Nos atrapa, nos obsesiona, nos postra a los pies del deseo insatisfecho, nos hace gigantes y después, nos hace sentir miserablemente pequeños. Si no puedes vencerlo, ¡únete a él!.
Muchas personas me preguntan ¿cómo elimino mi ego?. Puede ser que un ser excepcionalmente consciente que se enfoque con decisión a recorrer el sendero de la vida espiritual y que permanezca al margen de nuestra aceleradísima sociedad, consiga lograr tal hazaña y se eleve como el águila por encima de las vulgares pulsiones mundanas. Cada vez que me plantean esta cuestión, sonrío, y me viene un viejo recuerdo. Pero hablaré de ello un poco más tarde.
¿Cuál es el mayor varapalo que puede sufrir el ego? Como muchos de vosotros habéis vivido o estáis viviendo ahora mismo, es la pérdida de algo que cree necesitar para sobrevivir. En el desamor, paradójicamente lo que más nos duele es pensar en la persona amada siendo feliz sin nosotros. Si amamos ¿por qué desearíamos su desgracia? Sin el ego, el corazón sufre y se entristece por una pérdida, pero no se destroza, ni se tortura por no haber sido lo suficiente, ni trata de aferrarse al otro buscando las más peregrinas excusas para soslayar un no te quiero más resonante que un campanario de iglesia de pueblo.
Como decía Elisabeth Kübler-Ross, nuestras casas, coches, empleos y dinero, nuestra juventud e incluso seres queridos solo los tenemos en préstamo. Esta es una verdad innegociable. Si se asume la realidad de las pérdidas, el ego empieza a quedarse sin alimento. Aun así, seguirá clamando para que nos aferremos a una propiedad, a una persona, a una relación, o a un estatus social en cuyo refugio podamos seguir sosteniendo una vaga idea de identidad propia.
En caso de no poseer nada de esto, comparamos y envidiamos. Si Juan tiene un gran puesto de trabajo, o Luisa presume de hijos perfectos, o Silvia tiene una pareja maravillosa, o Carlos se dedica a viajar por el mundo, nuestro ego encuentra un jugoso material de primera para justificar nuestra infelicidad al lado de los logros de los demás. Tú deberías tener esto…y no lo tienes. Éste es el mensaje. Como no existe ningún modo de vida elegido que no suponga una serie de ventajas y otra serie de renuncias, es virtualmente imposible encontrar nada que colme absolutamente todas las necesidades de un hambre tan infinita como la del ego.
No nos damos cuenta entonces que lo que nos falta no es el curro ideal, los viajes alrededor del mundo, ni los hijos impecables, lo que nos falta es tener el esfuerzo, las ganas y el empeño de ir a por lo que queremos, que no tiene que ser ni lo de Juan, ni lo de Carlos, ni lo de Luisa, ni lo de Silvia, sino lo de nosotros mismos. Que a veces es algo mucho más fácil y accesible de lo que creemos.
Conozco a personas que necesitan tener muchas cosas para sentir que existen. Otras personas simplemente se sienten así por el mero hecho de estar en este mundo y ser quienes son. En algún tramo intermedio, estamos los demás, que ni somos Donald Trump, ni Simón el Estilita. Nosotros anhelamos tanto ser como tener y nuestra vida se balancea constantemente en el equilibrio entre ambos.
El ego es enemigo, pero también amigo, y deja tantos regalos como los arrebata. Y en el fondo de esta caja de Pandora, finalmente no queda ni la esperanza, pero sin embargo, emergen el asombro y la humildad.
Uno no lo pierde todo cuando lo pierde, sino cuando cuando lo da por perdido y entonces, es cuando también se marchan los deseos, las ambiciones, las cosas sin las cuales pensábamos que nunca podríamos vivir y nos quedamos vegetando en una nada de consciencia pura donde no quedamos más que nosotros con nuestros mil deformantes espejos.
Pero el ego sigue ahí.
Y es entonces cuando toca hablaros del viejo recuerdo.
Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, yo vivía en un colegio mayor mixto para hijos de militares, en el que estaba terminantemente prohibido alternar con los miembros del sexo opuesto fuera de las zonas comunes.
El director de aquel lugar, era un viejo oficial de marina, un señor pequeño y airado, de blancos bigotes, que parecía caminar en una nube de desaprobación permanente. Fue este caballero quien tuvo a bien expulsarme en dos ocasiones por infrigir las normas de segregación por géneros y en la última de ellas, señalándome con un dedo admonitorio, me asestó la siguiente profecía:
Usted acabará muy mal.
Tiempo después, me tocó internarme en mi particular negra noche del alma, un etapa apática, depresiva y oscura en la que dejé de saber quién era – si es que alguna vez lo hubiera sabido- qué buscaba o para qué diablos estaba yo en este mundo.
Me hablaban de ser feliz y yo ya me conformaba con levantarme por la mañana y respirar sin sentir angustia. Cuando uno chapalea entre las aguas estancadas de la desesperanza, no está para ser exigente.
Pero entonces, sucedió un milagro. Las misteriosas corrientes de mis neuronas se zambulleron en la piscina del inconsciente buscando una frase del pasado. Un hombre mayor, un marino retirado, de ojos suspicaces y mullidos bigotes blancos. Su dedo amenazante apareció de nuevo frente a mí.
Usted acabará muy mal.
Estas palabras me dieron, en aquellos momentos tan bajos, algo que no encontré ni en los apoyos, ni en los cariños, ni en los ánimos de las estupendas personas que me los brindaron. Me otorgó las ganas de levantarme, sólo para darle en las narices a aquel viejo diablo.
Como podéis ver, los caminos del ego son inescrutables 🙂
No despreciés vuestros recursos: incluso de los que a simple vista, son la fuente de vuestros mayores sufrimientos, puede nacer el empuje más inesperado. El pensamiento positivo, la alegría y la motivación, son herramientas maravillosas, pero hay ocasiones en las que ciertas tareas se resuelven mejor echando mano de fuerzas más oscuras. Eso sí: úsense con moderación.
Hola Cristina,
Estoy totalmente de acuerdo, y creo que muchas de las cosas que hize en mi vida las impulsaron las heridas a mi ego, (Ya desde muy pequeña) y no sé si será casualidad, pero creo que mirando atras pude ver como cosas que me parecieron tremendas en su momento, con el tiempo pude ver que si aquello no me hubiese dado fuerza,( para darles en las narices a muchas personas que intentaron limitarme) no las hubiese conseguido.
En este momento las palabras que utilizaron para cortar una relacion larga fueron tran brutales y fuera de lugar, que me hacen luchar con todas mis fuerzas para demostrarme a mi misma y al innombrable que puedo hacer todo aquello que me dijo no podia, y para rematar un ¡Que te quiten lo bailao ! fue su forma de decir, soy lo mejor que te pasó en la vida y te pasará, ahora solo te queda quedarte a ver como mi vida es mucho mejor sin tí y tú te mueres de pena ….. , pero me pregunto si estas personas que intentan herirnos, en el fondo se debe a que ellas creen merecer para si mismas ese trato en lo profundo de su ser o de alguna extraña y retorcida forma puedan sentirse inferiores a la persona que quieren erir.
Creo que para encauzar toda esa energia de un ego erido de forma positiva y no caer en la venganza , si no emplear esa fuerza para superarnos , es darse cuenta de que puede que se sientan inferiores, y que quizas deberiamos sentir pena por ellos , puede que con el tiempo seamos capaces de ver que eran personas infelices ( no por nuestra culpa, porque no lo eran consigo mismas), llenas de miedo y cobardes, y con su ego erido, optaron por vengarse para destruirnos, en lugar de intentar entendernos.
La mejor venganza es superarnos con dignidad y demostrarle que podemos vivir sin los que pueden vivir sin nosotros y que ese daño que intenraron hacernos en lugar de destruirnos nos ha servido para ser una mejor version de nosotros mismos. Si querias vengarte te va salir el tiro por la culata porque no solo no me destruyes, si no que nunca pense que llegaría a mejorar tanto, y en el fondo es gracias a ti.
Me gustaMe gusta
Lo ideal es que el ego sea lo más pequeño posible pero también tiene su utilidad porque, tal como comentas, a veces es el motor del cambio. Cuando te dicen «Usted acabará muy mal» o «Tú no serás capaz de hacer X», algo se nos remueve por dentro para demostrar que somos capaces de más de lo que la gente cree. El ego es útil con mesura.
PD: El haber sido educada por militares también influye 😉
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Una vez más eres maravillosa al explicarte. Madre mía, es que lo bordas!!
Yo en mi caso, bien sabes que me debato entre el ego y el raciocinio… Me pregunto mil veces porqué sabiendo que es mi ego el que sufre cuando mi ex está con otra me sigue afectando tanto, si ya sé que él tiene derecho a ser feliz, y el ego sigue y sigue… Vamos que no es una batalla fácil. Supongo que hay que darle la vuelta y pensar en que por mis ovarios saldré de esta mucho mejor y mejorada, a que sí??!!
Besos
Me gustaMe gusta
¡Hola Eli!
Eliminar el ego es una tarea tan extensa y compleja que yo iría más al sentido práctico y le daría la vuelta. La misma energía gastamos en animarnos que en castigarnos, pero el resultado es notoriamente diferente.
La verdad es que cuando tu vida cambia y tú te encuentras mejor contigo misma, si te pones a pensarlo, a lo mejor no te ha pasado nada del otro jueves, ni han cambiado mucho tus circunstancias, lo que hace que todo cambie es tu cabeza. Este ha sido un descubrimiento increíble para mí misma. Por esto hablo mucho de lo importante que es la fe. Porque lo que un día fue creencia, otro día es realidad. Bueno, salvo que creas que te va a tocar el Gordo, que a mí todavía no me ha funcionado 😦
Abrazos y feliz semana, guapa!
Me gustaMe gusta
Me alegro de leerte de nuevo, un placer, una alegría siempre con un método mayeutico que se ajusta a mis necesidades…
El Ego, tan machacado si le ponemos egoísta, tan positivo si le llamamos autoestima, a veces tan mezclados, como disolutos…
Generalmente mi autoestima ha sido tan inapreciable como inexistente… ahora diría ‘haga uso de su egoísmo totalmente equiparado a una autoestima sana´.
Francamente me encuentro en esa etapa que no tengo todo lo que quiero, pero estoy tan ocupada en cuidar de lo que tengo que quizás no me hace sufrir lo que tiene el resto, solo con poder estar en equilibrio entre lo que tengo, lo que quiero y lo que puedo hacer para llegar… estoy muy afanada que no solo de teorías by happy se vive.
Te mando un fuerte abrazo y mi agradecimiento por todas las veces que me has ayudado
Me gustaMe gusta
gracias por tu blog, has sido una gran ayuda y lo sigues siendo. Tu generosidad al hacerlo dice mucho de tí y de lo que persigues. Si te sirve, decirte que das mucho apoyo y mucho cariño a mucha gente que ni si quiera te conoce. Un abrazo y muchas gracias por estar y ser como eres. A mi me has ayudado mucho, tu blog da sentido a muchas de nuestras inquietides. Un besazo !!!!
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Este también es un gran tema, quizás es «el tema» el meollo de todo el asunto, de todas nuestras desgracias. Yo estoy pasando por mi particular noche oscura, pero no consigo cambiar mi diálogo interno, será que soy masoca …
Siempre me he comparado con los demás y siempre veo lo que me falta, lo que desaría y no tengo.
En estos momentos me siento totalmente desconectada y sola, aún rodeada de gente (no mucha, pero suficiente), esto me hace sufrir.
Espero que pase pronto, aunque siempre vuelve en etapas de crisis. Aún tengo fe de que lo pueda superar, poco a poco.
Un abrazo
Me gustaMe gusta
No te frustres demasiado, lo de cambiar el diálogo interno es como crear un hábito, tarda lo suyo. De repente un día, sin saber muy bien cómo, tu cabeza simplemente empieza a emitir mensajes y pensamientos totalmente distintos a los que estás acostumbrada y te das cuenta de que la mayor parte de tus problemas provienen del hecho de mal-pensar.
De todos modos, aun en los momentos más bajos, conviene recordar lo que tenemos. Y tenemos más de lo que creemos.
Un consejillo que creo que te puede servir: si quieres o puedes, intenta brindar una ayuda a otras personas que lo necesiten. Ya no sólo por lo solidario, sino por lo terapéutico. Nos ayuda mucho a mirar un poco más allá de nosotros mismos.
Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Pero yo creia que el ego era una cosa negativa!!! siempre que he leído algo acerca del EGO me quedo con la sensación de que no ayuda…la verdad es que no se que es exactamente ni como me puede ayudar…todavía! aprender a dominarlo, a disminuir su influencia y sobretodo: que hacer cuando aparece….ya que me causa mucho sufrimiento!
muchas veces en mi vida, en mi proceso de duelo y en la manera como me relaciono con los demás me siento mal cuando quiero y no recibo lo que me gustaría…..o cuando no recibo la atención que me gustaría…y lo paso mal! y no se si en este caso és el ego, o un buen cocktail de baja autoestima y dependencia emocional….
Me gustaMe gusta
Hola Cristina, como siempre ÚNICA en claridad y presición con tus escritos.
Por la parte que me toca, he sido una persona con mucho ego, y de hecho lo sigo siendo, quizás la diferencia, está en que al tener un conocimiento de mi mismo y de lo que es el ego, esta información me hace más dueño de las situaciones que se puedan presentar donde mi ego se pueda sentir tocado, ahora tengo más herramientas para abordar lo que sea, incluso la certeza de que a veces no queda otra que J. o aguantarse con lo que nos cae. Uno de los factores que hacen más duro cualquier proceso, es precisamente, la ignorancia, desconocimiento, ya que por una parte nos ancla en un conflicto, lo que significa que no podemos hacer nada con lo que está pasando por nuestra vida. Quizás el antídoto a un ego muy subido sea, al menos para mi lo ha sido, una buena sobredosis de HUMILDAD. Si alguien me rechaza o no me quiere en su vida, en lugar, de estarme lamiendo la herida, la cual es tan grande como yo me la quiera hacer, comprender, que del mismo modo que no hemos venido a la vida a cumplir las expectativas de nadie, nadie ha venido a cumplir las nuestras. Y si, en cuestión de amores, como decía la canción de Hilario Camacho, JUGANDO A GANAR, HAS VUELTO A PERDER, tampoco es el fin del mundo, la vida no es una competición ni un concurso, donde hay ganadores y perdedores, la vida es un período de tiempo, que se va y no vuelve, y lo más sabio seria VIVIRLA, y ser felices con lo que seamos y tengamos a nuestro alcance. En la cultura norteamericana, se usan mucho esas expresiones de ganadores y perdedores para etiquetar a quien le ha ido bien y a los que no tan bien, generalmente el principal parámetro lo da el status económico. No creo que tener dinero sea sinónimo de felicidad o armonía en la vida de nadie, si faltan otros valores. Ni tampoco que fracasar en una relación convierta a nadie en un perdedor fracasado, no funcionó, sin más.
Y ahora toca seguir adelante, con la leeción correspondiente aprendida.
Un abrazote guapa, espero hayas tenido un feliz verano, gracias por seguir deleitándonos con lo que escribes y seguir estando ahí. Bss
Me gustaMe gusta
Muchas gracias Cristina. Seguiré tus consejos …
La baja autoestima también tiene que ver con el ego, y si tener muchas expectativas también
Me gustaMe gusta
«…me tocó internarme en mi particular negra noche del alma, un etapa apática, depresiva y oscura en la que dejé de saber quién era – si es que alguna vez lo hubiera sabido- qué buscaba o para qué diablos estaba yo en este mundo…»
«Me hablaban de ser feliz y yo ya me conformaba con levantarme por la mañana y respirar sin sentir angustia.»
Me he identificado plenamente con estos dos párrafos. Tras un ruptura amorosa de una «relación cohete» -como las de tu post- el dolor, la frustración, y la desesperanza tan enormes me han ido haciendo ver que hace mucho tiempo que dejé en manos de otros, en este caso otras, las riendas de mi vida, me olvidé de mí, de mis objetivos, de mis responsabilidades, de lo que quería, de hacia dónde quería ir en la vida… A día de hoy sigo sin saberlo, aunque el dolor, al menos, me ha hecho ver que navegaba a merced del viento, sin coger el timón, a la deriva… Ahora sé que estoy perdido en medio del océano, antes ni siquiera eso, flotaba feliz en trozos de madera que mi propia ilusión tomaba como el barco adecuado…
Llega a ser desesperante no encontrar el rumbo, no saber cuál será la decisión correcta… ¿cuánto duró esa etapa a la que te refieres, Cristina?
Me gustaMe gusta
Hola Miguel,
A mí se me hicieron como mil años, pero si lo recuerdo, fue un año y medio aproximadamente lo que arrastré esa apatía. Al principio era constante y poco a poco sí que empecé a tener más ratos de disfrutar de nuevo de las cosas, hasta que ese estado desapareció por completo.
Fue un proceso puramente basado en la fe, no tenía ninguna prueba de que eso no sería permanente, pero pensaba que si seguía adelante, seguía haciendo cosas nuevas y seguía creyendo en que algún día todo aquello tendría un sentido, algo ocurriría. Yo sentía que todo sucedía por alguna razón. No sé si lo que pasó después (un cambio radical en mi vida, apostar por mi vocación, reencontrarme, etcétera) fue producto de esa fe o del proceso, pero…ocurrió.
Abrazos y muchísimo ánimo. Llegará el día en el que te despiertes y te sorprendas de lo mucho que puede recorrerse en muy poco tiempo.
Me gustaMe gusta
wow, creo que esto es lo que llaman despertar: saber que la mayor parte de.las cosas radica en la mente, por nuestros pensamientos, y no tomar tan en serio al ego pero tampoco evitarlo a.toda costa.
solo que tengo unas preguntas ¿como reencontrarlo de nuevo? sucede que yo ando a ratos muy apatica y a ratos muy bien (aunque bajo la percepciôn, ya sabes, parece que los malos ratos fueran eternos), quiero encontrar ese impulso de nuevo como el del texto que escribiste, recordar a ese hombre diciendote «lo mal que estarias», donde busco algo como eso, en el pasado tambien?
y ¿como abrazar al ego sin que nos apuñale por la espalda con los dramas y los insaciables deseos?
Es un arduo trabajo, hacernos responsables de nosotros mismos sin que esten tras de.nosotros, divertido, pero lleno de dudas y tropiezos, miedos y mareos. Jaja un saludo Cris (nos llamamos igual (: )
Me gustaMe gusta
Hace unos años vi una película llamada REVOLVER (Guy Ritchie, 2005) que hablaba sobre el ego de una manera desapercibida. Y este fue el tema de mi trabajo de fin de grado.
Recomiendo la película muchísimo.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Cristina, en primer lugar, agradecerte este espacio de reflexión que ofreces a gente con problemas, o gente – como es mi caso – bastante perdida.
Ayer leí este post, y aunque me fui a la cama reflexionando sobre el tema, y consideraba que lo había entendido, no ha sido hasta esta tarde cuando lo he visto claro.
Mi terapeuta me impuso un ejercicio veraniego, unas Vacaciones Santillana, bueno, en este caso, vacaciones Gestalt: debía, dos veces por semana, anotar dos acciones que podía llevar a cabo para empeorar mi vida. Debían ser acciones teóricas, no debía ponerlas en práctica, claro.
Haciendo este ejercicio me he dado cuenta que tengo un ego mediano, y sin embargo, una autoestima muy baja. Me explico, para empeorar mi vida, se me ocurrió que debía mantener una actitud crispada continuamente, reaccionar con virulencia ante la más mínima crítica.
El hecho, es que esta actitud la he tenido solo puntualmente, y por lo tanto, el empeoramiento en mis relaciones vendría derivado del hecho de hacerla extensible como modo de resolución a todo conflicto o disputa – potencial o real – que se presentara. No soporto las críticas cuando me equivoco ni la actitud vigilante o desconfiada de otras personas cuando estoy llevando a cabo algo; por ejemplo, ir conduciendo y tener un despiste de orientación, y que alguien – normalmente amigo o familiar, alguien que vaya conmigo en el coche – me lo eche en cara, o me ridiculice. Ante estas críticas, normalmente me callo, pero puntualmente estallo. No es un estallido bárbaro, nadie me soportaría, pero yo aprecio en mí que pierdo el habitual control que tengo sobre mis impulsos. En estas circunstancias, es mi ego el que me impulsa, mi ego me dice que no debo ser criticado ni censurado aunque me equivoque y debo responder duramente a esas críticas para no verme atropellado ni menospreciado. ¿Acaso no deberían disculpar un error o ayudar a subsanarlo, si es posible, en lugar de quedarse en la crítica no constructiva?
Sin embargo, cuando la crítica es profunda y me afecta en serio, y además, proviene de una persona que me conoce a la perfección – yo mismo – no sólo no me defiendo, sino que le doy toda la razón a esa vocecita que me dice que soy un completo desastre, y le animo a continuar ahondando en esa serie de críticas destructivas que me minan la moral.
Así que ahora comprendo que efectivamente, existe un ego – que se mide en función del juicio de los demás – y una autoestima – que se mide con la propia vara de medir.
De todas maneras, un poquito de ego no va mal, para poder defendernos de las agresiones externas – que las hay o pueda haberlas – cuando la autoestima no nos pone en situación de conseguir la aceptación y el respeto de los demás.
Me gustaMe gusta
Hola Cristina: Estoy repasando tus artículos (aprendo mucho contigo), y, leyendo este, se me ha ocurrido hacerte una pregunta que seguramente sabrás contestarme. ¿ Es posible que un ego desmesurado en realidad sea un reflejo de una baja autoestima?. Soy jefa de un departamento y en el equipo hay una compañera que podría denominar conflictiva. Ella se define como hipersensible, empática, etc, pero yo destacaría, sobre todo, el ego tan elevado que exhibe. Es inestable emocionalmente y de cualquier pequeño problema (suyo, por supuesto), hace un mundo y si no la escuchas no eres empática ni sensible . Si no estás con ella estás contra ella, hasta el punto de llegar a acusarme a mí y, en otra ocasión a otra compañera, de hacerle bullyng. La verdad es que me está suponiendo un problema en la oficina y hay veces que, por mucho esfuerzo que haga, me resulta insoportable pero intento comprenderla y no dejarme llevar por mis emociones aunque no sé cómo hacer. Te la he definido a grandes rasgos (también tiene cosas buenas, lógicamente), pero te he indicado lo más destacable porque, ante todo, y cualquier persona que la trata lo percibe igual : destaca su ego. Podría actuar yo con ella de alguna forma concreta? La verdad, a mí me parece a veces un lobo disfrazado de corderito, y también me da pena porque creo que está bastante perdida. Mil gracias, Cristina. Y enhorabuena por tu profesionalidad.
Me gustaMe gusta
¡Hola Yo!
Sí, por supuesto se puede desarrollar una personalidad egoica como compensación a una autoimagen negativa. Conozco a varias personas que tienen la misma problemática que tu compañera de trabajo y en todas ellas se da una baja autoestima.
Lo único que se podría intentar desde tu posición es hablar con ella, ¡pero cuidado! probablemente cualquier crítica a su actitud se la tomará como un ataque personal. De modo que una conversación de este tipo debería empezar por un «apreciamos mucho tu trabajo, te tenemos en muy buen concepto y esto no es un ataque hacia ti, sino un cuestionamiento a la manera de proceder que has tenido últimamente…» (por ejemplo). Que quede claro que no se la cuestiona a ella como persona, sino a unas determinadas acciones. Concreta mucho. No te decepciones mucho si no consigues nada…no es nada fácil, probablemente con su familia/pareja/amistades también se conduzca así y ya hayan intentando dialogar con ella sin mucho éxito.
Abrazos!
Me gustaMe gusta
Efectivamente, lo has clavado 😊, siempre pensamos que hablar con ella es arriesgado porque es bastante soberbia y no va a servir para nada, en realidad los compañeros le siguen la corriente para no complicarse. Me sabe mal hablar así de una compañera pero no sé cómo suavizarlo, sinceramente. Ha tenido y sigue teniendo muchas parejas, que eso no sería ni bueno ni malo si no fuera porque la impresión que transmite es que busca continuamente que alguien le resuelva sus conflictos emocionales y cuando llega la lógica decepción los deja con toda la frialdad. En fin, es un «marrón » que me ha tocado y lo peor es que me está afectando porque cada día la soporto menos, pues reconozco que me transmite malas vibraciones, además de que he permitido que me afecten sus ataques hacia mí, así que ahora me toca trabajar eso!. Gracias por estar ahí, Cristina. Un abrazo para ti y tu niño.
Me gustaMe gusta