Ha terminado la relación y todo se empeña en recordarte, una y otra vez, que todas las esquinas hablan de él, o de ella. Si se llamaba Telésforo, todos se llamarán Telésforo a partir de ahora. Si hicisteis un viaje juntos a la Cochinchina, la Cochinchina se pondrá de moda y empezará a aparecer como destino estrella en todos los anuncios turísticos. Si su grupo favorito era Queen, resulta que ahora Queen se han vuelto a juntar y no paran de hacer conciertos por todas partes. A menos que tu ex-pareja sea una cazatendencias del copón, estás sufriendo la ya clásica maldición de el mundo conspira para no olvidarle.
No, no es cuestión de magia. Tu cerebro simplemente está en modo alerta para cazar cualquier detalle asociado con aquello que tratas de evitar. ¿Que no quieres café? Pues toma cien tazas.
Pero es que no sólo son sus cosas. Tu propio patrimonio emocional está contaminado por los fantasmas de su recuerdo. En el reparto imaginario de la custodia de tu memoria sentimental, tu ex parece haberse quedado con la mejor parte. Ya no son «tus» canciones, «tus» películas, «tus libros», «tu bar». Han pasado a ser «sus canciones», «sus películas», «sus libros» y «su bar».
Y todo eso de lo que una vez disfrutabas y que considerabas algo tan íntimo y personal como una marca de nacimiento, queda marcado por el persistente aroma del desamor. Lo compartiste, lo hiciste también un poco suyo y lo disfrutabas más porque al verlo, al escucharlo, al leerlo o al visitarlo, te recordaba a él o a ella. No, si ahora también te recuerda. Para tu desgracia.
O bien renuevas por completo tu fondo de armario y cambias de gustos; o te pones las pilas y te armas con el equipo para fumigar recuerdos y dejarlos limpitos para su renovado uso y disfrute por parte exclusiva de tu persona.
¿Cuál es la mejor manera de fumigar recuerdos?
El motivo principal por el cual evitas escuchar ciertas canciones, ver ciertas películas, leer ciertos libros y acudir a ciertos lugares es el miedo.
Es lógico: tu autoestima anda por el fondo de las fosas Marianas, las heridas están abiertas y frescas y el miedo te está avisando de que no estás lo suficientemente preparado como para arriesgarte a situaciones que te puedan traer más dolor. Hasta ahí, bien.
¿Qué pasa si superas el miedo y abres esas puertas que mantienes cerradas? Que te darás cuenta de que ese miedo es mucho peor que lo aquello de lo que te protege.
Si quieres recuperar tu mundo, lo que te gusta, lo que te llena y te hace feliz y lo estás evitando porque te recuerda a tu ex, deberás enfrentarte a ello. Si es una canción, escúchala hasta que te lloren los oídos. Si es una película, vuelve a verla. Si es un lugar, no lo evites. Sólo así los objetos, que no son más que objetos, abstractos o materiales, dejarán de estar contaminados por la dolorosa presencia de su ausencia y volverán a ser aquellos que ya existían y te hacían feliz antes de que tu ex siquiera fuese un proyecto de zigoto en tu vida.
No olvides que, ames a quien ames, tus placeres siempre serán insobornablemente tuyos. No los destruyas: rehabilítalos.
Casi todo en la vida me recuerda de él. Tenemos varias canciones en común que nos gusta, y las escuchábamos juntos. Ahora cuando escucho música y sale una de ellas lo único que pienso es él y él, cuando todo era conquista falsa. Cada vez que veo autos grises como el suyo no evito averiguar si es él quién conduce, un auto que está muy de moda aquí siempre miro la tablilla a ver si es él. Los sábados noche es cuando más lo recuerdo ya que era nuestro día favorito para salir. Paso por su casa sabiendo que ya no vive mas ahí, supongo que es para revivir mas los recuerdos. Estoy muy obsesionada. Tengo el número memorizado pero no soy capaz de llamarlo, porque no quiero sufrir más. Quisiera que se me olvidada el numero de teléfono, probablemente eso me hará volver más loca. Yo si quiero recuperar mi mundo pero esto es mas difícil de lo que pensé, llevo todo el año así, desde que se fue a los estados unidos. Me gusta recordar cuando todo era bonito y una ilusión, porque fue la ultima vez que me sentí viva, me gusta sentirme mal! No hago sentido
Me gustaMe gusta
Muy bueno Cristina se que no me encuentro en esta etapa pero si tengo recuerdos. Algunos amores prefieren dar carpetazo y desaparecer todo de golpe para sanar heridas, la fase que se menciona en este artículo entra cuando se asimila en un 90% retomar aquello que nos encanta sin que perturbe el amor es el camino largo aveces con un tinte de melodrama.
Esta técnica puede ser útil para algunos que el camino corto “El carpetazo” con el tiempo es inevitable que nuestros gustos cambian, se acomodan de nuevo para una nueva calibración con nosotros mismos. El resultado se da cuando se concluye el duelo, queda como en un segundo plano archivo Record.
Aunque debo admitir que ambos casos funcionan, uno retomar ó dos dar carpetazo aunque el carpetazo tiene su pros y contras también, un abrazo.
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Hace mes y medio, mi ex rompió conmigo después de 2 años de relación (1 año viviendo juntos). Durante el 2015 se han dado muchas discordias en la pareja y, lo cierto, es que yo mismo había pensado en dejarlo. De hecho, se lo propuse la última noche que hablamos y que se acabó. Aunque esta propuesta la había hecho antes, pero ella siempre alegaba un “no quiero dejarlo porque yo te quiero”.
Si hago introspección en mis sentimientos y soy sincero creo que nunca he llegado a enamorarme de ella. He estado enamorado antes y no me veía como en esas ocasiones anteriores en las que si lo he estado. Pero siempre culpaba al hecho de que ya tengo 37 años y unas cuantas relaciones fallidas a mi espalda, que habrían hecho llevar las relaciones de ”otro modo”. Aunque no creo que este fuese el motivo, porque unos 7 meses atrás se acabó una relación anterior en la que si sentía estar enamorado.
El caso es que, a pesar de esto, la ruptura me ha sentado igual de mal que en las anteriores (he de decir que siempre he sido “el dejado”). Eso sí, he aprendido a llevar bien las rupturas, con dignidad, sin arrastrarme y manteniendo el contacto cero para no dar pasos atrás. A pesar del malestar, tengo claro que no quiero “segundas partes” (nunca las he concedido) aunque en el fondo este deseando ver un intento real por su parte.
Hasta aquí todo es normal y familiar para mí, pero hay una diferencia con las otras rupturas. El segundo año lo hemos hecho viviendo en mi casa. Esta casa la he reformado con mis manos y las de mi padre (mi héroe desde que era un niño y cada vez más). Pero aquí entra la figura de mi ex y es que ha sido parte crucial en el proceso de amueblado, decoración,… y ahora se me hace un mundo vivir allí. De hecho, desde que rompió conmigo, he estado en casa de mis padres. Ya cada vez me sienta menos mal cuando voy por allí a por cosas o a regar las plantas, pero no sé si estoy haciendo bien dándome este tiempo para volver definitivamente a mi casa.
¿Qué opinas?
Me gustaMe gusta
Hola Carlos!
Si ves que cada vez te vas sintiendo progresivamente mejor a la hora de ir de vez en cuando a tu casa, pues bien hecho está, en este proceso al final todo se simplifica en «cosas que me hacen sentir mal y que no necesito: y cosas que puedo hacer y que sí me hacen sentir bien».
Cada uno en lo que respecta a afrontar los recuerdos sigue su propio proceso. Perosnalmente yo prefiero hacer el exorcismo lo antes posible y siempre me ha funcionado bien. Por ejemplo, en una ruptura que viví, me dejaron en un bar muy agradable que había al lado de mi casa al que además solía ir muchas veces, así que para no cargarlo de connotaciones dolorosas, al día siguiente llamé a un amigo y nos tomamos unos vinos ahí.Y le perdí el miedo a ir al sitio enseguida. Yo te recomendaría que un día que estés con energía y ganas, vayas para allá, cambies muebles de sitio, quites cuadros, pongas algo nuevo y te readueñes de tu casa. Pero eso tú cuando y como veas.
Abrazotes!
Me gustaMe gusta
Estoy en una situación similar, y… Sí. Por supuesto que lo que domina esto es EL MIEDO.
Me gustaMe gusta
Hola Cristina,
Primeramente quisiera decirte que, en mi opinión, tus consejos son muy, muy acertados. Escribo en esta entrada porque el tema de recuperar nuestros lugares, películas, canciones, etc. tras una ruptura me parece fundamental para reconstruir nuestra vida y seguir nuestro camino. Hay un párrafo que, personalmente, no comparto del todo y simplemente quería comentar mi experiencia al respecto. Concretamente es el siguiente:
«Si quieres recuperar tu mundo, lo que te gusta, lo que te llena y te hace feliz y lo estás evitando porque te recuerda a tu ex, deberás enfrentarte a ello. Si es una canción, escúchala hasta que te lloren los oídos. Si es una película, vuelve a verla. Si es un lugar, no lo evites.»
Creo que no es tan sencillo y, como digo, hablo únicamente por mi experiencia. Tras una ruptura, las películas o las canciones tienen un fuerte componente emocional que puede anclarnos en el pasado. Escuchar «esa canción», sin más, hasta que nos lloren los oídos creo que puede ser una experiencia bastante traumática porque inconscientemente hará que nos ahoguemos en nuestro dolor. La canción nos transporta sensorialmente a aquel momento feliz pero, ahora, esa felicidad pasada se proyectará en forma de melancolía y dolor. En lugar de abrirnos el camino hacia el futuro -que es lo que pretendemos- estamos estancándonos en el pasado, o mejor dicho, en sensaciones pasadas.
Personalmente considero dos métodos que me ayudaron a recuperar «mis cosas» tras percances sentimentales de una forma muy eficaz, uno más rápido y otro ya no tanto:
– El rápido consiste en «desanclar» mis películas, canciones, etc. de mi expareja. Para volver a «nuestro bar» he de hacerlo acompañado de amigos, familiares u otras personas con las que me sienta realmente a gusto en ese lugar. Así el sitio en concreto quedará impregnado de nuevas y agradables experiencias que ya no me remitirán a mi antigua pareja y será, de nuevo, «mio». Si lo hiciera yo sólo para enfrentarme a ello (que lo he hecho) más pronto que tarde me quedaré embobado mirando a ese rincón donde nos sentábamos, empiezaré a sentir angustia, y en lugar de recuperar «mi bar» lo llenaré de tristeza y melancolía.
Si el objetivo es recuperar una canción el sistema es parecido. Estoy sentado en un parque, es verano, pasando una agradable tarde con mis amigos. Es el momento perfecto para cantar con ellos esa canción que, en mi recuerdo, me remitía a mi expareja. A partir de ahí la canción queda ya regrabada con otra sensación en nuestra memoria y estará prácticamente recuperada. Si lo hiciera yo sólo, en mi casa, para enfrentarme a mi miedo, casi con toda seguridad terminaría anímicamente destrozado en un mar de recuerdos y sensaciones desagradables.
– El método lento no es ni más ni menos que el tiempo. Un buen día te acordarás que hace mucho que no ves cierta película que te gustaba, la pondrás, y ni siquiera recordarás por qué hacía tanto que no la veías.
Resumiendo, creo que lo importane es tener una estrategia para reprogramar los sentimientos asociados a aquellas cosas que queremos recuperar para nosotros. No es más que una pequeña anotación basada en experiencias personales.
Enhorabuena por el blog y muchas gracias por tus consejos.
Me gustaMe gusta
¡Hola Marinero!
Buen aporte y buen punto de vista. Lo del bar también lo hice yo. Al día siguiente de la ruptura 🙂
Se puede hacer con lentitud o se puede hacer con menos tiempo en un principio. La ventaja de la primera modalidad, es que te ahorras el shock. La ventaja de la segunda modalidad, es que ese shock te permite romper los patrones asociados a estos recuerdos de una manera más eficiente. Digamos que más que trauma es una terapia de choque. Eso sí, cada uno debe gestionarlo a su ritmo y al nivel de lo que considere mejor o más accesible en cada momento.
Un abrazo!!
Me gustaMe gusta