego me despierto a las 3 de la mañana con un cúmulo de pensamientos ansiosos y acelerados que tardo un buen rato en poder desenmarañar. Aparecen imágenes de mi vida pasada, pero también una sensación de futuro apremiante, como si tomase consciencia de todo el tiempo perdido y de repente me entrasen unas prisas tremendas por hacer lo que tengo que hacer. Hay franjas de la noche en las que no logro distinguir si duermo o estoy despierta, si lo que sueño es real o no, pero hay una cosa que permanece tanto en el reino del consciente y del inconsciente: la necesidad de ir hacia un lugar, un lugar que de alguna manera estoy esperando y me está esperando.
Aparece de nuevo el petirrojo en el árbol y me observa.
Y hablemos de otras apariciones. Recibo mensaje de un viejo amigo que me escribe a través de mi cuenta de Instagram para saludarme. Nos conocimos hace unos 15 años y hacía fácil unos 8 o 9 que no hablábamos, pues por azares de la vida, concurrimos por caminos muy dispares, pero habíamos pasado ratos muy divertidos y nos hizo ilusión acordarnos. En fin, es buen momento para tirar de agendas y ver con quién te apetece reencontrarte aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Si una pandemia mundial no es suficiente excusa para llamar a alguien con el que quieras hablar, no encontrarás ninguna mejor. Por mi parte, hay dos o tres personas concretas con las que me encantaría volver a hablar estos días, pero desgraciadamente no tengo manera de localizarlas, así que me quedaré con las ganas o me encomendaré al buen karma.
Por supuesto, también reaparecen los clásicos. Si una persona aburrida, con tiempo libre y móvil ya es un peligro, imaginaos cuando son millones en la misma situación. Están los erótico-festivos, porque el sexo sigue estando en el top 3 de las cosas que más se echan de menos durante el confinamiento. Luego están los aburridos pero además vagos, que sólo te mandan un icono para ver si aún encima de entretenerles, pones tú los temas de conversación. Y para nota te encuentras a los amorosos, que son gente que ha debido de tener una revelación trascendental durante el encierro y de repente descubre que TE AMAN. Así, a lo loco. Así que os digo: ¡cuidado con los ex estos días, lectores!
Luego están los casos paranormales, como el de mi amiga Paula que recibe la insistente llamada de un desconocido señor, convencidísimo de que es su hija y muy enfadado porque ella le ha devuelto la llamada y no es su hija. ¿Vosotros lo habéis entendido? Yo tampoco.
Entre aparecidos, apariciones y otras gaitas, se va pasando el tiempo y la pesadez de estar encerrados tiene sus más y sus menos. Desde que no hay rutinas marcadas que distingan unos días de otros, el tránsito del fin de semana al lunes desdibuja los límites horarios y se vuelve difuso y lejano como los bordes de la Vía Láctea. A veces pienso que mis emociones en estos momentos son como un aparato de radio, al que casi todos los días le pido que sintonice tan sólo unas determinadas cadenas. Pero hoy no. Hoy permito que ponga la música que le apetezca.
(Para Paula, que es muy fan del Boss)
Nos vemos en los balcones.
Pues yo debo haber cerrado muy bien todas mis historias porque ninguno de mis ex se ha puesto en contacto conmigo, casi con todos tengo contacto y con los que no, bien se abstendrán de no hacerlo. Leyendo estas cosas me alegro de haber conseguido estar donde quiero estar y mantener a raya a quienes deben estar al otro lado incluso en tiempos de pandemia. Hay ciertas personas con las que el contacto 0 no debe tener fecha de caducidad, por nuestra propia salud mental. Así lo creo y tengo la suerte de no tener por ahí ninguna espinita clavada a la que molestar de vez en cuando, cierto es que siempre están los @aburridos que tiran de «chorbiagenda» pero en mi caso los ventilo rápido y con educación o con bordería, según en el punto de la montaña rusa que me pille del día. Este encierro con tanto tiempo libre me está haciendo tener mas conciencia aún de no querer malgastarlo en gente y situaciones que no me aportan nada. Gracias por tus diarios Cristina, me hacen sentir mas acompañada. Un abrazo y a seguir cuidándose
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Que buena tu entrada una vez más, 😂😂,yo también tengo pesadillas y sueños raros por las noches, creo que además de perder la noción del tiempo tenemos una mente sobre estimulada de información, de datos sobretodo, últimamente me ha dado por comparar cifras de contagios, muertos, recuperados como si me fuera a contratar el Ministerio de Sanidad…
En cuanto a la aparición de los ex, en mi caso quienes realmente han vuelto a aparecer son las personas que más me han apreciado y valorado, dos de las personas que conocí el año pasado que tanto decían que era una tía estupenda, etc… ni rastro y mejor así porque me han traído más dolores de cabeza que otra cosa así que yo feliz 😀 y como tú dices,la situación de ahora es rara y anormal con lo que las apariciones y desapariciones se verán mejor cuando termine el estado de alarma…
Un abrazo y Nos vemos en los balcones 😉
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Te envío buena energía desde lejos. Me alegra que escribas, es una forma de mantener la mente enfocada. Respecto a los ex-s me alegra saber que aún con pandemia, no deseo hablarle. Es decir, tampoco le deseo mal, pero ya fue mas que suficiente.
Por otro lado quería compartir la frase que sale al final de la pelicula de Jojo rabbit,
«Let everything happen to you: beauty and terror. Just keep going. No feeling is final.» – Rainer Maria Rilke.
Saludos y adelante!
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Qué maravilla, Rilke es uno de mis must. Y esta frase da en el clavo.
El único sentir del mundo que debería darnos miedo es el no sentir nada.
Abrazos
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Querida Cristina:
Hemos pasado de leerte hablar de amores, duelos y tiempo para superar relaciones, todo enfocado en personas, a hacerlo pero por el amor a la vida fuera de casa, el duelo por esa ruptura de libertad y el superar no encontrar papel higiénico en el Mercadona 😂 Me encanta el nuevo enfoque que has tomado dadas las circunstancias y que hace que de alguna manera, sigas ahí y nosotros aquí 😉
Para mí hoy es mi día 16 de confinamiento (me llevas una pequeña ventaja por lo que he leído), porque estuve trabajando hasta el mismo sábado que se decretó el estado de alarma. Desde entonces, una sola salida la semana pasada al súper y un par de bajadas de basura, con el atrevimiento de en lugar de tirarla en los contenedores que tengo a 10 metros del portal, hacerlo en los que hay en la calle de atrás para poder andar a ras de suelo urbano 30 segundos más a la ida y otros 30 segundos de regreso al encierro. Pero la verdad es que no lo estoy llevando mal. Vivo sola y eso podría significar una losa más pesada aún, pero entre que estoy acostumbrada a estar sola, que no soy de mucho salir y que aunque quisiera no se puede, llevo bastante mejor de lo esperado este encierro obligatorio. Está siendo una oportunidad de estar aquí y ahora (literalmente y en todos los sentidos), porque no hay mucho más que hacer. Incluso podría decir que, a pesar de la pérdida de noción del tiempo, los días se me pasan bastante rápidos y no es que esté haciendo mil cosas, ni experimentando en la cocina para presentarme a Masterchef, ni leyendo compulsivamente o buscando series o pelis porque ya me vi todo el catálogo (de hecho, anoche fue la primera vez que retomé la serie que tengo pendiente). Pero no sé, quizá soy más consciente de cada cosa que hago, las hago sin prisa y me centro en que esto es lo que hay hoy y ya está. Obviamente que hay cosas futuras que me preocupan, como las consecuencias de toda esta situación a nivel general y global, el Erte de mi empresa a nivel personal y lo que pasará (trabajando en el sector turístico, a nosotros nos quedará un largo y difícil camino por delante aunque todo empiece a “normalizar”), pero me siento ahora mismo muy conectada con el hoy, con el presente, y es lo que estoy tratando de aprender bien para cuando ya haya un día a día rutinario que afrontar donde solemos estar con el cuerpo aquí pero la mente en el futuro, saber echar mano de lo que realmente existe. Con un “proyecto” así, cómo me va a dar tiempo a ver series? 😂 Supongo que me vendrán días de bajón, de apatía o aburrimiento, no todo va a ser tan controlable, pero bueno, eso entra en la parte de “futuro”. Hoy estoy en la parte alta de la habitual montaña rusa emocional.
Lo que comentas de cuidado con la aparición de los ex… doy fe porque, contra todo pronóstico, ha aparecido. Cierto es que se han dado las circunstancias propicias para que lo hiciera, pero eso también lo he tomado como una oportunidad a aprovechar dentro de toda esta gran oportunidad de aprender. Decidió aislarse él solo fuera de su casa durante los 14 días de cuarentena porque es paciente de alto riesgo y eso ha hecho que hayamos estado en contacto todos esos días. Si me llegan a decir hace un mes que iba a hablar con él a diario, a tantas videollamadas, a tantos audios, a tantas cibercopas nocturnas… ni me lo hubiera creído. Ha habido momentos en que me he alegrado mucho de que, a pesar de las circunstancias, estuvieran dándose las cosas así y que tuviéramos esta posibilidad de contacto; otras ha sido taaaan cansino con tanta llamada y tanto mensaje, que justo en esos momentos era cuando más ganas me entraban de querer salir y poder poner la excusa de haberme dejado el móvil en casa; otras me he sentido que quizá era cómo su “mono de feria” y se entretenía conmigo para no pensar mucho en su familia; otras… En fin, que ha habido de todo pero cuando ya cumplió la cuarentena y volvió a su casa con su mujer y las hijas (si recuerdas un poquitín de mi historia, estaba casado, sip), más que sentirme triste fue como una liberación. Ya no tenía que estresarme porque me pillara a traición sin “arreglar” con las videollamadas! 😂 De hecho, lo pasé mucho peor cuando me dijo que pensaba volver que cuando ya se fue. Pero bueno, esta aparición puntual que ha tenido (porque ya estando en casa con su familia, desaparece totalmente) es otra de las cosas que me ha hecho disfrutar más de todo esto: primero, de su compañía inesperada y comprobar que no me afecta que haya vuelto a desaparecer; y ahora de mi propia compañía y que todo mi tiempo sea para mí, ya sea leyendo, haciendo ejercicio o simplemente escuchando cómo llueve (como ha empezado hace un rato) mientras te escribo. Creo que todos, de una forma u otra, vamos a aprender y descubrir muchas cosas durante este confinamiento.
Lo que no aprendo es a resumir cuando escribo, jajaja. Un abrazo enorme, Cristina, mucho ánimo y nos vemos en los balcones 😉
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Hola Aura,
Qué bien que estáis por aquí y contáis cómo estáis viviendo vuestras experiencias de confinamiento.
Me alegro de que hayas recuperado tu tiempo y tu energía después de la experiencia con esta persona. Has hecho un trabajo descomunal desde que empezaste a escribirme y de alguna manera esa dependencia inicial ha ido cambiando de signo y equilibrio hasta que has sido consciente de que no necesitabas a esta persona en tu vida, aunque sí todavía necesitas ser necesitada por él. Un pasito más y lo siguiente podría ser aprender a no atender todas y cada una de las demandas emocionales de alguien cuando estas te quitan energía y no te aportan. Pero poco a poco!. Abrazos
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«… todavía necesitas ser necesitada por él». Acabas de definir lo que no entendía que me seguía pasando y conociéndome, cuando defino o etiqueto lo que me ocurre (como me pasó con el tema de dependencia emocional, que no lo entendía hasta que le diste nombre) es cuando veo la puerta que me abre el caminito a seguir para trabajar en ello y cambiar.
Cómo me sigues ayudando cuando menos lo espero. Gracias!
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