Agradable o deprimente, divertida o controvertida, la Navidad tras una reciente ruptura puede venir cargada de connotaciones dramáticas y comparaciones odiosas. Las buenas noticias son que la nostalgia es inevitable, pero el hundimiento es opcional.
No falla: da lo mismo como fuera la última Navidad con la ex pareja, que siempre sube un grado con respecto a la realidad. Si fue horrenda, se convertirá en regular: si fue regular, se convertirá en buena; si fue buena, se convertirá en maravillosa; y si fue maravillosa, ni unas vacaciones pagadas en el Hilton de las Seychelles comiendo langosta y practicando snorkel, podía comparársele.
La perspectiva navideña suele ser mucho más terrorífica en nuestra mente que en la realidad. Nuestro concepto de lo que nos espera se aboca a la imagen idílica de un anuncio de turrones: personas muy felices celebrando fiestas, abrazándose y rodeados de todos sus seres queridos. Y lo peor de todo: da igual la cadena, la hora o el lugar, siempre que estés haciendo zapping, estarán echando Love Actually.
Comparar nuestra propia realidad con esta idea prefabricada suele resultar deprimente: en lugar de participar de toda esta artificiosa algarabía publicitaria, lo que queremos es meternos en una cama, cubrirnos de mantas y rezar porque todo acabe lo antes posible y llegue la cuesta de enero, más afín a nuestros ánimos ahora mismo.
La buena noticia es que todo esto también es una excelente ocasión para avanzar en nuestro aprendizaje interior.
Lo que sentimos y proyectamos con respecto a los eventos especiales, es, en gran parte, un mero producto de nuestra imaginación. Más allá de sus orígenes religiosos y su contexto entrañable, la Navidad es un evento establecido para promover un pico de consumo, como lo es San Valentín o cualquier otra fórmula similar. Como tal, se nos incita a una traca constante de sentimientos y emociones que se traducen en compra de regalos, delicatessen alimentarias y decoraciones centelleantes.
Pero, seamos realistas ¿por qué te tiene que apetecer cenar con tu cuñado el día de rigor, si no te apetece ni verle el resto del año?.
Somos seres únicos. Que una sociedad, o un grupo, o los amigos, o incluso la familia tengan unas costumbres o sigan una serie de tradiciones es perfectamente respetable, pero no estamos obligados a seguirles, ni a imitarles.
En definitiva, si esta Navidad te toca pasar por el trago de estrenar ex pareja y no te apetece ni participar, ni mostrar entusiasmo, ni desear felicidades que no sientes, simplemente no lo hagas. En cambio, hay otras maneras de plantar vivencias alternativas, curiosas o interesantes encima de aquellos recuerdos asociados que nos resulten dolorosos.
Al apostar por caminos diferentes, nuestro cerebro cambia la manera en la que enlaza emociones y experiencias, ayudándonos a desinstalar el software navideño de serie y sustituirlo por una manera de celebrar -o descelebrar- personal, única e intranferible.
Es hora de desterrar telarañas y empezar a relacionar nuestras emociones con lo que hacemos hoy, no con lo que hicimos ayer.
Ni estas fiestas, ni las siguientes, ni tus cumpleaños, ni tus santos, ni cualquier otro evento especial para ti, va a suceder de nuevo. Aunque en parte sigas conectado al pasado, puede permitirte invertir un poco de presente en todas estas vivencias, por el mero hecho de que nunca volverás a poder vivirlas.
Como ejercicio, os invito a crear vuestros propios recuerdos de este año. Sustituir los villancicos por música cañera y divertida, hacer una maratón de cine de terror en casa, salir allá afuera cámara en mano y crear un reportaje de luces navideñas, ir a un bar y hartarse de bailar como locos, montar un senderismo, ir de viaje, apuntarse a un voluntariado en un comedor social en Nochebuena, organizar una búsqueda del tesoro, o simplemente meterse en la cama con una buena novela…
A modo de anécdota, hace algunos años, viví una Navidad tras una ruptura de la forma más inesperada y peculiar que podría haber imaginado nunca. La pasé con un grupo de soldados en un cuartel, en medio del campo, comiendo puro rancho con tenedores de plástico y brindando con el vino más peleón que pueda imaginarse.
No hubo cava, ni delicados manjares, ni decoraciones festivas y cada uno de nosotros estaba echando de menos a alguien. Aquel día, todos fuimos padres, madres, parejas e hijos, los unos de los otros. Fue una de las celebraciones más emotivas, inesperadas y entrañables que he vivido nunca y ni siquiera era la que había planeado, soñado o deseado aquel año.
Esta vivencia, que me llegó sin buscarla, me enseñó que nada está escrito. Que una pérdida duele, pero no hace que la vida se detenga, ni siquiera que tu forma de sentir, pensar u obrar esté paralizada en espera que el milagro del tiempo te despierte de la oscuridad.
Quizás estés en un momento en el que no puedas abrir las puertas de par en par, pero puedes empezar abriendo las ventanas. Todo lo que vivas en este mundo, al final, lo crearás tú y siempre será parte de ti, independientemente de cualquier otra persona que pueda compartirlo por un tiempo.
Así que si se te vienen encima las fiestas y las aguardas con la misma ilusión que una colonoscopia, desembarázate de tradiciones, entierra expectativas, viaja por un tiempo al Hoy y atrévete a hacer las cosas de otra manera de la que proyectaste: te sorprenderás de los resultados.
Como decía Kuato en Desafío Total: los hombres se definen por sus actos, no por sus recuerdos.
Gracias Cristina. Estoy en un momento en el que me creía que casi había superado mi ruptura y ¡zas! de pronto me vienen recuerdos de promesas hechas en las navidades pasadas. Me atacan los fantasmas del pasado y vuelve la nostalgia. Me alegro de ver que no soy la única a la que le apetece pasar unas navidades diferentes sin la obligación de andar fingiendo alegrías que no sentimos.
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Una vez más, Gracias Cristina, por no dejar nunca de fascinarnos con lo que escribes, al tiempo que nos invitas a ser nosotros mismos, mucho más allá de los convencionalismos y consumismos imperantes, He pasado Navidades en terrible soledad al tiempo que afrontaba una ruptura, y tengo que reconocer que estar solo es casi una medicina cuando tenemos que pasar por las turbulencias que a veces tenemos en nuestra vida….Por momentos me he sentido un bicho raro, por no estar deprimido y hundido, , como «está mandado», yo he estado aprovechando ese espacio de dolor para empezar de nuevo desde 0, no ha sido fácil, pero cuándo pasa el tiempo, me siento renovado, fortalecido, y con pocas ganas de compadecerme de mi mismo.
Un abrazote guapa
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me separé hace un mes y hoy justo pensando en qué haré en Navidad teniendo mi familia lejos, tu nuevo post entró en mi correo y pensé.. increibles casualidades..
yo haria una campaña para que en navidad aprendamos a sentirnos agradecidos por los regalos que nos da la vida.. las personas geniales que llegan a nuestras vidas y que nos ofrecen su cariño y amor en los momentos mas dificiles y los mas bonitos.. y tambien el regalo de aprender a sentirse bien con uno mismo aunque no pasemos navidades con la tipica escena de todos cenando juntos, el amor y la familia.. todo eso llega y nos toca en momentos preciados no tiene por qué ser en Navidad.
gracias por tu reflexión.
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Es curioso, porque resulta muy difícil encontrar a alguien que diga que le gusta la Navidad por él mismo. Suelen decir que por los niños, que les hace ilusión, por los abuelos, siempre por otras personas, pero si es por ellos mismos… suelen aborrecerla.
¿Para cuándo una oleada de sinceridad que barra la navidad como un tsunami las chabolas y dejemos de fingir alegría y hermandad porque lo mandan Disney y El Corte Inglés?
Cuando estás en pareja es una fuente de tensión porque has de hacer cosas que te apetecen poco con tu familia y muy poco con la de tu pareja, y cuando no la tienes es un recordatorio de que no la tienes.
Salvo los niños, los jugueteros, los cardiólogos y los dietistas, todos odiamos la navidad… Así que yo pienso ignorarla, hacer lo que me apetezca y especialmente ver a quienes me apetece ver el resto del año. Si veo a alguien sólo en navidad, es porque paso de él el resto del año.
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La Navidad es como todo en la vida, según el uso que se haga de ella, así te irá, No tengo un gran espíritu navideño ni ganas por que lleguen ni ganas de que pasen. Pero la vida me ha enseñado a quedarme con lo mejor de cada situación. No soy de los que pasan horas en grandes Centros comerciales, de compras o pensando en costosas cenas o regalos que al final no sirven para nada. Sin embargo, en este tiempo, nos reunimos en mi trabajo, nuestro equipo, otros compañeros jubilados o trasladados a los que recuerdo y tengo cariño, esta es la ocasión ineludible para vernos, pero Ojo, no me reuno porque sea Navidad, nos reunimos a comer juntos porque nos queremos, hemos pasado años juntos y eso une a la gente sobre todo si se han compartido buenas y malas experiencias, como puede ser una ruptura de pareja. La familia, los amigos, están en sus casas, pero tus compañeros de curro, están a tu lado cada dia, y si la relación es buena, son gente importante en nuestra vida, tanto o más que los otros. Tambien esta etapa es ideal para si durante el año hemos tenido algún enfrentamiento o alejamiento con algún amigo, familiar, incluso compañero, suavizar las cosas, aprovechar el ramalazo «romántico» que tiene la Navidad, para reencontrarnos, con personas que realmente no queremos perder de nuestra vida.
Incluso, cuando volvemos con la excusa de la Navidad a nuestro lugar de procedencia, y aprovechamos para reencontrarnos con amigos de muchos años. Se sabe que el año tiene 365 dias para organizar encuentros con aquellos a quienes queremos, pero la única fecha que todos tenemos predisposición a ello, es precisamente por ésta época.
A esto añadir, que con las nuevas tecnologías, todas muy útiles, no cabe duda, pero estamos perdiendo el valor de la palabra, de la verdadera comunicación, ya no hablamos con nuestro entorno, ahora mandamos Whatsupps, aunque tengamos tarifa plana para llamar a quien sea sin
coste alguno. A veces, necesito hablar con alguien, y solo me encuentro mensajes en el mobil, invitaciones al facebook. Me parecen de gran utilidad las redes sociales y las nuevas tecnologías pero si se van a acabar traduciendo en el «embrutecimiento» de la comunicación, y la desaparición de la palabra hablada, de la escucha activa, da igual entre amigos, familia, que mas da, en lugar de avanzar, vamos a terminar retrocediendo. La navidad es incluso la época para eso, sentarte en una tasca a tomarte un vino con ese amigo, que durante el año, por las razones que sea no encontramos un hueco para ello, y sin embargo ahora, buscamos el tiempo de donde sea para hacerlo y ademas, lo disfrutamos.
He pasado Navidades muy tristes y en soledad, y sin ganas de ver a nadie, no creo que hubiera sido muy inteligente ý saludable por mi parte renunciar al poco afecto que podía recibir de quien me quiere, por muchas ganas que tuviera de no ver a nadie. en esas fechas.
Para concluir esta reflexión no os voy a felicitar la Navidad, sería casi «una horterada» a estas alturas, os deseo que os sintais bien con vosotros mismos ahora, el próximo año, y siempre, y que nunca le tengais reparo a esta época, ni a la soledad, porque eso significará que nos tenemos a nosotros mismos para darle a nuestra existencia el color que queramos, os deseo que no sintais que el tiempo y la vida pasa por fuera, sino por dentro de nosotros mismos, así el paso del tiempo no será fuente de angustia ni de nostalgia, sino de plenitud. Yo particularmente, a este año 2014 le agradezco haber encontrado este blog con Cristina al frente, la cual me ha abierto las «entendederas» para seguir caminando mirando al futuro y con esperanza, sintiendo que tras cada noche, siempre vuelve a ser de dia, pero para ver la luz hay que abrir la «ventana» primero.
GRACIAS CRISTINA POR EXISTIR, ESTAR AHI, ESPERO Y DESEO QUE LO SIGAS ESTANDO POR MUCHO TIEMPO, PORQUE NOS HACES MUCHA FALTA Y ADEMAS, TE QUEREMOS
UN ABRAZO
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Querida Cristina:
Soy una seguidora fiel tuya. Necesito un consejo para estas fiestas que se acercan. Desde abril que mi exmarido ya no vive en casa. Terminamos muy mal por muchas de sus infedelidades y hasta con un hijo extramatrimonial en una de sus andadas y ahora con el divorcio son pasar manuntencion. Tengo 2 hijos y ellos quieren pasar la navidad connosotros dos, cosa que me llena de amgustia….por un lado no quiero comer con mi ex pero por otro digo es un rato y los peques estaran contentos, pero a lo mejor es una forma de crearles falsas ilusiones. Agradezco infinitamente tu consejo. Te quiero mucho a pesar de no conocerte…Te deseo lo mejor en tu vida.
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¡Hola Gaby!
El tema de reunirse en eventos como la Navidad varía según cada caso y cada familia: lo que quiero decir es que no hay una respuesta universal y 100% correcta o incorrecta para una situación de este tipo.
Lo que yo personalmente te recomendaría es que si reunirte este año para ti va a ser un suplicio, no lo hagas. Los niños no van a salir beneficiados de una comida con adultos tensos, incómodos o de mala gana, y además van a notar algo raro, así que tampoco es claro que haya un gran beneficio en forzar un encuentro de este tipo ahora mismo. Quizás os podéis plantear el que tu ex se pase un ratito a dejar lo regalos, por ejemplo, se los lleve a dar una vuelta o jugar, etcétera…O que pasen la Nochebuena con uno de vosotros y la Navidad con el otro. Si tus niños no son muy peques, es bueno hablar con ellos y explicarles (en un lenguaje adaptado a su edad) que mamá y papá ya no son novios y por eso no pasan las fiestas juntos, pero que los queréis un montón y que simplemente vais a celebrar la Navidad de forma diferente como hasta ahora.
Los niños si se les toma en cuenta, se les explica y razona, normalmente se van adaptando a los cambios, incluso mejor que los propios adultos.
Si optas por hacer de tripas corazón y celebrarlo todos juntos, también es recomendable que les exTpliquéis a los niños un poco lo mismo. Mamá y papá ya no son novios, etcétera…
Los hijos son lo más valioso del mundo y comprendo perfectamente que te plantees el pasar ese mal rato por el bien de ellos, porque eres madre y porque los quieres ver bien, pero de verdad que lo estar bien no depende de hacer una cosa concreta, sino de la forma en que lo gestionéis.
Un abrazo Gaby y encantada de conocerte y saludarte. Yo también me siento muy especialmente conectada a vosotros, a vuestros sentimientos y a vuestros problemas. Espero que este 2016 que se acaba clausure esta difícil etapa para ti y que el 2017 sea un año de reconstrucción y esperanza.
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Mil gracias Cristina por tu pronta respuesta!. Es tan bueno tenerte. Te deseo los mismos augurios para este 2017!!
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Hola y felices fiestas a todos y de paso…a ver si acaban ya. Yo decidí romper una relación que consideré estancada , había amor pero amor de amigos. Tome una de las decisiones más difíciles de mi vida. Ahora hará 5 meses que decidí terminar y yo pensaba que lo había superado,que estaba fuerte relativamente , pero me envio un feliz navidad por mensaje y ahí volví a subir al trenecito de las emociones, todo tipo de recuerdos, y tal como escribes en el artículo, parece que las navidades pasadas debieron ser fascinantes o eso recrea mi memoria. Total que iva bien fiestas de trabajo, eventos fantásticos , 0 recuerdos de mi ex etc…pero recibir un mensaje suyo navideño , sin querer me vi queriendo hacer lo que habitualmente haciamos, las mismas rutinas y claro , no es lo mismo es sensación de vacío. Así que estas navidades, me han vuelto a demostrar que aún me queda un camino.
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