¿Son sanadoras las palabras? En medio de un gran cambio, muchas veces necesitamos que alguien nos vuelva a explicar de qué va esto de la vida. Una frase adecuada en el momento adecuado puede ser una luz que nos acompañe durante una parte del largo camino ¿Por qué nos cura el lenguaje?
Cuando estamos en plena crisis personal o inmersos en un proceso de duelo, una de las necesidades que surgen de forma natural, es la de encontrar respuestas. Al principio, resulta frustrante, porque los árboles no dejan ver el bosque: y las preguntas todavía no son las adecuadas. A medida que vamos avanzando en el aprendizaje, surgen otras cuestiones. Y entonces, acudimos a la lectura: ya sean frases sueltas, libros de autoayuda, textos de superación, fábulas budistas o blogs como el que tienes delante, tú estás acudiendo a lugares en los que posiblemente no hayas estado antes.
El dolor, ante todo, es la puerta al conocimiento. En la era actual, tenemos un acceso privilegiado a la sabiduría acumulada de toda la historia de la reflexión humana. Cuando estamos mal, tenemos la doble tendencia de individualizarnos en nuestro sufrimiento y al mismo tiempo, buscar una conexión con las experiencias similares de otros. Uno quiere sentir que no es pionero en su dolor y necesita asegurarse de que es posible superarlo a través de las demostraciones de quienes atravesaron previamente ese umbral.
¿Qué clase de respuestas buscamos en las palabras, cuando el «estar bien» es asunto de nuestras emociones? Sencillo. En primer lugar y aunque un duelo es un proceso interno, existen elementos externos que influyen sobre nosotros. A efectos terapéuticos, la belleza es uno de esos elementos externos. El lenguaje contiene belleza. Cuando nos sentimos mal y buscamos palabras que nos consuelen, encontramos pequeños reductos de verdad en todas partes.
Todo rebosa sentido: es como si el sufrimiento nos hubiera otorgado una nueva mirada, sensible a esa cosa indefinible que hasta ahora nos había sido esquiva.
Quizás sólo unas palabras mías (o de cualquiera) no basten para sanarte. Pero, para cada uno de nosotros, el lenguaje entona canciones diversas y puede que un día des con la tuya, o ella dé contigo y te recuerde que el potencial de ser expresado también convierte a tu mundo en un lugar maravilloso.
Yo te quiero, verso amigo
Porque cuando siento el pecho
Muy cargado y muy deshecho,
parto la carga contigo.
(José Martí, Versos sencillos)
¡me he emocionado con tu artículo! gracias por regalarnos y compartir éstas hermosas palabras con nodotros….un beso
Me gustaMe gusta
Esto es de lo más hermoso que haya leído nunca en un blog.
Me gustaMe gusta
La magia de las palabras nunca se termina y no sólo para sanar sino tambien como arma preventiva. !Cuántas parejas no se hubieran roto si hubieran sabido conversar adecuadamente¡.Y
no sólo eso, sino que probablemente su relación se enriquecería día a día. Cuando se tratar de utilizar la técnica sanatoria, es indudable que lo que más nos puede ayudar a salir del pozo, son unas buenas palabras amigas dichas con cariño y convencimiento y esto último se logra por medio de alguien que ha bajado a los infiernos del desamor en alguna de sus infinitas versiones. Creo que al final y para casi todo en la vida, cuando todos los remedios han fallado, se puede afirmar sin lugar a dudas: !Siempre nos queda las palabra¡
Me gustaMe gusta
Uno de los libros más cuestionados, una de las religiones más criticadas, ¿una forma de vida? ¿una religión?… Casualmente empieza «Al principio solo existía la PALABRA… Empiezo así por el titulo de la entrada «Una sola PALABRA TUYA, bastará para sanarme».
El VERBO se hizo carne y acampó entre nosotros.
– Fuera de usar estas palabras como dogmáticas, las uso como fuerza… Yo que en su tiempo me dedicaba a leer, escribir, fabricar sueños, a usar la palabra como medio único de VIDA… Hoy gracias a ti MUJER (Cristina Lago). He viajado por todo tu blog, y solo se de ti por palabras pero han cobrado vida, experiencia y análisis de mi propia experiencia. He visto errores, fracasos, frustraciones sin sentirme juzgada por mi misma. Ni avergonzada de haber hecho mal, solo me salió ternura para ti y perdón para mi. AHÍ RADICA EL AMOR.
-TUS PALABRAS NO ME CURARAN DE POR VIDA, pero al menos si iluminan mi situación actual y mi sufrimiento actual no es el fin de nada, solo el puente de lo que quiero llegar a ser.
SOLO PUEDE DECIRTE GRACIAS Y ESPERO QUE RECIBAS LAS BENDICIONES DE LA PALABRA
Me gustaMe gusta
Dumbledore decía «Las palabras son nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infligir daño y de remediarlo», y es verdad.
Cuando estamos en un duelo y terminamos yendo a psicoterapia, quizá vamos en busca de esas palabras que nos hagan saber qué pasa y cómo afrontar esta etapa. A veces puede servir, pero en mi caso… qué irónica puede ser la vida! Yo estaba (estoy) inmersa en el duelo por una relación con un hombre casado (su primera infidelidad y mi primera «pareja» en años de soledad elegida) con el que, aunque sabíamos que no teníamos futuro, decidimos disfrutar mientras pudieramos de lo intenso que surgió entre nosotros y de lo mucho que nos amábamos. Pero la finalización de la relación cuando la culpa pudo más, me dejó muy pero que muy tocada tanto por la dependencia emocional que desarrollé hacia él como por lo brusco y desagradable que fue nuestra última comunicación debido a cómo le agobié por no querer perder su «amistad». Caí en una depresión que ya venía haciéndose su camino por otros temas familiares, y tras meses de medicación, la psiquiatra me derivó a psicoterapia como apoyo porque no terminaba de remontar. Solo fui a dos sesiones. Cero conexión con la psicóloga y sus palabras. Pero qué conexión iba a haber con su historial emocional que no dudó prácticamente en espetarme? Yo allí sentada llorando con mi experiencia y mi duelo, y de pronto, me empieza a contar con cierto tono despectivo que ella está divorciada desde hace tres años después de trece de relación (desde sus 21) y que el motivo del divorcio fue que su ex le fue infiel y (palabras textuales) «La diferencia es que a mí me dejó por su amante y a ti te ha dejado por su mujer». Si ya de por sí cuesta ir a psicoterapia, si encima te sientes juzgada e incomodísima por estar ante una (supuestamente) profesional que de objetividad tiene poco y de resentimiento aún mucho, mejor no dejar que sea ella quien haga su propia terapia pagándolo conmigo por ser yo «la otra» de mi historia.
El caso es que dejé de ir, como es lógico. Si el fin de una psicoterapia es mejorar, no creo que fuese a hacerlo cuando no me iba a atrever a abrir la boca para contar cómo me sentía mientras la psicóloga me aniquilaba con la mirada. No decidí buscar a otra (ya pensaba si tendría que pedir el historial amoroso para quedarme tranquila) porque realmente sentía que no me hacía falta. Sin tener a nadie delante o que me «escuchara» en persona, sí sentía que había palabras que me estaban ayudando (y mucho!) en todo el proceso, aunque fuera lentamente. Y esas palabras son las que hay en este blog, los artículos y muchas de las experiencias de quienes los leen y sus respuestas. No te puedes hacer una idea de cómo me ha ayudado y me sigue ayudando leerlo, Cristina. He comprendido tantísimas cosas, he entendido tanto la situación y el proceso, y sobre todo, he aprendido tanto (y sigo aprendiendo) cada vez que leo un artículo, que no sé cómo darte las gracias. A veces son textos casi completos, otros alguna frase, incluso algún comentario de otros lectores o tus respuestas a ellos. Es que lo he leído prácticamente todo, jaja. Desde que di con el blog allá por el mes de julio, comencé a copiar en un word todo aquello que me resonaba interiormente y que sabía que me decía «algo». Cuando la semana pasada fui a la revisión con la psiquiatra y le comenté lo que me había pasado con la psicóloga y su (a toda vista) duelo mal resuelto, le comenté sobre tu blog, cómo lo había encontrado por casualidad en verano, y todo lo que me estaba aportando para ir avanzando en el duelo y en la depresión. Y ella, que no es muy ortodoxa y está abierta a todo lo que pueda ayudar de forma sana, lo vio estupendo. Así que, no sé si una palabra tuya bastará para sanarme, pero sí sé que tu blog me está ayudando mucho a mejorar. Gracias infinitas por ello y un abrazo enorme.
Me gustaMe gusta