No somos ni Romeo ni Julieta. Ni «sin tí no soy nada». Ni son nuestros amores los que matan y nunca mueren. Ni «eres el amor de mi vida», ni soy tu alma gemela. Ni eres la pieza que me faltaba ni soy tu lucero del alba. Y sin tí también soy feliz. Ni tú me necesitas. Ni yo he encontrado lo que siempre había buscado. Y tu vida no soy yo. Y si tú me dices ven, no lo dejo todo. Y no he cruzado océanos de tiempo para encontrarte. Ni tú supiste que me querías la primera vez que te ví. Y amar sí significa decir de vez en cuando «lo siento».
Entonces, ¿cómo sé que es amor, si no se parece a nada de lo que nadie me había enseñado?
Lo sé, porque tú me haces querer ser mejor persona.
Cristina, y en ese concepto entran nuestras «parejas kármicas»?
Es decir las que precisamente nos ayudan a darnos cuenta lo que debemos trabajar en nosotros mismos?
Solo cuando él terminó conmigo y fui a terapia me di cuenta que había mucho en lo que quería trabajar (en mí misma).
¿Me hizo querer ser mejor persona?
Por supuesto y en ese camino estoy.
Pero él no «estaba listo» para hacer lo mismo.
Por lo que tuve que dejarlo ir, con mucho dolor.
Me siento culpable por no haberme «quedado a luchar»…
Me gustaMe gusta