Pese a la mala fama que tiene el invierno, el verano es la estación más solitaria por excelencia.
Hoy estoy sola y tranquila. Con un bebé y con el trasiego que por lo general tengo en mi día a día, estar sola es tan infrecuente como el paso del cometa Halley.
Estoy sola y puedo ver una película, si quiero. Puedo saltarme los horarios de comida y picotear lo que me apetezca, puedo ir a la piscina y hacerme treinta largos, poner la música que me gusta a todo trapo y bailar, hasta (increíble) echar una larga y reparadora siesta.
Soy libre. (Qué susto!)
Pero de repente siento un vacío. No es un vacío incómodo, ni desconocido. Es ese repentino parar y darte cuenta de que no tienes que ocuparte de nada urgentemente y que el tiempo, que habitualmente pasa volando, de repente parece detenerse y dar cabida a todos los pensamientos del mundo.
Y de repente lo único que quiero hacer es sentarme y contároslo.
Hay muchos tipos de soledades. Mi soledad ha sido, en ocasiones de mi vida, como un sordo golpear de angustia en el fondo del pecho que no me dejaba respirar. Esa clase de soledad que te lleva a llamar a alguien que en realidad no te importa con tal de escuchar una voz, algo, alguien. Esa soledad que se agazapa como el monstruo de las películas de terror, induciéndote a apuntarte a cosas que no quieres hacer y a quedar con personas con las que no quedarías nunca. Esa soledad de la que se nutren las apps de citas y el apartado de bollería industrial de Mercadona.
Una vez tuve una experiencia muy curiosa dentro de mi soledad. De repente, experimenté una sensación de vacío tan extrema como el astronauta que de repente abre la puerta de su nave y enfrenta toda la inmensidad del universo. Era como si todos mis pensamientos conscientes hubieran desaparecido de golpe y me hubiese adentrado en una zona desconocida de mi razón en la que no había nada de lo que me resultase reconfortante o conocido. Fue terrible y sin embargo, también fue un viaje extraño que recuerdo con más curiosidad que trauma. Me gustaría que es hubiese repetido para poder explorarlo.
El psiquiatra y escritor Oliver Sacks narraba en uno de sus libros el caso de una mujer que había perdido el sentido físico de sí misma. La llamaba la dama desencarnada y así es exactamente como me sentía yo.
La soledad no es la nada, a pesar de que lo parezca. En la soledad siguen sucediendo cosas, pero suceden adentro y de una manera que no se puede prever o controlar.
La soledad veraniega es de otra categoría. Hace calor, los días duran más, la gente está de vacaciones y uno está en su casa sudando como un pollo mientras se pregunta qué coño ha hecho con su vida cuando es el único pringado que no tiene nada que subir en Instagram.
La soledad de verano, valga la redundancia, es una soledad con solera y con solana, que se prolonga insidiosamente como un chicle interminable en unas jornadas de luz que parecen durar siglos enteros.
Es esa soledad en la que cuando uno consigue sacarse de la inercia como un corcho de una botella de sidra, crea mundos enteros.
Cuántas novelas se han escrito en los veranos solitarios, cuántas ideas se han germinado, cuánta música se habrá compuesto, cuánta poesía se habrá hallado.
Hoy estoy sola, pero me gusta la sensación de sentir que estáis al otro lado. Algunos sois conocidos para mí, otros no, pero a todos os imagino al otro lado, sonriendo, frunciendo el ceño, o diciendo ésta qué dice, esto qué es, un poema, un artículo o un ciempiés.
Y me gusta esta soledad que en realidad no se siente solitaria, pues la comparto con vosotros hoy y es la soledad que más me agrada.
A favor por tanto de la soledad siempre, cuando esta soledad implica enriquecerse, indagar, dar algo de sí.
En contra de la soledad que envenena la cabeza, que nos reconcentra en una habitación mental de aire viciado. En contra cuando genera un sufrimiento improductivo, cuando nos lleva a revisar obsesivamente las redes sociales de vete tú a saber quienes, cuando nos torna envidiosos y llenos de rechazo y prejuicios, en contra absolutamente de la soledad no compartida.
A favor de la soledad que llega para conversar.
En contra de la soledad que viene a malmeter.
A favor de la soledad que puedo contaros hoy.
En contra de la soledad que se hace tan grande que ni se puede decir.
A favor de ambas en cuanto a que las dos son como los ríos que van a dar a la mar, que es el pensar.
A favor de todos los que me leéis, que hacéis más grande mi mundo y por tanto, menos solitario.
Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas
(Alejandra Pizarnik)
Bordado, como siempre. Como casi cada noche recurro a tus post en busca de consuelo o consejo, que es lo mismo, y la mayor alegría es ver una nueva entrada, una nueva oportunidad de enriquecernos. Gracias de corazón.
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¿Cómo podría sentirme yo sola si dentro mío está mi yo niña, mi yo adolescente, mi yo adulta? Todas confluyendo en una danza imparable en este momento presente, todas comunicando al unísono ¡En armonía al fin, Cristina! Lloro de emoción por esto que estoy logrando, nunca pensé lograr salir adelante y; sin embargo, aquí estoy, cada día descubriéndome, conociéndome, queriéndome, procurándome y entregando lo mejor de mi a quienes me rodean.
Aún me queda un largo trecho por recorrer, todo el tiempo que me queda de aprendizaje en esta tierra, por cierto, pero por primera vez desde hace mucho tiempo puedo decir que lo estoy disfrutando, cada detalle, cada paso que doy.
No puedo hacer más que agradecer, gracias a ti, Cristina, por todos tus artículos, a las personas que los comentan, en algún momento, una parte de mi quiso cambiar, transformarse gracias a ellos.
Un abrazo grande!
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Que bellas palabras… Yo estoy a punto de quedar en soledad… Tengo miedo, de no encontrarme, tengo miedo de huir de ella y volver a lo que hoy no me hace bien… Pero Gloria, tus palabras me dan esperanzas, de que la Soledad es un mundo desconocido en el que me podre conocer por fin… Saludos desde Ecuador..
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CÁSATE CONMIGO.
😉
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Ya lo decía Manolo García en ‘Vive en mi un recuerdo’: En los inviernos tan temidos de algunos veranos…
Pues ni que dice esta ni ciempiés que valga, maravilloso artículo de como de costumbre.
Gracias por compartirlo!
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Un post perfecto, como siempre Cristina. Conocí tu blog hace exactamente dos veranos cuando estaba pasando por uno de los momentos más difíciles de mi vida y necesitaba encontrar una explicación lógica a todas las irracionalidades en las que me ví inmersa. Encontré un artículo que me ayudó a reconocer ciertas cosas y al leer los comentarios, tanto tuyos como de otras personas, me sentí un poquitin menos sola y más comprendida. Desde entonces te sigo y disfruto con todo lo que publicas porque realmente das en el clavo de la psique humana y lo expresas perfectamente. Un saludo muy grande desde Asturias y ojalá sigas publicando mucho tiempo. Gracias!!!!
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Gracias!
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Chapó!!!
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Muy de acuerdo, estoy a favor de la soledad fértil, pero es tan dificil aprender a estar sola en una socieda tan neurótica! me encanta la foto del derviche
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Gracias, Cristina. Hace unos años me hice el firme propósito de aprender a estar sola para no tener que depender de nadie.
He aprendido a disfrutar de la soledad, a ser independiente, he creado una vida propia. Y justo es en este momento en el que han llegado a mi vida personas que me enriquecen. Creo que, paradójicamente, cuanto más capacitada para estar sola te perciben los demás, más les atraes de forma casi inconsciente.
Besos 😘
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Así es!! Y lo que te llega es más sano y apropiado para ti que cuando inconscientemente “necesitas” a alguien.
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Cristina, soy yo… Me voy haciendo a la soledad. Desechando historias o posibles historias que no me aportan, ni me importan. Yo creo que sin ti seguiría como era antes y ya me habría enganchado al primer rey puesto que llegara.
El verano pasado estar sola quemaba, era morder el polvo, era la noche dentro de la noche, el rechinar de dientes, la angustia. Era el grito de Munch. Estar sola era como hallarse en medio de la nada absoluta y alejada del absoluto todo. Estar sola era la oscuridad, el quebranto, la cárcel, el arrastrar cadenas. Y empieza a no serlo. Es más, a veces me deleito en ella. Y cuando quedo con alguien para ir a tomar algo la amistad de esa persona me sabe a mucho.
Solo me asusta un poco pensar que igual he perdido capacidad de amar. Y luego me digo que no. Amo a mis hijos, a mis amigos, a mi familia (no necesariamente la convencional). Antes no eran amores, eran enganches. Por no estar sola. Porque no me quería. Y ahora me quiero un poco más. He de avanzar aún, no te engaño. He de recorrer mucho.
Le digo a mi gente que me has salvado, tal cual. Ellos también me han salvado. Os debo la vida.
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Hola Azul,
Me siento super orgullosa de ti. Tremendo el camino que has emprendido e impresionantes esos primeros frutos.
Un abrazo muy muy fuerte.
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Precioso, me siento muy identificada.
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Excelente entrada sobre la soledad, sobre todo par aquellos que la padecemos. Lo peor de esa soledad no deseada es que se apodera de ti y cada día vas comportándote más y más como Tom Hanks en la película » El naufrago «.
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Estoy libre!! Que susto!! Genial Cris. Un abrazo grande!!
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Que clase de poema!!!!
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Cristina, tu post y entrada esperada por mi con agua en el desierto… Hay entradas tuyas que me han marcado y esta seguro que la escribiste para mi tambien… Gracias por tus palabras. Gracias por tus letras que son como el diseño perfecto de lo que mi corazon espera pasar en la soledad que estoy apunto de enfrentar….
Gracias a todos por sus comentarios a la entrada de Cristina, no saben lo valiosas que son sus plabaras en este momento de mi vida…
Ya no tengo miedo…. 🙂
Saludos desde Ecuador.
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Muy acertado vivo sola y he aprendido a disfrutar d ese tiempo q te brinda descubrir y crecer…gracias cristina
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es difícil llegar a encontrarse bien estando solo/a, pero cuando se aprende a estarlo es maravilloso.
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Es muy diferente la soledad elegida a la soledad impuesta. La elegida te da libertad, la disfrutas, la sientes cómoda y la agradeces porque reporta tranquilidad y conocimiento de una misma. La soledad impuesta pesa, te hace meterte en una espiral de la que no sales y donde los pensamientos no paran ni un momento hasta casi llegar a quitarte el aire. Son tan diferentes…
Yo he sido siempre de soledad elegida (exceptuando la soledad tras la muerte de mi madre, que fue una de las peores imposiciones a las que me ha enfrentado la vida). Preferir estar sola me ha hecho antisocial, lo reconozco, pero disfruto estando conmigo en mi mundo y no tanto con los demás, salvo contadas personas que siento que realmente me aportan. En general, si puedo, suelo evitar reuniones, quedadas y demás interacción por tener que seguir el patrón de relaciones que la sociedad impone y ve normal, no como lo mío. Pero para mí, si estoy o quedo con alguien sin que realmente me apetezca, siento que pierdo el tiempo. Soy más de disfrutar una tarde de lectura, de paseo con buena música, de conducir sin destino o incluso de viajar a mi ritmo. Cuando salgo y veo la gente que se relaciona, que tienen a alguien… sinceramente, no siento envidia porque he llegado a un punto en el que no me apetece, ni me hace falta alguien para estar bien. Tengo amistades que no saben tomarse un café a solas o ir al cine sin que nadie las acompañe; se les cae la casa encima si se quedan solas y se enganchan a cualquiera que las saque de allí. Y la verdad, me da pena por ellas.
Cierto que el amor me mostró una cara desconocida hasta ese momento para mí y me descubrí dependiente emocional, pero aun así, mi soledad y yo seguimos dándonos la mano ya que no pude estar con él. Y si no era con él, no quería estar con nadie, solo conmigo misma, con lo que volví a mis fueros. Escribir, descubrir este blog hace un año para ayudarme en mi duelo, las charlas con mi psiquiatra durante los meses de terapia por la depresión… esas han sido las ayudas que me han hecho avanzar y darme cuenta que la soledad sigue sin ser algo malo, siempre que uno mismo la elija.
Gracias, Cristina, por compartir tus pensamientos ❤
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Muy buenas Cristina!
Quería lo primero darte la enhorabuena por toda la ayuda que este blog presta a tanta gente que nos encontramos viviendos momentos tan dificiles. Leerte ha supuesto una revelación en muchos aspectos, así que gracias, de verdad.
Quiero comentarte la situación que estoy viviendo porque sé que tu visión realista me puede ayudar.
Tuve una relación con un chico durante cuatro años y medio. Para ambos fue nuestro primer amor, con todo lo que ello supone. Empezamos con 22 años. Yo siempre he sido una persona con problemas de autoestima, que hasta ahora he sabido más o menos gestionar con mucho diálogo interno, y que siempre se consideró una persona feliz y satisfecha a pesar de sus miedos e inseguridades.
Estar con mi ex novio supuso un antes y un después. Supuso sentir enamoramiento por primera vez, y supuso sentir amor con el tiempo también por primera vez. Nuestra relación se basó en la confianza y el apoyo más absoluto a la otra persona, y eso generó un vínculo muy fuerte.
Sin embargo, a mi durante la relación me empezaron a surgir dudas tras un problema que llevo arrastrando desde la infancia que me impide mantener relaciones íntimas con normalidad. Él me apoyó siempre e intentamos buscar soluciones, pero llegó un momento en que yo sentía angustia con solo pensarlo, y decidí dejar la relación.
Cometimos el gran error de intentar ser amigos, supongo que a la luz de lo que sé ahora debido a la enorme dependencia que teníamos los dos. Así fue durante año y medio. Sin embargo yo notaba que ni él ni yo sentíamos la situación como correcta. Yo sufría y el sufría, y encima perdimos la confianza en decirnos lo que realmente estábamos sintiendo.
En octubre por fin me dijo que él no podía ser mi amigo. Ver su sufrimiento real, que intuía per no quería reconocerme, me destrozó. Porque en ese momento en el que él estaba tan mal yo sentía que volver a estar juntos era un error, y saldría mal. Así que le dije que respetaría su decisión.
Durante cuatro meses solo contactamos durante cumpleaños, y navidades. Yo entonces no sabía lo que él estaba pasado. Ahora lo sé.
Yo por mi parte sufrí mucho, y pensé en volver a buscarle miles de veces. Pero tenía tanto miedo a hacerle sufrir de nuevo si la cosa no iba bien, que me obligue a mi misma a no decirle nada de volver hasta que no tuviera 100% claro que sería para siempre. Ahora lo pienso y no puedo creer que pensase así. Yo siempre creí que volveríamos a estar juntos. No entraba en mi cabeza otra cosa. No he intentado rehacer mi vida en todo este tiempo, ni entra todavía en mi cabeza estar con otra persona.
Finalmente en enero no pude aguantar más y le contacté. Durante estos meses de enero a agosto le hice saber que yo le seguía queriendo, y que nunca había dejado de hacerlo. Pero también le contaba mis ataques de ansiedad y pánico que comenzaban cuando pensaba que podía hacerle sufrir. Él me ha dicho que me quiere, que siempre me va a querer pero él pasó por el dolor de tener que aceptar que no iba a volver a estar conmigo. Que para él fue el peor momento de su vida, y que todavía no estaba recuperado del todo. Además, me dijo que estaba saliendo con otra chica, que no estaba enamorado pero tenía otras cosas en las que apoyarse para salir adelante (trabajo, deporte, etc). Y que sentía, que tal y como estaba él ahora (herido) las cosas no funcionarían.
Me quedé echa polvo pero no pude más que entenderle. Desde entonces, hará dos semanas de la última vez que hablamos y yo estoy hundida. Cristina, le quiero con toda mi alma y daría cualquier cosa por demostrarle todo el amor que siento por él. Pero creo que los dos estamos mal y debemos intentar estar bien. Por una parte siento que debo dejarle recuperarse y luchar por mi recuperación, aunque nunca más volvamos a estar juntos. Pero por otra no puedo evitar no tener ganas de seguir adelante y luchar por estar bien yo. Y no puedo evitar tener la esperanza de volver a estar juntos. Aceptar la pérdida de la persona que más quieres y has querido es lo más doloroso que he sentido nunca. Pero también sé que para darle lo que merece tengo que darme a mi lo que merezco, que es estar bien.
Me parte el alma que siendo dos personas que nos queremos tanto nos hayamos hecho tanto daño.
Necesito estar bien pero no se cómo. Siento mucho la parrafada.
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Cleo, tengo una historia parecida a la tuya.
Es muy duro que las personas que «tenemos un problema con las relaciones» encontremos la paz en una de ellas.
Estoy diagnosticada de Estrés Postraumático por abuso sexual en la infancia, no sé si tu caso es el mismo, pero este blog de Cristina me ayudó mucho a terminar con «los enganches» en las relaciones.
Ahora estoy «sola» y «libre». Llevo ya casi 3 años. Me estoy recomponiendo y soy bastante feliz con la vida que llevo.
Ojalá tengas suerte, pero supongo que sabes que es imprescindible la ayuda de un profesional y una psicoterapia.
Mucha fuerza y ánimo.
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Gracias por tu comentario María. Hace ya un tiempo que busqué ayuda y estoy con una psicóloga que me está ayudando bastante. Aunque mi problema no fue exactamente el mismo no afrontarlo durante tantos años me hizo mucho daño. Pero tengo esperanza de poder superarlo poco a poco. Creo que el solo hecho de haberlo enfrentado y contado ha supuesto una liberación. Espero que, con el tiempo y poniendo todo de mi parte, pueda como tú algún día sentirme sola y libre al mismo tiempo. Muchísimas gracias por compartir conmigo un trozito de tu historia, de verdad.
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Hola Cristi, nunca dejas de sorprenderme, escribiendo sobre temas,cuando parece que todo está dicho y que han llenado ya demasiadas páginas, siempre queda algo por decir o por recordar…
Cuándo todo nuestro arsenal de información y conocimientos no dan para más, hay que dejar de usar la razón para irnos al corazón, y lo más dificil: aceptar nuestros sentimientos, dejarnos sentir las emociones que no nos gustan, y no por masoquismo, sino porque al aceptar lo que estamos sintiendo, deja de hacernos daño y acaba por marcharse.
Yo, particularmente, y conmigo muchos otros , nos sentimos además de agradecidos, muy en deuda contigo, Locos de amor, contigo al frente, ha llegado a ser la puerta abierta, la respuesta, la esperanza, en momentos, donde nos encontramos perdidos y sin brújula, cual el mejor de los amigos, en un mal momento, cuando no somos portadores de nada bueno, y la angustia, la ansiedad y demás parientes, se convierten en nuestro menú de cada día. Ya sea con una respuesta , con respuestas a otros, con entradas nuevas, he encontrado en tus líneas, la respuesta a los conflictos de toda mi vida. Además de sentirme comprendido y acompañado. Y lo mejor,siendo el que soy y seré siempre, ME SIENTO LIBRE Y RENOVADO. GRACIAS con mayúsculas, te las mereces. Sin tu compañía, no sería el que soy…
No soy nada poeta ni poético, pero hoy me siento inspirado, y me he atrevido, a componer algo, imitando (humildemente) los estilos de K. Gibran y de Jorge Bucay. Espero os guste.
La soledad
Cuando conocí a la soledad, no la quería en mi vida,
Había oído hablar muy mal de ella.
Desde el primer día la detestaba, me parecía despreciable,
De hecho, la odiaba como a alguien que quería lejos.
Ella, en cambio, me sonreía, con una sonrisa amable y tierna,
Repetía continuamente, que tenia cosas que enseñarme.
Yo furioso, le decía, tu no tienes nada que yo quiera para mi.
El ego me había avisado: ten cuidado con ella…
Y así, pasamos años, yo odiándola y ella intentando hacerse oír.
Hasta que descubrí que «ella» también tenia alguna cualidad.
Y detrás de una cualidad, empecé a descubrir muchas otras
que mi odio no me dejó ver.
Y ya, no sólo no la odiaba, empezó a caerme bien.
Nos hicimos amigos, inseparables amigos, que siempre
tienen cosas que contarse. Nunca imaginé como me podía
acompañar la soledad y cuan nutriente era su presencia.
Pero un día la soledad murió, y la lloré mucho tiempo, y le viví mi duelo
la eché de menos mucho tiempo, con nostalgia. Tenia tantos buenos
recuerdos, que la vida era difícil sin ella.
Luego llegó a mi vida «la compañía», muy buena prensa tenía,
Llevaba toda mi vida esperándola, y como todo lo que se anhela mucho:
Me sentí un tanto desilusionado, no era para tanto la fama que tenia.
A pesar de todo,lo pasamos bien juntos…
Y como todo lo que nace, la compañía también murió, y también,
la lloré, tuvo su duelo pero no sufrí mucho porque «la soledad» me ensenó
a vivir con esperanza, Solía decirme: de todo se sale, todo pasa ….
Y cuando voy por la calle, oigo a la gente murmurar: Mirad a ese,
Ha perdido a la soledad y a la compañía, y aun sonríe,
Dicen que es porque ahora es amigo de «la paz» y su prima «la armonía»
por eso,ya no sufre como antes, ahora él ACEPTA….sin más.. Y vive ….
Y así, siguió el curso de su vida …y así pasó la vida,
valorando y disfrutando la única y verdadera riqueza: el AHORA…
ya que el pasado ya paso y el futuro es ilusión o sinónimo de mentira…
Ahora, camino de la vejez, a solas conmigo, cuando miro el camino recorrido,
Cuando rememoro, las personas y las escenas que para bien y/o para mal
y siempre, para crecer y aprender, sólo puedo dar gracias,porque de lo mejor a
lo peor de lo vivido, gracias a ellos, soy quien soy…estoy donde estoy.
Más allá de «la compañía» y de «la soledad» que hayan pasado por mi vida,
!la felicidad y la plenitud son dos metas, que nacen de la melodía que
cada uno compone, SI QUIERE, con su vida, su historia, su corazón y su mente.
En plena madurez, sin grandes amores y sin viajes en globo, con buenos y malos momentos, puedo decir y digo, que mi vida HA MERECIDO LA PENA…
Un besote Cristi, y un abrazo para todos los que formamos esta gran familia, que con orgullo llamo Locos de amor ,gracias x estar ahí 🍀💞💚😘
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Qué bonito, Fran,
Al final os intento llevar al sentir de que la vida es tan amplia que una sola circunstancia no puede abarcarla.
Abrazotes mil!
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Hola Cristina y hola al resto! Qué cierto aquello que comentaba alguien por aquí de la soledad impuesta… Qué difícil se hace cuando llega. Aún recuerdo el verano pasado cuando unos meses antes mi ex cortó conmigo… Después de tantos veranos compartidos de experiencias, atardeceres, trabajo… Estaba en casa, dos largos meses de vacaciones y pensando en aquello de «soy la única pringada que no sube fotos a Instagram» tal como decías Cristina. Estoy de acuerdo en que hay momentos en los que la soledad ayuda muchísimo, pero hay tantos otros en los que me gustaría huir de ella… La soledad que te trae un nudo de garganta y te llena los ojos de lágrimas no me gusta nada… A quien le dirías siendo profe, con dos fabulosos meses de vacaciones, que se le estuviesen haciendo largos… Estoy deseando volver a empezar rutina… Al menos para que el tiempo para pensar sea menor.
Gracias Cristina por tus reflexiones!
Un saludo,
Cris
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Tremendo, como siempre.
¡¡Nos ayudas siempre tanto!!.
Mil gracias
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Hola Cris como estas? tu pequeño? como pasan estas vacaciones de verano? Bueno Cris, tengo mi familia, mi trabajo, mis metas por las que estoy trabajando, mis sueños, mis estudios… Sin embargo la verdad es que me siento y ESTOY sola, en eso de pareja, hay dias que me provoca saber que sera tener una pareja saludable y me observo y me evaluo y se que no soy una mala persona y estoy sola en cambio seres realmente sin sentimientos y de mal corazon tienen «pareja» vaya, tiene a alguien al lado y alli es cuando digo que la vida no es muy justa que digamos…
O sera que a mi no me toca eso de pareja… Lo de mi ex me ha costado mucho, porque no queria aceptar la basura de ser humano que es…. Sabes Cris a que se dedica ese sujeto ahora? a colocar en su face de manera publica memes y burlas sobre mi pais, el que esta en su peor crisis humanitaria e historia, se burla colocando ese tipo de publicaciones, parece que no tiene sangre en las venas, como que si mis paisanos y yo queremos estar asi de mal como estamos… Te pregunto Cris por que hace eso? de verdad me ODIA tanto que lo hace por que le da gusto saberme mal? no entiendo por que tanta maldad de ese ser humano hacia mi…
Ya seee, ya se antes de que me digas nada, ya se que no tengo que ver su porqueria de red social, lo se… Fue un error de mi parte.
Saludos Cris FELIZ VIERNES.
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Cristina me parece muy interesante tu blog. Te mando una fascinante sugerencia de lectura para momentos de fructifera soledad. Eva Illouz «Por qué duele el amor: una explicación sociológica». Está agotado hace mucho, pero se puede encontrar en buenas bibliotecas.
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Hola Ana,
Buscaré este texto, me gusta mucho la autora, pero no me resulta fácil de encontrar sus libros.
Abrazos
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Cristina me alegra mucho coincidir en el gusto por Eva Illouz, para mí una de las mujeres más sabias y lúcidas que he leído. Efectivamente de sus seis libros traducidos, dos están ya agotados. Y uno de ellos es la joya que te menciono «Por qué duele el amor».
Seguramente por préstamo interbibliotecario podrías encontrarlo. No obstante, en el enlace de Google Books que te adjunto puedes ojearlo en vista previa, así como otros cuatro de sus libros.Te añado también el blog del sociólogo Francesc Nuñez que incluye una reseña sobre el que comentamos. Y el booktrailer de la propia autora.
https://books.google.es/books?id=RfsFOoJQQeYC&printsec=frontcover&dq=Eva+Illouz&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjj_4TQ15XdAhXjI8AKHSbVD54QuwUIKjAA#v=onepage&q=Eva%20Illouz&f=false
https://fnunezmosteo.wordpress.com/2015/04/23/que-es-el-amor-el-amor-que-duele-eva-illouz/
En Internet puedes localizar alguna de sus conferencias, y muchas entrevistas escritas. Su profundo análisis de cómo el capitalismo ha penetrado hasta lo más profundo de las relaciones íntimas es impresionante. Además es bastante crítica con la psicología y la psiquiatria. A mí me ha hecho cuestionarme muchas cosas porque creo que su visión es acertada. Y soy psicóloga…
Ojalá sea cierto lo que decía la prensa alemana, que será uno de los intelectuales más influyentes del futuro. El mundo sería un lugar mucho mejor para todos.
Un cariñoso abrazo Cristina
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Hola de nuevo, me gusta esta conversación sobre la soledad que después de todo no lo es porque disfrutar de nuestro propio tiempo para lo que nos gusta es un lujo que muchas (os) no lo tienen. Escribir nuestros pensamientos y opiniones para que otros los disfruten leyendo es compartir. Yo realmente pienso que todos los que tenemos acceso a las nuevas tecnologías nunca perdemos el contacto. La vida no se basa únicamente en la vida de pareja y se lo pensamos bien se vive mejor siendo libre escogiendo cada momento para lo que deseamos. Saludos
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Muchas gracias. ?Como puedo iniciar sesion?
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Tienes que tener cuenta en Google o en Gmail.
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hola cris te sigo de hace muchos años y me alegra q existas!! actualmente estudio psicología y me enriquece muchísimo tus blogs, creo que la soledad no la puede entender cualquiera que hace años lo esta viviendo, en ese mundo de contradicciones en disfrutar estarlo y tener que levantarse solo cuando a veces no va nada bien.
la soledad me ha puesto a limite muchas veces, teniendo que pensar como «resistir» para no bajar la guardia, aprender a estar solo para que lleguen «relaciones» sanas y enriquecedoras, pero lo que he logrado hasta ahora es que mis vínculos me generen conflictos optando por la soledad nuevamente y seguir reafirmando que es mejor estar solo completamente, pero a veces necesito llorar y un abrazo o que alguien este ahí simplemente sin emitir sonido ni juicio.
Estar en el mundo de la psicología también me ha hecho cuestionarme mis relaciones personales, ya que por ser un futuro psicólogo, la escucha debe ser activa, y entro en ese terreno que «debo» comprender que los demás tienen sus problemas, y me entro a cuestionar que al fin y al cabo,
quien me entiende a mi?, quien me puede dar una respuesta acertada en base a la ciencia o que se pueda pensar en conjunto para llegar a una «solución»? , la mayoría de las personas de las cuales se me acercan son personas que buscan una respuesta, un alivio, un oído, un apoyo incluso familiares, pero me tienen por loco e inestable cuando hay días que no quiero escucharlos porque también están los míos y yo cargo mi propio escudo. ahí es cuando comienza el juicio de las personas y eso aun mas me hace encerrarme en mi misma buscando una respuesta si hay algo mal en mi.
En fin un pedacito de lo que me pasa por la cabeza.
abrazo apretado
Silvina
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Hola Silvina,
Tu comentario me ha inspirado un artículo que tenía pendiente. Echa un vistazo a la última publicación.
Te entiendo perfectamente porque lo que describes es muy común a las personas que nos dedicamos a ayudar. El aprendizaje más difícil que tenemos que nos toca hacer, es el reconocer que nosotros también necesitamos a los demás y abrirnos a su aporte. De esta manera, no sólo nos recargamos nosotros, sino que evitamos el sentirnos aislados en el «trono ayudador».
Abrazos fuertes, admiro mucho tu profesión y estoy segura de que lo harás genial.
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