Personas que no se definen, dan vueltas, te confunden: aparecen y desaparecen, a veces parece que te quieren y a veces parecen estar a miles de kilómetros de distancia de ti, tan ajenos como perfectos extraños. ¿Estás con alguien que no se define contigo?
Hace tiempo, una chica me pidió consejo para su historia. Había iniciado una relación con una persona en el año 2004. Este hombre aparecía y desaparecía de su vida a placer, hasta que ella se cansó de la situación y terminó con la historia. Lo increíble llega más tarde: el chico volvió a su vida en el año 2006, proclamando que «la echaba de menos». Ella, con la idea de despacharlo y despedirse definitivamente, accedió a un encuentro, lo cual fue el inicio de un interminable carrusel de idas y vueltas, apariciones y desapariciones precariamente alimentado por vagas promesas de parte de él y una cada vez más profunda dependencia por parte de ella.
La situación era la que sigue: él vuelve a contactar con ella, ella cae en sus brazos; en cuanto confirma que sigue estando a su disposición, él vuelve a desaparecer; ella se cansa y lo deja; él vuelve a buscarla. Así transcurren más de 9 años.
Cuando le pregunté qué era lo que le llevaba a tolerar semejante agonía, ella me contestó: ‘guardo la esperanza de que venga y me diga que me quiere, que me ama con todas las letras y no se vaya más de mi lado’.
La pareja semáforo es aquella que nunca está en ‘sí, quiero’ o ‘no, quiero’. Su postura eterna, inamovible y enormemente incómoda para el que la sufre, es un desquiciante ‘no sé’. Ellos siempre están en ámbar: pase, pero no pase. Amo, pero no amo. No te quiero, pero te quiero ahí.
Como en todas las relaciones, la responsabilidad se reparte entre el que inflige el daño y entre quien lo tolera. Quien elige participar en el baile de la indecisión del compañero en ámbar, se presta al desgaste de la incertidumbre perpetua en aras de un supuesto amor que nunca acaba por llegar. Las relaciones se empiezan con ganas y con entusiasmo: empezarlas dudando y creer que llegará un espíritu mágico y hará brotar el manantial del amor de un huidizo corazón, es como esperar a que toque la quiniela sin haber comprado el billete.
La pareja del compañero semáforo se siente a merced de la inestabilidad en el comportamiento de su compañero. Su autoestima va mermando poco a poco a medida que la canjea por unas migajas de atención intermitente por parte del dudoso. Al tiempo, la relación se va quedando sin oxígeno: ante el compromiso no comprometido de la pareja semáforo, no caben reclamaciones. Mantenerse en el terreno de la incertidumbre ata de manos: la persona que lo sufre, llega a no saber si tiene algún derecho a reclamar.
El antídoto para relaciones confusas en las que nos perdemos tratando de dilucidar lo que pueda querer el otro, es la liberta de elección, la autoestima y la determinación personal. Como decía Isaiah Berlin:
Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de mí, no de fuerzas externas de cualquier índole. Quiero ser el instrumento de mi propia voluntad, no de la voluntad ajena. Quiero ser un sujeto, no un objeto; que me muevan mis propias razones y propósitos conscientes, no causas que me influyan desde el exterior. Quiero ser alguien y no nadie, quiero hacer, decidir, no que decidan por mí; guiar mis propios actos, no que los guíen la naturaleza externa u otros hombres, como si fuera una cosa, un animal o un esclavo incapaz de actuar como un ser humano. Quiero concebir y políticas por mi cuenta, y actuar en consecuencia (Isaiah Berlin).
Ante la duda, se aplica el siguiente principio. Un ‘sí’ es aceptable; un ‘no’ es asumible; pero un ‘no sé’ es inmanejable.
Miedo al compromiso, inseguridades, traumas, Sean cuales sean los motivos por los cuales tu pareja se muestre irregular en su afecto y tacaño en su atención y su tiempo, son irrelevantes: el semáforo de quien te quiere, siempre está en verde.
Me siento tan identificada, hace ya dos años comencé una relación con un hombr mayor por 11 años. El venía de un divorcio y siempre sentí que aún estaba muy herido, aunque ya habían pasado 5 años de su separación. Duramos casi 1 año como pareja, sin embargo, llevamos 1 año de idas y vueltas de encuentros, y siempre es ėl el que se complica. Se que me quiere, pero no de la forma que necesito. Y es ahí el problemas. Estamos alejados, dos o tres meses y luego vuelve a buscarme. Y es ahí donde está el problema. EL ES UN HOMBRE QUE SIEMPRE ESTA CON SU SEMÁFORO EN COLOR ÁMBAR.
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Hola Mayo,
Una persona que sólo aparece cada dos o tres meses y te da largas con excusas, es una persona que nunca tuvo en su cabeza un compromiso contigo y para la cual eres básicamente una mujer que no le llena como pareja, pero a la que puede usar de vez en cuando mientras busca el amor por otras partes.
Hay muchas maneras de querer a alguien, pero sólo hay una manera de amar y a ti no te la están dando.
Quizás haya llegado el momento de poner en rojo tu semáforo ante quien no te lo pone en verde…
Un abrazo, amiga y date libertad y disponibilidad para recibir en tu vida amores que valgan la pena, sin medias tintas, sin excusas, sin conveniencias y sin ámbares.
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Hola, llevo 5 años con mi esposo y me ha dejado unas cuantas veces (ya perdí la cuenta). Soy celosa y me gusta que me preste atención pero él me dice que lo acoso y que tengo que confiar en él pero no le gusta hablar conmigo para arreglar los problemas. Me dice que no le gusta que me meta en su vida ni en sus cosas porque le incomoda. La ultima vez q volvió me dijo que lo había pensado bien y que quería estar conmigo que me amaba y q si quería casarme , él se casaría aunque él no le gusta el matrimonio y no había querido casarse nunca pero pasado 1 mes empezaron de nuevo las peleas y llegué a sentir que no me quería por la forma en q me trataba y me hablaba. Traté de hablarlo con él y me decía que si me amaba y que no me estaba tratando mal, q yo estaba viendo fantasmas. Aun así sentía q no me estaba siendo sincero y le dije que se fuera q no podíamos seguir asi y él simplemente agarró sus cosas y desapareció. No trató de hablar conmigo sobre lo q nos pasaba. Siento tristeza porque no está. No se si aun lo quiero o si de tanto ir y venir, se acabó todo sentimiento.
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Hola Muri,
Justo acabo de publicar un artículo sobre este tipo de relaciones con muchas idas y venidas: Los amores inestables.
Es normal sentirte triste cuando se vivencia una pérdida y dado que en tu caso además había un factor de mucha dependencia, la sensación de vacío puede ser mayor. A fin de cuentas una relación conflicta es una relación que a su manera tortuosa, llena totalmente todo el espacio emocional disponible, no dejando margen para preocuparse de nada más que en controlar, esperar, sufrir o romperse la cabeza con esa pareja o esa persona.
Todo ese espacio va a quedar libre para dedicártelo a ti y como preferimos ocuparnos de los demás, antes que de nosotros mismos, el mayor reto va a ser aprender a vivir sin dramas, intensidades y obsesiones que provocan sufrimiento…pero que también distraen de lo esencial.
Lo que importa no es si le quieres o no le quieres, sino si quieres o no quieres una vida así.
Un abrazo y mucho ánimo
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