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Si en el artículo Cómo (no) recuperar a tu ex hablábamos sobre las tácticas más utilizadas para retomar una relación cuando es el otro quien ha dejado, ahora trataremos sobre lo contrario. ¿Qué hay que hacer para recuperar a un ex que se ha marchado?

En primer lugar, antes de iniciar una ofensiva para recuperar a nadie, date unos pocos días para asumir y digerir el shock. Cuando nos dejan, entramos en una especie de desesperado síndrome de abstinencia que nos ciega y actuar movido por los impulsos durante este breve periodo de descontrol no es recomendable ni para recuperar a nadie, ni para recuperarte tú. ¿Te irías a una fiestaza en Pachá Ibiza a los dos días de haber decidido dejar el alcohol? Pues con tu ex, lo mismo.

En segundo lugar, destierra de tu mente la frase «recuperar a tu ex». Las personas no se recuperan, porque no son propiedades de nadie. No se pierden, se marchan. Por tanto, son ellos quienes deben volver por su propio pie y voluntad: no todo depende de que cumplas con unas pautas determinadas que no admiten margen de error, sino de que la otra persona experimente ganas de retomar una relación contigo. Intenta relajarte: si en lugar de intentar arreglarlo, se marchan, la pelota ya no está en tu tejado.

Entonces, te preguntarás ¿qué puedo hacer? Si no sirve usar técnicas, ni provocar celos, ni mantener una falsa amistad, ni ofrecer sexo, ni dar pena, ni hacer un numerito romántico, ni suplicar…¿cómo hago para que vuelva mi ex?

Es posible que a estas alturas hayas oído hablar del llamado contacto cero o ley del hielo. Cuando una relación se termina, cuando dos personas rompen un vínculo, queda una herida que sólo el tiempo y la distancia consigue restañar. Permanecer en contacto con una ex pareja reciente es como reconectar ese vínculo de forma breve y forzada, sólo para ver de nuevo como se rompe una y otra vez, condenándonos a experimentar el dolor de la pérdida en mil pequeños ecos insoportables.

 Por ello, es esencial interrumpir toda comunicación con la otra persona. No importa el tiempo que llevéis juntos o lo muy integrados que estéis en vuestros respectivos entornos, o la amistad que hubiera antes de establecer la relación: una ruptura crea un mundo de añicos que hay que recoger y sanear para lo que ambos miembros de la pareja puedan adaptarse a este cambio sin constantes interferencias del pasado. No es inhumano, ni grosero, ni desconsiderado: lo que es inhumano es intentar mantener a toda costa un contacto que nos hace daño por aquello de quedar bien o por mantener el fantasma de una relación que ya no está.

Es momento de respetarte y entender que ahora mismo la persona que más te necesita a su lado no es tu ex, sino tú.

Al iniciar este nuevo periodo en el que te dedicas a ti y no a perseguir a una persona que se ha ido de tu vida, eliges el único caballo ganador de la carrera. Por una parte, cuanto antes te separes emocionalmente de esta persona, antes iniciarás el proceso de duelo; y por otra parte, si hay alguna ínfima posibilidad de que una ex pareja vuelva, ocurrirá sólo si piensa que puede perderte, algo en lo que no pensará si te tiene ahí a sus pies mendigando que te quiera.

Ojo, el contacto cero no es una «táctica» para hacer que una ex pareja vuelva y no se recomienda (ni se debe recomendar) a estos efectos, porque no se trata de esconderse mientras se va acechando la reacción de la otra persona desde las sombras, esperando que vaya moviendo ficha. Se trata de establecer un distanciamiento no para engañar al otro, sino para curarte tú.

Asume que la relación tal y como era hasta ahora, ha terminado para siempre. Incluso en el caso de que se retomase, debería empezarse sobre unas bases totalmente nuevas y esto no será posible mientras ni el uno ni el otro hayan cambiado. Este cambio se producirá a través de la vivencia del proceso de pérdida. ¿Por qué es así? Porque mientras no asumamos la pérdida, tendremos miedo a perder. Y este miedo hará que caigamos en las siguientes actitudes mentales, profundamente nocivas tanto para recuperar como para recuperarse.

1- No puedo vivir sin mi ex: por supuesto que puedes vivir sin tu ex. Las únicas personas adultas que realmente no pueden vivir sin otra persona, son los hermanos siameses que comparten órganos vitales. ¡E ya! Ahora, en serio: es normal que este tipo de pensamientos puedan cruzársete en la primera etapa de la ruptura. Tómalos como algo temporal, producido por los desequilibrios químicos que afectan a nuestro cerebro cuando nos desenganchamos de la dependencia afectiva. Por supuesto, creer que no puedes vivir sin tu ex es una de las señales más claras de que no es el momento de intentar ninguna recuperación de la relación, sino de pasar tu síndrome de abstinencia. Esto nos lleva al siguiente punto:

2- Deja pasar el síndrome de abstinencia antes  de tomar ninguna resolución en relación a intentar un acercamiento activo hacia tu ex. Aunque para ti, hacerlo en estos momentos pueda parecerte como una gran lucha romántica, lo que tu ex ve, en el mejor de los casos, es a alguien que no respeta sus decisiones; y en el peor, a una persona desesperada que no se da ningún valor y que por supuesto, resulta poco o nada atrayente.

3- Libérate de las culpas: es muy común que en las rupturas, la persona dejadora descargue su propio sentimiento de culpa buscando razones y excusas para hacer responsable de la ruptura al dejador, aunque sea de forma indirecta. Salvo que hablemos de actos muy graves y notorios (maltratos, infidelidades, ninguneos constantes), en una relación medianamente normal, entre personas normales, no hay un culpable directo, sino errores de ambas partes. Y aun así, no siempre estas acciones o errores dan lugar a una ruptura: depende de otros muchos factores, como el momento vital en el que se encuentren los integrantes de la pareja.

4- Deja de idealizar a tu ex: no falla, basta con que una persona te deje, para que automáticamente, adquiera valores extraordinarios que le elevan y distinguen por encima del resto de la humanidad. Si ella era una chica mona, ahora se convertirá en un pivón despampanante. Si era un chico cariñoso, si bien algo pesadete, ahora se convertirá en un príncipe azul atentísimo que te trataba como una reina. Si ella sacaba buenas notas, ahora será la próxima descubridora de la cura del cáncer. Si él era un poco pasota y juerguillas, ahora será un fascinante hombre independiente que se las tirará a pares.

Ah, y  en caso extremo: da igual como haya sido la relación. Su próxima pareja (o su nueva pareja, si es que ya la tiene) será mejor que nosotros y le hará mucho más feliz.

Es el momento de retirar a tu ex del pedestal recordando todas aquellas situaciones donde nos parecía un poco pedorra, un poco muermo, un poco cargante, un poco egoísta o un poco vago o un poco estúpida. Y nos demos cuenta de que aun con sus muchos detalles que nos encantaban, nuestra ex pareja es tan normal como cualquier otra persona normal.

5- Prueba a intentar hacerte sentir bien a ti mismo: mientras consideres que la única fuente de tu posible bienestar sea el regreso de tu ex pareja, estarás en una posición claramente inferior. Prueba otros recursos para aliviar o paliar tu dolor. El ejercicio físico, por ejemplo, libera endorfinas, pero pasar una buena tarde con amigos, estar en la naturaleza o simplemente pegarse una buena llorera son otro tipo de acciones que nos reportan un bien inmediato y que aunque no curan la herida a corto plazo, sirven para hacerla más llevadera.

Con todos estos puntos en orden, es bastante posible que la ansiedad  de recuperar tu ex se haya calmado bastante, de modo que te permita reflexionar y evaluar si realmente es conveniente un regreso. Aquí estarías en verdaderas condiciones de tomar esa decisión sin cargas y sin miedos. No obstante, con todo ello, es recomendable seguir manteniendo el contacto cero para seguir avanzando en esta nueva perspectiva y para preservar la labor de recuperación.

Mientras tú atraviesas este periodo, tu ex pareja también está vivenciando su propio proceso de pérdida. En este proceso pueden caber igualmente nostalgias, idealizaciones y contradicciones. En este punto, es cuando la persona suele detenerse en un punto en el que se ve en la disyuntiva de proseguir adelante con su decisión, o bien plantearse una segunda oportunidad. La mayoría de las personas se decantan por seguir adelante y rehacer sus vidas.

En algunos casos, se produce un regreso, en cuyo caso se recomienda esta lectura: Volver con una ex pareja.

Para finalizar: jamás podrás controlar de ninguna forma que la otra persona se vaya o se quede en tu vida. Así pues, tu mejor opción es centrarte en aquello sobre lo que sí puedes actuar: tu salud emocional. El pasado ya fue y en el futuro es ignoto. El presente, por tanto, es tu absoluta prioridad. Tiéndele la mano…y camina.