Crisis, crisis, crisis. Económica, de valores, de educación, de referentes…y la que más nos interesa aquí: del amor. Aún atrapados en modelos anteriores e incapaces de hacerlos funcionar en un mundo en constante cambio, estamos a las puertas de una profunda revolución que afectará a la manera de amar, amarse y relacionarse.
Hace unos años, una curiosa noticia que no llegó a trascender demasiado, se me quedó en la cabeza dando vueltas durante mucho tiempo. Trataba sobre las luciérnagas, esos misteriosos insectos con luz propia que encerrábamos en frascos de cristal para convertir en efímeras lámparas en algunas noches de verano. Los machos de la especie utilizan las bombillitas naturales de sus cuerpos para establecer un ritual de cortejo con el sexo opuesto.
Lo trágico de la historia era que, debido a la contaminación lumínica de las ciudades, las luciérnagas se estaban extinguiendo. Entre el exceso de focos, lámparas, farolas, carteles, letreros y demás señales cegadoras, las chicas-luciérnaga no podían o sabían encontrar las lucecitas de sus minúsculos pretendientes.
Nuestro mundo está lleno de cosas que se suceden demasiado rápido: cuando nos estamos terminando de adaptar a la anterior, ya se ha inventado la siguiente. En lo que respecta a las relaciones sentimentales, algo indudablemente se está extinguiendo. Nuestra contaminación lumínica no es otra cosa que una nube de neurosis generalizada que nos ubica exactamente en ese punto de conflicto entre el sistema en el que fuimos educados (y que está dejando de existir) y esto nuevo para lo que todavía no tenemos un nombre.
Todos estamos viviendo este temblor del cambio que nos aboca a lo desconocido: somos los conejillos de indias de nuestras propias inseguridades, rupturas, relaciones tóxicas, dependencias y crisis. La diferencia con otras etapas históricas del amor es que nunca hasta ahora había existido ni tanto conocimiento ni tanta libertad como los que tenemos ahora. Para muchas personas, esto es motivo de terror. Era mucho más seguro cuando había leyes y fortísimas presiones sociales que impedían que una pareja les dejase y tuvieran que pasar por el trauma de tener que apañárselas solos en la vida.
Para otras personas, es la primera vez en la historia de las relaciones sentimentales en la que el amor no está al alcance de unos pocos afortunados, o para los libros y los poetas, sino que se ha situado al nivel del corazón de cualquiera, mediante una herramienta maravillosa conocida como inteligencia emocional.
En la recientísima película Her, donde se narra la historia de amor entre un hombre (Joaquin Phoenix) y un sistema operativo, no resulta tan interesante la trama en sí -por surrealista que parezca- sino en ese retrato melancólico de nuestros amores tan postmodernos y tan desubicados. Pero también se abre a nuestra capacidad de adaptación, al anhelo de amar que se proyecta incluso a través de lo más -aparentemente- descabellado. Es una película que sabe tomar el pulso de nuestros miedos, deseos, soledades y vacíos y devolvernos una respuesta de esperanza. El amor empieza, se transmuta, evoluciona, se apaga y en su estela moribunda, hombres y mujeres obtienen el don de nacer de nuevo.
Es el momento de grabarnos a fuego aquella famosa frase de Eric Hoffer que decía que en tiempos de cambio sobrevivirán los aprendices; los que saben todo están bien equipados para un mundo que ya no existe.
No temáis el fracaso, porque estáis en tiempos de cambio y para conocer sobre lo nuevo que se ha de construir, es posible que tengamos que romper muchas cosas que ya no nos sirven. No temáis estar perdidos: ¿cómo no vais a estarlo cuando tenéis que aprender a hacer algo que todavía no conocéis? El amor ya no es una cuestión del sistema, es una cuestión del individuo: es preciso salir de los focos que nos ciegan para hacer nuestra propia revolución emocional y brillar con una luz propia que se pueda encontrar incluso entre los letreros y las farolas.
Sé luciérnaga, my friend.
Me quedo con que crísis es simplemente cambio, aunque para la gente que está sufriendo las circunstancias perversas de esta situación, es una palabra maldita. Por lo que respecta al tema amoros, simplemente es una mudanza de unas estructuras má o menos definidas a otras cuyo escenario es la inmensidad del cosmos. como bien se dice en ese blog, nasa es aprendido y todo está por aprender, mentalidad abierta y a disfrutar de la libertad que en esta época se muestra en todo su esplendor…aunque esa libertad puede ser una trampa para quellos que no logran entenderla. Por amor, creo que siempre se sufrirá y existirá una legión de poetas dispuesta a corroborarlo en sus versos tambien con amor cualquiera podra subir a las cumbres mal altas y tocar la felicidad sublime…aunque sea un momento.
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Sorprendente la leyenda de las luciérnagas!
«Nuestro mundo está lleno de cosas que se suceden demasiado rápido: cuando nos estamos terminando de adaptar a la anterior, ya se ha inventado la siguiente» (Efectivamente querida Cris)
Fuimos educados conociendo un mundo diferente al que nos ocupa ahora, fuimos educados conociendo el Rol que asumían nuestros papas. Papa se encargaba de trabajar y de traer el sueldo a casa para mantener su hogar y su familia, la mama se encargaba de cuidar a los niños y de que en casa estuviera todo perfecto. Ese Rol se ha perdido, y ahora nos cuesta adaptarnos a un nuevo mundo, a otro sistema diferente al que fuimos educados.
A veces las personas tienen miedo a los cambios, pero quizás el secreto solo se encuentre en abrir sencillamente una puerta, una puerta a lo desconocido, una puerta que hay que abrir desde la humildad y respeto, para poder tener capacidad de aprendizaje y para saber adaptarse a un nuevo sistema que nos ha sido impuesto en la evolución de nuestros días.
Ahora todo es diferente, ya no existe ese Rol que antiguamente asumían las parejas, ahora la mujer es independiente, ahora el trabajo es igual para todos, se tiene menos paciencia, Internet nos ha llegado fuerte con importantes cambios como por ejemplo la entrada de redes sociales, las personas pueden tener más inseguridad en sus parejas si no se sabe llevar esto de la manera adecuada. Crecimos viendo una situación en nuestros hogares y ahora vemos que todo es diferente.
Claro que el amor existe, solo para aquellos que sepan aceptar que las cosas cambian, que lo más importante es el respeto y el amor hacia tu pareja…y para los que estén dispuestos al cambio. El amor existe si hay confianza, respeto y aceptamos los cambios…., vengan como vengan.
“Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza, se convierte en la taza, si pones agua en una botella se convierte en la botella, si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede aplastar. Se como el agua. Amigo mío, el agua que corre nunca se estanca, así es que hay que seguir fluyendo”. Bruce lee…Be Water My Friend
Moldéate a lo que venga, como el agua, desde el cariño y el respeto, ama a tu pareja sin que nada ni nadie pueda romperlo, tener paciencia y todo se verá mas claro. Aceptar las cosas tal y como vengan…y fluye como el agua.
Yo creo que vivimos en un mundo diferente en el que nos educamos, pero sigo creyendo en el amor. En ese que todos buscamos…, y muy pocos resultan encontrar.
Equípate y sobrevive en este nuevo mundo! Soldado.
(porque esto es una puta guerra…, y…o somos fuertes para aprender y evolucionar desde el cariño y el respeto o…., nos quedaremos en casa comiendo hamburguesas más solos que la una)
Me mola el tema de la luciérnaga.
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Yo tengo citado a Ovidio en algún antiguo artículo con esa frase contundente que afirma que el amor es una milicia. Así es: aquí nadie nace con un manual. Amar bien requiere pasar por ritos de iniciación, duras pruebas, cambios de esquemas e incluso periodos de entrenamiento. Quien elige estancarse, vivir en el miedo, anclarse a patrones rígidos o simplemente huir de todo lo que considere negativo, conocerá muchas cosas seguro, pero el amor en plenitud no será una de ellas.
Eso sí, para esto hay que tener agallas y a veces sólo las echamos cuando alguien nos tira de un empujón al pozo.
Y sí señor, esto es una guerra, pero de esas en las que o ganamos, o ganamos.
Abrazos luminosos 🙂
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Vayamos a lo concreto… ¿En qué consiste esa revolución del amor? En un montón de relaciones no convencionales: homosexuales, bisexuales, sadomasoquistas, de dominación-sumisión, parejas liberales, parejas abiertas, poliamor… Cosas que antes se daban por sentadas ya no se pueden asumir: el amor para toda la vida, la fidelidad (exclusividad) sexual, la heterosexualidad, la monogamia, el que los niños tenga un padre (y uno solo) y una madre (y una sola). ¿Estás preparada para la revolución, Cristina? ¿O te aferras desesperadamente a los viejos esquemas?
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Eso es lo grande. Que para cada uno, será una revolución distinta 🙂
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